La escritora bonaerense Betina González publica «Las poseídas», premio Tusquets de novela
SERGI DORIA / BARCELONA
Día 19/03/2013 - 11.18h
La generación de los setenta, crecida entre la dictadura militar y la democracia pide paso, aunque con voces divergentes. Premio Tusquets con «Las poseídas», Betina González (Buenos Aires, 1972) no se identifica con los narradores de su edad y se siente más afín a la tradición europea gótica.
Colegio religioso en los años de plomo con dos amigas que exploran los pliegues más mórbidos de la iniciación erótica y los juegos prohibidos que asoman al abismo del pecado… Doctorada en Literatura por launiversidad de Pittsburgh, González comenzó a imaginar «Las poseídas» hace años, en sus lecturas de las hermanas Brontë.
En la literatura latinoamericana, subraya, no existen novelas de iniciación con protagonismo femenino: «Quería aportar una mirada adolescente y femenina, que no feminista, desde la oscuridad y no desde el romanticismo. La adolescencia es cruel y, en lo que respecta a la mujer, esa crueldad adopta un estilo refinado y meticuloso, más complejo que el del hombre…»
En la novela de Betina González, las fantasías que provocan las «lolitas» faldicortas se conjugan con el misterio, aunque la escritora se distancia de la ola de erotismo comercial que nos invade: «Si unanovela erótica es buena, está más allá de la etiqueta…» En «Las poseídas», puntualiza, el erotismo no pretende gratificar al lector, sino plantearle dilemas: «Las escenas de sexo no tienen nada de erótico-festivo: domina la oscuridad, el ingrediente animal e incomprensible».
Como profesora de escritura creativa y semiótica en la universidad bonaerense, González se mantiene a distancia del aparato teórico heredero del estructuralismo: «Siempre me preocupó caer en esa jerga académica que acostumbra a disfrazar la mediocridad», señala.
Aunque alejada de la generación «metaliteraria» de Pauls, Piglia yBerti, se siente todavía más ajena a la literatura nacida en la década kirchsnerista: «En mi país se está haciendo una novela popular de barrio, localista y limitadora. Un realismo puro pastiche que evita la complejidad. Si Borges leyera la narrativa actual se llevaría un chasco…» Los escritores de su quinta militan en «la Cámpora» deCristina Fernández de Kirschner. En esta Argentina nacionalista «que compara el Papa Francisco con Messi, mi novela no habría encontrado editor», concluye la autora boanerense.

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