Por La Hora
En lo que va de la temporada, se han realizado ya 415 inspecciones de parte de la Seremi de Salud Metropolitana, las que han tenido como resultado 70 sumarios sanitarios. De todas formas, el Sernac y la autoridad sanitaria entregaron recomendaciones para consumir pescados y mariscos con tranquilidad.
El Sernac indica que al adquirir pescados deben estar duros y no ceder a la presión del dedo. También deben tener la piel lisa, sin erosiones ni rasgaduras. No olvide que los pescados en buen estado no presentan malos olores.
Si los prefiere envasados, no olvide fijarse en que el envase del producto se encuentre herméticamente cerrado, sin abolladuras ni daños exteriores. Recuerde que los envases en conserva que estén oxidados, golpeados o hinchados evidencian que han sido mal embalados, tienen mucho tiempo o están contaminados.
No olvide que los mariscos frescos deben estar vivos. La mejor manera de comprobarlo es con el tacto, ya que se moverán o cerrarán sus conchas. Los mariscos frescos no tienen mal olor, sino aroma a mar.
Por su parte, la Seremi de Salud recuerda que los alimentos deben estar almacenados a no más de 5 ºC y debe mantenerse la cadena de frío hasta el momento de su preparación. Además, recuerde que el jugo de limón no cuece los pescados ni los mariscos.
Envases bien sellados
Aunque suene de perogrullo, en lo primero que hay que fijarse en un pescado envasado es que esté herméticamente sellado. Cualquier rasgadura es señal de alerta.
Cadena de frío
El aspecto más importante, eso sí, es conservar la cadena de frío al momento de comprar el pescado. De nada sirve una buena compra si se deja al sol.
Branquias rojas
Las agallas (branquias) deben estar rojizas y los ojos brillantes. Si las pupilas del ejemplar son más turbias que brillosas, mejor no comprarlo.
Carne dura
Un pescado en buen estado debe presentar una carne dura y resistente al tacto. Si se hunde, es que entonces el pescado ha pasado más tiempo en tierra que en el mar.
Sin olor a pescado
Un pescado bueno no huele a pescado, esa es la máxima a respetar. Un ejemplar en buen estado huele a mar, pero a nada más.
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