lunes, 20 de abril de 2015

Xi mueve ficha en Pakistán para consolidar la influencia de China

Xi Jinping (centro), junto a su homólogo paquistaní, Mamnoon Hussain (derecha), y el primer ministro, Nawaz Sharif, a su llegada a Islamabad. / EFE

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Pekín invertirá 45.000 millones de dólares en el corredor económico con Pakistán

El desafío de la nueva ruta de la seda

MACARENA VIDAL LIY Seúl 20 ABR 2015 - 13:57 CEST


El presidente chino, Xi Jinping, ha movido una nueva ficha para consolidar la presencia y la influencia de China en el sur de Asia. El escenario es Pakistán, el mejor socio y el mejor cliente de armamento de Pekín. Tras el éxito diplomático obtenido en la formación del nuevo Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII), la segunda economía del mundo invertirá 45.000 millones de dólares (42.000 millones de euros) para crear el Corredor Económico China-Pakistán, una red de carreteras, ferrocarril y proyectos energéticos que comunicará la región occidental china de Xinjiang con el puerto paquistaní de Gwadar.

Xi llegó este lunes a Islamabad para firmar los acuerdos de lanzamiento del proyecto, con el que Pakistán aspira a resolver sus problemas crónicos de energía y reactivar una economía permanentemente por debajo de su potencial. China, por su parte, reafirma su presencia en la zona para contrarrestar la influencia de India, la otra gran potencia, y del otro gran aliado pakistaní, Estados Unidos, que el año pasado prometió a Islamabad 5.000 millones de dólares (4.659 millones de euros).

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Según Andrew Small, autor del libroThe China-Pakistan Axis: Asia´s New Geopolitics (El Eje China-Pakistán: La Nueva Geopolítica Asiática), China pretende “ayudar a estabilizar su socio más cercano, Pakistán, sobre el que Pekín ha estado cada vez más preocupado en los últimos años”. Asimismo, busca desarrollar conexiones fiables por tierra con el Índico; estimular el crecimiento económico en su interior, en momentos de ralentización, y exportar su exceso de capacidad. “China también está preocupada por las ramificaciones de la retirada de EE UU de Afganistán y el aumento de la amenaza terrorista, y ve los medios económicos como la mejor manera para atajar la militancia (terrorista) en su vecindario a largo plazo”, sostiene Small.

En una declaración antes de salir hacia Pakistán, Xi aseguraba que “nuestra cooperación en las áreas de seguridad y económica las reafirma mutuamente y ambas deben avanzar de modo simultáneo”.

El proyecto, del que se hablaba desde hace años sin que nunca hubiera llegado a materializarse, abarcará una longitud de cerca de 3.000 kilómetros. Es el paso más sólido de China hasta ahora para hacer realidad la nueva ruta de la seda, el ambicioso plan de Pekín para abrirse hacia Oriente Próximo y Europa a través de una red de transporte y comunicaciones por vía marítima y terrestre. El corredor contará casi con tanta aportación china como capital inicial tendrá el BAII (46.500 millones de euros), y más que los 40.000 millones de dólares (37.2000 millones de euros) que Pekín ha asignado al fondo para la ruta de la seda. En una rueda de prensa el viernes, el viceministro Liu Jianchao precisó que la financiación para el corredor no procederá del banco ni del fondo.

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