viernes, 19 de julio de 2013

"Pablo no estaba cómodo con la forma en que llegó a ser candidato"

Gonzalo Cornejo, uno de los colaboradores más cercanos de Pablo Longueira, entrega detalles de la última semana de la truncada candidatura presidencial. "Durante esos días vivió una lucha intensa de querer, pero no poder", revela.

Por Josefina Ríos (Qué Pasa)


Gonzalo Cornejo reconoce que está impactado con la decisión de Pablo Longueira de bajar su candidatura presidencial por estar afectado de una severa depresión. “Fue sorpresivo para todos”, asegura quien fuera uno de lo colaboradores más cercanos al ex presidenciable de la UDI durante los 57 días que duró la campaña de primarias, la cual se coronó inesperadamente con el gremialista derrotando a Andrés Allamand.

Hoy Cornejo cuenta con dolor que desde Santiago coordinó junto a la familia -que se encontraba con Longueira en Melipilla- y al círculo más íntimo del ex candidato la forma en que se comunicaría a la opinión pública su decisión. Pero asegura que tarde o temprano su amigo de más de 30 años se recuperará y volverá al servicio público.

-Usted estuvo junto a Longueira durante toda la campaña. ¿No notó nada extraño durante este tiempo?

-Conozco a Pablo hace mucho tiempo, y quizás soy una de las personas que más le insistieron en que debía ser candidato presidencial. Él siempre encontró buenas razones o personas mejor posicionadas o calificadas que él para no asumir ese desafío, pero siempre al final de la conversación reconocía que si él sentía íntimamente que no había otra alternativa mejor que él, no iba a eludir la responsabilidad e iba a asumir el desafío presidencial. Contra su voluntad, y sin el hambre natural y legítima que tienen normalmente los políticos de querer ser un presidenciable, terminó aceptando la candidatura.

-¿O sea aceptó la candidatura a contrapelo?

-Diría que asumió porque sintió que no podía decir que no. Si él hubiese querido ser candidato presidencial de la UDI lo hubiera sido hace mucho tiempo. Y estoy hablando de esta elección, no de la elección de 2007 en que también lo podría haber sido. Él fue el que abrió la posibilidad de que dentro de la UDI se optara por un candidato independiente e, incluso, en ese minuto apeló al nombre de la UDI: Unión Demócrata Independiente.

-Una vez que aceptó la nominación de la UDI, ¿se sintió cómodo como candidato presidencial?

-No estaba cómodo, creo yo, con la forma en que llegó a ser candidato. Fue una petición unánime del partido después de un episodio muy duro y doloroso humana y políticamente hablando para Laurence Golborne. Pienso que esa fue su mayor incomodidad. Pero él también entendía que no había tenido ninguna responsabilidad en esos hechos ni participación alguna en esa decisión. Frente a ese escenario, cuando la UDI se lo pide sintió que era ineludible y aceptó sin medir cálculos fríos, sin medir consecuencias posibles ni efectos colaterales que pudiesen perjudicar su carrera o imagen política.

-¿Lo que sucedió es el costo de una campaña relámpago?

-No sé si será el costo, porque yo no atribuyo lo que sucedió necesariamente a lo que ocurrió en la primaria. Estas cosas pasan por razones inexplicables; para los creyentes por designios de Dios, para otros por cosas del destino o porque finalmente el organismo en algún minuto da una señal y ocurren estas cosas. Lo que sí sé, porque lo viví es que él en los 57 días de primaria tomó esto con un sentido de responsabilidad y de jugarse no al 100, sino al 1000% por un desafío que le había tocado asumir por esta petición de la UDI con un objetivo muy claro: que hubiese un segundo gobierno de la Alianza, en el convencimiento de que eso era lo mejor para Chile.

-¿No piensa que fue un error, dado los antecedentes que tenía de otros episodios en que también estuvo estresado y angustiado, ir a esta primaria extenuante y no apostar a la primera vuelta, como él mismo propuso en un comienzo?

-Muchas de las decisiones de Pablo en política han sido opciones tomadas no pensando qué es lo que más le conviene a él, sino qué es lo que más le conviene al sector. Asumir la candidatura en las condiciones que la asumió es una decisión que claramente tiene costos. Pero él se convenció de que era muy importante dar una señal de unidad en ese minuto ya que acercaba al sector a conseguir su objetivo último: lograr un segundo gobierno de la Alianza. Lo hace aun sabiendo que será una candidatura corta y cuesta arriba, una misión casi imposible.

- ¿No cree que el desenlace hubiera sido distinto si se hubiese optado por llegar hasta la primera vuelta?

-La verdad no creo que este cuadro de depresión mayor que está viviendo Pablo tenga que ver con el hecho de haber sido muy intensa la campaña primaria. Lo vi trabajar con una intensidad inaudita en Economía y nunca manifestó el problema que tiene hoy. Le tocó ahora, pero no sé por qué… no sé, le tocó.

-Si no fue la campaña, ¿en qué momento entonces empieza a mostrar los primeros signos en que usted dice “algo está pasando, no lo veo bien”?

-Creo que los primeros síntomas de que algo no estaba bien fue a fines de la semana pasada.

-¿Por algún hecho en particular?

-No. Él terminó muy cansado luego de la campaña primaria, pero tras el triunfo vinieron semanas de relativa normalidad, menos intensidad, tuvimos varias reuniones de análisis, de proyección, de ir avanzando en escenarios de unidad. Lo que sí sentíamos es que efectivamente Pablo estaba muy cansado. Por eso todos coincidimos en que era importante que se fuera a descansar.

-¿No les llamó la atención que se tomara vacaciones? Mucha gente lo cuestionó.

-No había ninguna duda, desde Joaquín Lavín para abajo todos estábamos con ganas de desaparecer una semana, de descansar y desconectarnos, sobre todo por lo intenso que era el desafío que venía hacia adelante. De hecho, originalmente habíamos pensado que tomara dos semanas de vacaciones, finalmente las fue acortando, precisamente por esta capacidad de trabajo que tiene Pablo. Al final partió el jueves de la semana pasada a Melipilla.

-¿Ahí ya notó que algo andaba mal?

-Ahí ya se fue como muy… Hoy día me doy cuenta de que era algo más que cansancio.

-Hay quienes plantean que el cáncer que sufre el hijo menor de Pablo Longueira fue determinante en la situación que enfrenta hoy.

-Creo que no. Él mismo ha reconocido que vivieron días muy duros y sé que fueron momentos terriblemente dolorosos para él y su familia. Pero ha sido un dolor que ha ido superando con el cariño de su mujer y sus hijos. A mí no me cabe la menor duda de que de este nuevo episodio que es muy doloroso para él, para su familia y para nosotros que lo queremos mucho se va a volver a recuperar y vamos a tener Pablo Longueira ojalá para mucho rato.

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