viernes, 4 de enero de 2013

Puerto seguro

En tres semanas Chile albergará la primera cumbre entre la Unión Europea y el grupo de Latinoamérica y el Caribe. Con una fuerte crisis económica, el Viejo Continente mira al sur con ojos distintos. Así se prepara La Moneda para la cita que se anticipa como el inicio de una "nueva era" entre ambos bloques.

Por Qué Pasa

Un borrador de diez páginas ocupó la atención de Sebastián Piñera durante las fiestas de fin de año. El texto es la última versión de un documento que es negociado hace un año y medio entre Santiago y Bruselas, sede de la Unión Europea: la declaración final de la primera Cumbre Celac-UE, que se realizará entre el 24 y el 26 de enero en Santiago.

La cita es el encuentro internacional que recibirá más mandatarios en la historia del país. Pero su trasfondo es mayor. Por primera vez, América Latina y el Caribe se presentarán ante Europa como un bloque unido, en momentos en que el Viejo Continente enfrenta una fuerte crisis económica y Latinoamérica crece. De los 61 países que conforman ambos bloques -34 de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, Celac, y 27 de la Unión Europea-, 40 jefes de Estado y de gobierno ya han confirmado su asistencia. Entre ellos, Ángela Merkel, de Alemania; Mariano Rajoy, de España; François Hollande, de Francia; y Enrique Peña Nieto, de México. También se espera la asistencia de Mario Monti, de Italia; y Dilma Rousseff, de Brasil. El cálculo es que deberían asistir alrededor de 45 mandatarios, una cifra alta considerando el extenso viaje desde Europa. El peso de ambos bloques es del 30% del PIB mundial.

Su organización depende de la Secretaría Ejecutiva de Cumbres, encabezada por el diplomático Fernando Barrera. Desde Presidencia, los detalles han sido coordinados por el equipo que dirige María Irene Chadwick. Porque para La Moneda, el encuentro además tiene otra dimensión. Lo ven como la oportunidad de mostrar el reconocimiento internacional que existe sobre la administración Piñera, posicionando al país como un actor clave regional. No sólo por la cita en sí misma, sino por el interés que existe en la Alianza del Pacífico, una de las iniciativas impulsadas por el mandatario.

La importancia se refleja en una anécdota. Hace unas semanas, Sebastián Piñera le dijo a Ignacio Rivadeneira, su jefe de contenidos, que prepararía personalmente todas sus intervenciones en las cumbres de fines de enero, que son cuatro: un discurso inaugural y otro de clausura en cada cita. Y, además, ha supervisado la preparación de los regalos.

A la búsqueda del nuevo trato

En La Moneda destacan que uno de los elementos distintivos de la cumbre Celac-UE es la cantidad de reuniones paralelas en el marco del encuentro. En diciembre tuvo lugar en Viña del Mar la reunión de ministros de finanzas de Celac, a la que asistió la directora del FMI, Christine Lagarde. Además, se darán encuentros a nivel parlamentario, judicial, académico y de la sociedad civil. Pero el que mayor interés ha concitado es el encuentro empresarial, que espera congregar a más de 500 líderes y altos ejecutivos.

En la cita, organizada por la CPC, hasta el momento hay confirmados más asistentes europeos que latinoamericanos. Entre ellos están el presidente de GDF Suez, Gérard Mestrallet; el CEO de Enel, Fulvio Conti; el director general de Acciona Energía, Rafael Mateo; y el presidente del Banco Europeo de Inversiones, Werner Hoyer. Y los organizadores están a la espera de la confirmación del mexicano Carlos Slim. Además, participarán Piñera, Rajoy, Peña Nieto, Merkel, Hollande y el colombiano Juan Manuel Santos.

El ejemplo muestra el interés que existe entre los europeos por ponocer de primera mano el escenario en América Latina. Una situación empujada, entre otros aspectos, por la perspectiva económica. Según el Banco Mundial, mientras el crecimiento final en 2012 de América Latina sería en torno al 3%, Europa sufrirá una contracción de 0,3%.

Para Piñera, esto marca una nueva posición para Latinoamérica y el Caribe, que con sus 600 millones de habitantes equiparan el peso poblacional de los 500 millones de la UE. Así, ha hablado de un “nuevo trato” y una “nueva era” que permita encarar un futuro como socios más que una relación de asistencia, como fue la tónica hacia fines del siglo XX. El mayor símbolo es el eslogan: en octubre la Fundación Imagen de Chile propuso el lema “Apuntando alto”.

El “efecto cumbre”

Tanto en La Moneda como en Cancillería plantean que la cita es una oportunidad para mostrar dos áreas en que el gobierno es bien evaluado: relaciones internacionales y manejo económico. Esto, en línea con el tema central de la cumbre, que serán las “inversiones de calidad”: es decir, generar proyectos con altos estándares, potenciando la cooperación entre ambos bloques.

En el Ejecutivo aseguran que la cita permitirá que Piñera se muestre en un rol de estadista, y confían en que, sobre todo de parte de los líderes europeos, abundarán los elogios hacia el modelo chileno. Junto con eso, se ha buscado evitar señales de ostentación: los saludos protocolares se harán en grupos de mandatarios -y no uno a uno, como es usual-, y los actos artísticos estarán vinculados a las dos cenas que se ofrecerán para cada uno de los encuentros.

Piñera encargó que la planificación de las cumbres fuera “eficiente”: es decir, privilegiando las reuniones de trabajo antes que los tradicionales plenarios en que intervienen todos los mandatarios con declaraciones, al estilo de la sesión de la Cumbre Iberoamericana de 2007 en Santiago en que el rey Juan Carlos de España interpeló al venezolano Hugo Chávez con el recordado “Por qué no te callas”.

A eso se suma que los potenciales puntos de tensión entre asistentes a la cita han ido disminuyendo en las últimas semanas. Por ejemplo, Paraguay -cuyo gobierno no es reconocido por parte importante de la Unasur- ya anunció que no vendrá a Santiago. Y lo más probable es que David Cameron, el premier británico, tampoco acuda al encuentro, donde podría enfrentar reclamos de Cristina Fernández por las Malvinas y un choque con Rafael Correa por el asilo de Ecuador a Julian Assange, la cabeza de WikiLeaks.

Además, la relación con Perú y Ollanta Humala tras los alegatos de La Haya pasa por un buen momento. El único punto que mantiene alerta a Cancillería es la forma en que Evo Morales levante la aspiración marítima boliviana, un tema que ha sido recurrente en los últimos foros.

Chile sale al mundo

En el equipo de Presidencia tienen marcado el domingo 20 de enero como una fecha clave. Ese día, Sebastián Piñera recibirá en Santiago a la comitiva del Rally Dakar y participará en su ceremonia de premiación. Pero además, según reconocen, el evento será una suerte de “punto de partida” para las actividades de la siguiente semana, con múltiples visitas oficiales y las dos cumbres: la de la UE con el Celac y la de este bloque por sí mismo, que se realizará el domingo 27, a continuación del término del primer encuentro.

La cita ha sido trabajada incluso desde antes del inicio del gobierno. De hecho, Piñera y Alfredo Moreno asistieron como presidente electo y futuro canciller a la cumbre de Cancún de febrero de 2010 en que se fundó la Celac, y donde se estipuló que las siguientes cumbres serían en Venezuela en 2011 y en Chile en 2012. Fecha que fue cambiada para hacerla coincidir con la cita con la UE y pensando que enero es un mes en que el impacto de las actividades en la vida diaria de los ciudadanos de Santiago es menor.

Aun cuando el presupuesto de US$13 millones es reducido para el promedio de las cumbres -la cita del G20 en 2012 en México, por ejemplo, costó US$80 millones-, el despliegue será grande. La organización tiene reservados 12 hoteles oficiales para las delegaciones -entre ellos el Hyatt, el Ritz Carlton, el Marriott y el Sheraton- y 27 hoteles de apoyo. Cada país recibirá dos suites a cargo de los organizadores, más diez piezas reservadas para la delegación que deberán pagar si desean ocupar. Además, Chile pondrá cinco automóviles para cada delegación, proporcionados por la firma Hyundai y conducidos por carabineros que seguirán dispositivos de seguridad que vienen preparándose hace seis meses.

El lugar central de las cumbres será Espacio Riesco. Además del salón de plenario y el dispuesto para los retiros de los mandatarios, se dispondrán salas para reuniones bilaterales y briefings de las delegaciones con la prensa. En tanto, la señal oficial se prepara para transmitir 50 horas entre el 24 y el 28 de enero. Los organizadores sellaron un acuerdo con DirecTV para tener un canal que transmita íntegramente el encuentro para Latinoamérica. En el caso de Europa, habrá dos señales: una en español y otra en inglés, ambas distribuidas por European Satellite, que contarán con pequeñas cápsulas de dos a tres minutos con imágenes de Chile y material del diálogo histórico entre América y la UE.

A cargo de la puesta en escena están Reinaldo Sepúlveda, el director de Producción de La Moneda, y Michael Boys, jefe de Comunicaciones de la Secretaría Ejecutiva de las cumbres. Para la cita, además, están buscando a un director de televisión para la señal oficial. Ambos han estado en conversaciones con Cristián San Miguel, quien tiene una extensa trayectoria en eventos deportivos y que encabezó la transmisión del Festival de Viña del Mar.

Con la mirada en el Pacífico

Uno de los factores a ver en la cumbre será el interés de la UE por la Alianza del Pacífico. El bloque fundado en abril de 2011 y que agrupa a Chile, Colombia, México y Perú, reúne a países con economías abiertas y fuerte crecimiento. Agrupan el 35% del PIB de Latinoamérica y, de contarse como un solo país, serían la novena economía mundial.

Pero además, sus miembros llegarán en posiciones expectantes. Además de Chile y su rol como anfitrión, Colombia vendrá en medio de las conversaciones entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC para terminar el conflicto armado que se extiende por cerca de medio siglo. Enrique Peña Nieto hará su estreno en Santiago como presidente de México ante la mayoría de sus pares latinoamericanos y europeos; y Ollanta Humala arribará tras un año y medio de gestión que ha sido elogiada por el mundo empresarial de su país.

A ello se suma que países de todas partes del mundo han solicitado ser observadores del grupo. Entre los admitidos están Australia, Canadá, Costa Rica, España, Japón, Nueva Zelandia, Panamá y Uruguay. El modelo del bloque es visto como una alternativa distinta al ALBA, el eje impulsado por Hugo Chávez. Y en las citas previas se ha destacado que el modelo de los países que lo integran es más similar al que tradicionalmente ha imperado en Europa. De hecho, ninguno de esos países ha realizado expropiaciones parecidas a las hechas por Venezuela, Bolivia y Argentina, que han afectado a empresas europeas en la última década.

Los organizadores reconocen que en la cita habrá un espacio para encuentros entre alianzas como el Mercosur o el Caricom con la Unión Europea. Y que lo más probable es que la Alianza del Pacífico haga un gesto generando una reunión propia, para resaltar la vigencia del grupo.

Con todo, desde Cancillería también se resalta que el principal hito será mostrar unidos a Latinoamérica y el Caribe. Y en eso, consideran como un plus que Chile haya trabajado junto a Venezuela y Cuba -antecesor y sucesor en la presidencia pro témpore de la Celac- para organizar la cumbre, pues es una muestra de que, pese a la diversidad política, la región puede trabajar en conjunto.

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