John Kerry con el primer ministro chino Li Keqiang
CRISIS DE LOS MISILES
Tras pasar por Seúl, el responsable de la diplomacia estadounidense visita Pekín para hacer frente a Corea del Norte
PABLO M. DÍEZ - Día 13/04/2013 - 12.56h
En la segunda escala de su gira asiática, el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, ha recalado este sábado en Pekín, donde intentó recabar el apoyo del régimen chino para frenar la escalada militar en la Península Coreana y hacer frente a las amenazas de Kim Jong-un. Además de entrevistarse con el ministro de Exteriores chino, Wang Yi, Kerry su agenda incluye sendas reuniones con el primer ministro Li Keqiang y con el presidente Xi Jinping.
A tenor del responsable de la diplomacia estadounidense, “no hay un grupo de dirigentes como los chinos en la faz del planeta que puedan marcar la diferencia” con Corea del Norte, su tradicional aliado histórico. Así se lo comentó Kerry a un grupo de ejecutivos americanos el viernes por la noche en Seúl, a quienes les confió que China debería mostrarse más firme con la política de desnuclearización a seguir con el régimen estalinista de Pyongyang.
Aunque Corea del Norte sería ya historia si no fuera por China, a quien le interesa mantener la situación actual, el régimen de Pekín ha variado su postura en los últimos tiempos hasta apoyar las últimas sanciones de la ONU contra el ensayo nuclear ordenado por Kim Jong-un en febrero. Sin citarlo expresamente, el presidente Xi Jinping aprovechó la semana pasada su presencia junto a cientos de hombres de negocios en el Foro de Boao para advertir de que “a ningún país se le debería permitir llevar una región, o incluso el mundo, al caos por intereses egoístas”.
“Señor presidente, el mundo se enfrenta un momento crítico con algunos asuntos que son un auténtico reto en la Península Coreana, con las armas nucleares de Irán, Siria, Oriente Medio y las economías globales que necesitan un impulso”, le dijo Kerry a Xi Jinping durante su encuentro en el Gran Palacio del Pueblo de Pekín.
La Casa Blanca y el Gobierno surcoreano sospechan que, tras un mes de amenazas casi diarias, el régimen dirigido por Kim Jong-un disparará dos misiles Musudan de medio alcance que sus satélites espía han captado en la costa oriental del país. Aunque dichos proyectiles y varias rampas de lanzamiento han estado moviéndose de un lado para otro con el propósito de despistar a los servicios de Inteligencia, la agencia Yonhap informa de que llevan dos días quietos, lo que podría indicar que no van a ser disparados de forma inminente, como se temía en un principio. En teoría, porque aún no han sido probados, dichos misiles pueden recorrer 3.500 kilómetros y golpear Japón y la base militar estadounidense en la isla de Guam. Pero Corea del Norte no pretende lanzar un ataque con ellos, sino llevar a cabo un ensayo balístico para celebrar el lunes el 101 aniversario del nacimiento de Kim Il-sung, padre de la patria y abuelo de su actual dictador.
China es el único valedor que le queda a Corea del Norte y su principal socio económico, ya que el comercio entre ambos países ha crecido hasta rozar el año pasado los 6.000 millones de dólares (4.671 millones de euros). Aunque Pekín permite la supervivencia del régimen norcoreano, se encuentra con un constante foco de tensión bélica y hasta nuclear, lo que provoca una movilización militar de EE.UU. que contempla con preocupación cada vez que sus portaaviones, cazas y bombarderos se acercan demasiado a sus fronteras. A pesar de la tensión creciente, expertos como Park Young-hoo, del Instituto de Corea para la Unificación Nacional (KINU), explican a ABC que “Pyongyang no llevará a cabo ninguna acción militar porque China se ha involucrado para rebajar la actual crisis”.

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