El primer ministro italiano, Mario Monti
El primer ministro italiano cede a las presiones internas, sobre todo del mundo económico, y a las de Merkel, Obama y las cancillerías europeas
ÁNGEL GÓMEZ FUENTESAGFUENTES / CORRESPONSAL EN ROMA
Día 29/09/2012 - 02.42h
Cada día se hacían más fuertes las presiones de todo el mundo para que el primer ministro italiano, el tecnócrata Mario Monti, continúe al frente del gobierno tras las elecciones generales, previstas en abril. Se dan consideraciones políticas internas e internacionales justificar la continuidad del profesor Monti: la crisis de los partidos italianos sin ningún liderazgo claro, la delicada situación económica italiana, la crisis de la economía mundial y en particular de la eurozona, las presiones de los mercados financieros y de las cancillerías. Esas presiones han sido especialmente continuas y directas por parte de la canciller alemanaAngela Merkel y del presidente estadounidense Barak Obama. Hace pocos días Merkel le hizo a Monti una petición explícita: «Para Italia no se puede imaginar un futuro sin ti».
Finalmente, Mario Monti ha dado una respuesta a esas peticiones y ha declarado que está «dispuesto a servir al país, si Italia me necesita». Para manifestar este compromiso, ha elegido un escenario que diera a su anuncio una gran resonancia internacional: En Nueva York, ante una audiencia de grandes inversores, representantes de los colosos de Wall Street y del mundo político y diplomático americano. Monti ha precisado incluso que su disponibilidad de continuar como primer ministro tenía tres direcciones: «A las fuerzas políticas italianas para después de las elecciones, a la comunidad internacional y a los mercados». El anuncio de Monti ha sido una bomba. Ha supuesto un terremoto entre los partidos políticos. Monti no se presentará a las elecciones, pero como senador vitalicio que es podría recibir del jefe del Estado el encargo de formar un gobierno de coalición. En todas las encuestas, Monti es hoy con gran diferencia el candidato preferido de los italianos.
Día 29/09/2012 - 02.42h
Cada día se hacían más fuertes las presiones de todo el mundo para que el primer ministro italiano, el tecnócrata Mario Monti, continúe al frente del gobierno tras las elecciones generales, previstas en abril. Se dan consideraciones políticas internas e internacionales justificar la continuidad del profesor Monti: la crisis de los partidos italianos sin ningún liderazgo claro, la delicada situación económica italiana, la crisis de la economía mundial y en particular de la eurozona, las presiones de los mercados financieros y de las cancillerías. Esas presiones han sido especialmente continuas y directas por parte de la canciller alemanaAngela Merkel y del presidente estadounidense Barak Obama. Hace pocos días Merkel le hizo a Monti una petición explícita: «Para Italia no se puede imaginar un futuro sin ti».
Finalmente, Mario Monti ha dado una respuesta a esas peticiones y ha declarado que está «dispuesto a servir al país, si Italia me necesita». Para manifestar este compromiso, ha elegido un escenario que diera a su anuncio una gran resonancia internacional: En Nueva York, ante una audiencia de grandes inversores, representantes de los colosos de Wall Street y del mundo político y diplomático americano. Monti ha precisado incluso que su disponibilidad de continuar como primer ministro tenía tres direcciones: «A las fuerzas políticas italianas para después de las elecciones, a la comunidad internacional y a los mercados». El anuncio de Monti ha sido una bomba. Ha supuesto un terremoto entre los partidos políticos. Monti no se presentará a las elecciones, pero como senador vitalicio que es podría recibir del jefe del Estado el encargo de formar un gobierno de coalición. En todas las encuestas, Monti es hoy con gran diferencia el candidato preferido de los italianos.
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