Bruselas exigía que los números rojos de las Administraciones Públicas quedaran por debajo del 5,8%. Hacienda se marcó un objetivo más ambicioso que no cumple. Lo achaca a la devolución del céntimo sanitario, con un coste de 1.699 millones
JESÚS SÉRVULO GONZÁLEZ Madrid 27 MAR 2015 - 13:17 CET
El déficit público del conjunto de las Administraciones Públicas ascendió en 2014 al 5,7% del PIB, dos décimas más que el objetivo que se había marcado el propio Gobierno (5,5%). No obstante, Bruselas exigía reducirlo por debajo del 5,8% del PIB por lo que la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, da por conseguido el esfuerzo presupuestario.
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"Se cumple el objetivo de déficit público. Se podía haber cumplido mejor porque hemos tenido una cuestión coyuntural, extraordinaria y única como es el pago del céntimo sanitario", ha asegurado la vicepresidenta del Ejecutivo en la conferencia de prensa tras el Consejo de Ministros.
Sáenz de Santamaría ha explicado que el Gobierno ha pagado 1.699 millones de euros como compensación del céntimo sanitario. Sin estos pagos a los transportistas que pagaron la tasa sobre los combustibles que Bruselas consideró ilegal el año pasado, el desfase presupuestario hubiera quedado en el 5,57% del PIB, según precisó la vicepresidenta.
En 2013 el déficit público ascendió al 6,33%, con un objetivo del 6,5%. Por lo que la reducción conseguida el año pasado supone un recorte de los números rojos de las administraciones de unas 63 décimas, equivalente a algo más de 6.500 millones de euros.
La desviación del objetivo presupuestario del año pasado hay que achacarlo a las comunidades autónomas que son las que más han incumplido con sus obligaciones presupuestarias. Registraron una desviación presupuestaria del 1,66% del PIB, frente al objetivo del 1% que tenía para el cierre de 2014. Este dato empeora incluso los números rojos que las autonomías registraron en 2013, cuando cerraron con una desfase del 1,52%.
Numerosas voces sostienen que esas metas son muy exigentes debidos a la estructura de gastos de las autonomías que deben financiar la sanidad, la educación y los servicios sociales, capítulos donde resulta muy difícil ajustar. Y a que los Gobiernos regionales apenas tienen capacidad tributaria para subir impuestos.
Solo tres comunidades han cumplido el objetivo de déficit: Navarra (0,68%), Canarias (0,91%) y País Vasco (1%). El resto, 14 autonomías, han inclumplido. Aunque Galicia (1,02%), Castilla y León (1,11%) y Andalucía (1,16%) se quedaron cerca de la meta. Ocho de ellas incluso han empeorado sus datos respecto al ejercicio precedente: Extremadura (2,44%), Cataluña (2,58%), La Rioja (1,21%), Comunidad Valenciana (2,39%), Madrid (1,34%), Cantabria (1,46%), Baleares (1,71%) y Asturias (1,30%).
"España está haciendo la política presupuestaria que hace que hoy estemos liderando el crecimiento y la creación de empleo en la zona euro. Estamos mostrando que España es el estado de las autonomías y que es gobernable, términos de coordinación de sus políticas presupuestarias", ha señalado el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, tras el Consejo de Ministros.
Montoro recordó como "a comienzos de legislatura se oían voces que decían que no es gobernable por el estado de las autonomías". Y había quien decía que había que cerrarlas. "Eso no es así y lo hemos demostrado", ha insistido. "El total suma y eso es lo que hace creible a un país".
Para restar importancia a la desviación de las comunidades, el titular de Hacienda ha explicado que "no es relajando objetivos ni flexibilizando condiciones presupuestarias como se alcanza la recuperación económica y la creación de empleo".
Los Ayuntamientos son las Administraciones Públicas que más saneadas tienen sus cuentas. Registraron un superávit del 0,53% del PIB, frente al 0,52% del año anterior. La Seguridad Social, por su parte, registró a finales del año pasado un déficit del 1,06%, cinco décimas menos que en 2013. Y se ajusta a su objetivo en el 1%.
La cifra de déficit de 2014, cuando la economía creció un 1,4%, revela que los ajustes en el gasto terminaron el año pasado. Desde finales de 2013, el Gobierno abrió el puño que estrangulaba a las administraciones públicas. El globo de la austeridad a ultranza se desinfló y ha dejado paso a una término más digerible "la sostenibilidad de las cuentas públicas". Pero la brecha en la sanidad, educación y servicios sociales sigue sangrando porque el gasto público no ha recuperado el nivel previo a la crisis.
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