viernes, 29 de marzo de 2013

Corea del Norte prepara sus misiles para atacar las bases de Estados Unidos

Kim Jong-un observa el lanzamiento de un cohete el pasado mes de diciembre / REUTERS

Kim Jong-un convoca a sus generales a una reunión de emergencia después de que dos bombarderos invisibles B-2 participaran en unas maniobras en Corea del Sur

PABLO M. DÍEZPABLODIEZ_ABC / CORRESPONSAL EN PEKÍN
Día 29/03/2013 - 08.20h

Para el joven dictador de Corea del Norte, Kim Jong-un, ha llegado la hora de «ajustar la cuentas con los imperialistas de Estados Unidos». Según la agencia estatal KCNA, así se lo ha hecho saber a sus generales, a los que ha convocado este viernes en una reunión de emergencia después de que dos bombarderos invisibles B-2 participaran el jueves en unas maniobras conjuntas con el Ejército de Corea del Sur.

Rompiendo el secretismo habitual en este tipo de misiones, el Pentágono desveló el jueves que dichos aviones, que tienen capacidad para transportar bombas atómicas, habían volado desde su base en Misuri para lanzar proyectiles de fogueo en un campo de tiro ubicado en una isla de Corea del Sur. En plena escalada de la tensión en la Península Coreana, dicho anuncio ha enervado a Kim Jong-un, que ha ordenado poner sus misiles en alerta y tenerlos preparados para atacar la bases estadounidenses en Corea del Sur, en sus islas del Pacífico, como Guam y Hawai, y en propio suelo norteamericano. A su juicio, el vuelo de estos bombarderos indica que «la hostilidad de EE.UU. contra Corea del Norte ha entrado en una fase temeraria, más allá de las amenazas y los chantajes».

Unas acusaciones que negó el secretario de Defensa estadounidense, Chuck Hagel, al asegurar que la participación de los B-2 en los ejercicios militares con Corea del Sur era normal y no pretendía provocar al régimen estalinista de Pyongyang. A pesar de sus palabras, también admitió que la tensión había elevado el peligro en la zona y «tenemos que comprender esa realidad». A su lado en una comparecencia conjunta ante la Prensa, el jefe del Estado Mayor, el general Martin Dempsey, explicó que el principal objetivo de esas maniobras era «garantizar a nuestros aliados que pueden contar con nosotros y que estamos preparados».

Aviso

Con el envío de los bombarderos B-2, que volaron 10.500 kilómetros, la Administración Obama pretende lanzar un serio aviso a Kim Jong-un, quien desde el pasado mes de febrero, cuando llevó a cabo su tercer ensayo nuclear, renueva sus amenazas cada día con distintas provocaciones y bravuconadas. Además de difundir vídeos propagandísticos simulando ataques devastadores contra Nueva York y el Capitolio, ha cortado las comunicaciones con Corea del Sur tras anular el armisticio vigente entre ambos países desde el final de la guerra hace 60 años. En teoría, las dos Coreas siguen levantadas en armas porque jamás llegaron a firmar un tratado de paz para poner fin a la contienda, primer enfrentamiento de la Guerra Fría cuya última frontera aún sigue en pie en el Paralelo 38.

Con sus singulares alas de murciélago, los bombarderos B-2, invisibles al radar, son una de las más sofisticadas armas con que cuenta el Pentágono porque pueden volar bajo y penetrar las defensas antiaéreas del enemigo. Se supone que su puntería es la más afinada de los bombarderos estadounidenses, pero fue un proyectil lanzado por un B-2 el que en 1999 cayó sobre la Embajada de China en Belgrado durante los bombardeos de la OTAN sobre la Yugoslavia de Slobodan Milosevic. Dicho ataque, en el que murieron tres chinos, dañó seriamente las relaciones entre Washington y Pekín e incluso provocó protestas callejeras frente a las legaciones diplomáticas de EE.UU. en este país. Aunque el entonces presidente Clinton se disculpó por lo que consideró un «error», una teoría más o menos conspirativa sostiene que el ataque fue a propósito y que el Pentágono quiso dar un escarmiento a China porque sus servicios de inteligencia estaban pasando información al régimen de Milosevic. Ahora, en plena crisis entre las dos Coreas, los B-2 vuelven a hacer acto de presencia.

Los expertos creen improbable que Corea del Norte se atreva a atacar a EE.UU., pero la tensión creciente podría provocar algún incidente, como ocurrió con unos ejercicios de tiro que acabaron con el bombardeo de la isla surcoreana de Yeongpyeong en noviembre de 2010, en el que murieron dos soldados y dos civiles.

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