Ad portas de comenzar la segunda mitad de su periodo presidencial, Sebastián Piñera aborda sin corazas el momento político que vive el país. Asume que su gobierno fue incapaz de prever la fuerza y dirección que tomó el movimiento estudiantil y que no ha sido fácil la coordinación con su coalición. Pero asegura que la ciudadanía de a poco está comenzando a valorar los avances promovidos por su administración. Además enfrenta las demandas por reformas: "En Chile necesitamos una sociedad más justa y eso implica también un perfeccionamiento tributario".
Por José Luis Santa María, Director | jsantamaria@quepasa.cl.
Entrando en la recta final de un año particularmente agitado y complicado para su gobierno, el presidente Sebastián Piñera ya comienza a hacer evaluaciones para enfrentar la segunda mitad de su mandato. Ésta, inevitablemente, estará influenciada por los temas que lo que él define como "una nueva ciudadanía" ha puesto sobre la mesa: la necesidad de reformas políticas, la revisión del sistema tributario y, por supuesto, las reformas en materia educacional.
Mientras en el Parlamento se debate el Presupuesto 2012 y la última encuesta Adimark mantiene el nivel de aprobación a su gestión en un 31%, el presidente comenta también en esta entrevista las críticas que ha recibido desde su propio sector, el rol que ha jugado la oposición y los cambios introducidos en el diseño inicial de su gobierno. Faltan cuatro meses para que el calendario marque la mitad exacta de su período presidencial, y Piñera sabe que las discusiones y acuerdos que se logren en este tiempo pueden marcar lo que vendrá.
- A 100 días del rediseño de su gobierno, ¿cuál es su evaluación de la definición original que privilegió a ministros técnicos en desmedro de los políticos?
- Llevábamos 20 años en la oposición por lo que era natural que nuestros personeros más experimentados y comprometidos estuvieran en el Congreso. En marzo de 2010 tomamos la decisión de no nombrar ministros a parlamentarios. Con el correr de los meses decidimos que era bueno incorporar, aunque en forma excepcional, a personas con capacidad técnica y experiencia política que estuvieran en el Congreso. En una primera instancia invitamos a los senadores Matthei y Allamand, y luego a Longueira y Chadwick. Creo que fue una buena decisión.
- El ex ministro Fontaine criticó que otro de los errores iniciales fue no haber incluido a parlamentarios y políticos de la Alianza en los Grupos Tantauco.
- Tengo buena opinión del ex ministro Fontaine, pero en general no me gustan los ministros que apenas dejan el gabinete critican a sus propios equipos. En esta materia él está mal informado porque en los grupos Tantauco sí participaron muchos políticos y parlamentarios.
- ¿Cómo redefinió su relación con el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, luego del episodio de su renuncia de un día a mediados de septiembre?
- Después de ese diálogo profundo las cosas han mejorado sustancialmente. Conversamos de cómo mejorar su gestión, la del gabinete y también del presidente. También discutimos a fondo el tema de la seguridad ciudadana, porque este año se generó un problema de orden público que afectó los resultados, que habían sido muy buenos el año anterior. Acordamos un plan de acción para la lucha contra la delincuencia y el narcotráfico y de ahí salieron iniciativas como las leyes antisaqueo, antiencapuchados, la que protege la integridad de Carabineros y el plan Frontera Norte. También acordamos acciones en lo referente a la coordinación política del gabinete.
"Tengo buena opinión del ex ministro Fontaine, pero en general no me gustan los ministros que apenas dejan el gabinete critican a sus propios equipos. Él está mal informado porque en los Grupos Tantauco sí participaron muchos políticos y parlamentarios."
- ¿Qué tareas le pidió en ese sentido?
- Que fortaleciera su presencia en el Congreso para formar un equipo de trabajo entre los ministros Larroulet, Chadwick y él. Veo que el ministro Hinzpeter está haciendo su tarea con un grado de dedicación notable.
- Personalmente, ¿cuál ha sido su aprendizaje concreto en este tiempo?
- La Moneda es una gran escuela. He aprendido a ser más paciente, a priorizar y escuchar más. Uno no puede avanzar en el sector público al máximo de velocidad en todos los campos. Pero obviamente uno no cambia su carácter y forma de ser.
El nuevo Chile
- ¿Qué es lo que más le ha sorprendido de este "nuevo Chile" que se ha manifestado este año?
- Sin duda hay una nueva ciudadanía. Es una paradoja porque entre mejor le va al país más exigente y crítica se pone la gente. Esto es bueno porque pone mayor motivación, presión y exigencia al gobierno. Pero también es malo, porque a veces se aparta demasiado del realismo y la responsabilidad y se cae en un voluntarismo que no conduce a nada. Nosotros hemos cumplido con los compromisos económicos: con un crecimiento promedio de un 7%, hemos creado casi 600 mil nuevos empleos, se han mejorado las inversiones, exportaciones, productividad, los salarios y hemos mantenido a raya la inflación. En materia social cumplimos con la creación del Ministerio de Desarrollo Social, la extensión del posnatal, la eliminación del 7% y se creó el ingreso ético familiar. En el ámbito político, hemos enviado el proyecto de inscripción automática y voto voluntario, el voto en el extranjero con compromiso con Chile, la iniciativa popular de ley y la elección democrática de los consejeros regionales (cores). Por lo tanto, siento que hay una paradoja entre la temperatura de los termómetros y la sensación térmica que perciben algunos. En todo caso, estoy consciente de que hay una nueva actitud de la ciudadanía: está más empoderada, más severa en su juicio, más exigente e impaciente.
- De los análisis que ha leído, ¿cuáles le han parecido los más certeros para explicar este descontento?
- He leído como 10 teorías distintas y creo que es una combinación de ellas. Es un fenómeno mundial que se ha reflejado en la Primavera Árabe y en el movimiento de los indignados en Europa y Estados Unidos. Hay una insatisfacción en el mundo por la forma en que se comportaron las clases dirigentes en la anticipación de la crisis de 2008 y cómo ahora están manejando la crisis de 2011.
- ¿Por qué la clase política fue incapaz de anticiparlo?
- Esto fue una sorpresa. En cierta medida nosotros anticipábamos el movimiento estudiantil, que estaba programado desde el comienzo del año, pero no la magnitud y ni la dirección que fue adquiriendo.
- Usted ha dicho que a su gobierno la ciudadanía no le perdona ni una. ¿Por qué cree que lo tratan distinto?
- Esta ciudadanía más empoderada es mucho más estricta en sus juicios y evaluaciones. Siento que no nos perdonan ni una, tal vez porque son más exigentes con un gobierno de centroderecha que con uno de centroizquierda o, tal vez, porque se generaron muchas expectativas. En todo caso, la ciudadanía está siendo muy severa con todos, por eso en las encuestas la Concertación sigue cayendo. El mensaje es para el gobierno y la oposición: nos están pidiendo actuar con mayor responsabilidad, capacidad de diálogo y búsqueda de acuerdos.
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