El jefe de personal de la Casa Blanca, Denis MacDonough, saluda a varios empleados en su regreso al trabajo
La Administración federal recupera la normalidad tras las casi tres semanas de cierre por el pulso fiscal entre demócratas y republicanos
EMILI J. BLASCO / CORRESPONSAL EN WASHINGTON - Día 17/10/2013 - 16.38h
Losl Starbucks de la Freedom Plaza, cerca de la mayor aglomeración de oficinas del Gobierno en el centro de Washington, volvió este jueves bien temprano a la normalidad. El habitual caudal de funcionarios entró a comprar su café americano, bien grande como parece ser norma en EE.UU.
«No estoy preocupado con la rapidez con que me pagarán el sueldo de las dos semanas que no hemos trabajado, pero yo soy soltero; hay compañeros que tienen familias que mantener», afirmaba uno de los primeros en circular por la zona, empleado en el Export-Import Bank, una entidad financiera pública. «Los dos partidos son responsables de esto, y la credibilidad del Congreso, especialmente de la Cámara de Representantes, sigue cayendo, aunque la Cámara nunca gozó de amplia popularidad», afirma, sin querer entrar mucho en política, pero lo suficiente como para mostrar su hartazgo de la habitual falta de consenso en el Capitolio.
A una calle de allí, los trabajadores de la Agencia de Protección Ambiental (EPA por sus siglas en inglés), el organismo más afectado por el cierre en toda la Administración (168.000 empleados de los 800.000 que debieron permanecer en casa), fueron recibidos en la puerta de la sede central por el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden. De hecho, la Casa Blanca se desplegó para salir en las fotos del día. También el jefe de Gabinete de Obama, Denis McDonough, dejó por unos instantes el Ala Oeste para saludar a los guardias que a las 9 de la mañana se incorporaban a la garita de control de una de las entradas a las instalaciones de la Casa Blanca.
«Días deprimentes»
«Estos días han sido deprimentes», decía Ettereteen Welch, una oficial de seguridad de la EPA que aguardaba la llegada de Biden. «Me han hecho darme cuanta de lo que me gusta mi trabajo. Disfruto controlando el acceso de quinientas personas al día», afirmaba. Los trabajadores que llegaban recibían una carta de la responsable de la EPA, Gina McCarthy, en la que les daba la bienvenida y decía que les «había echado mucho de menos». Cuando el vicepresidente Biden llegó, dijo a los presentes que se hacía cargo de la «ansiedad pasada por no saber si volverían o serían pagados».
Con el fin del cierre parcial de la Administración, el centro de Washington recuperó la normalidad perdida. Las principales estaciones de metro, como Metro Center y Federal Triangle, volvieron a registrar el volumen de pasajeros habitual. Y el Mall, donde están los principales museos y monumentos de la ciudad, se llenó de nuevo de turistas. Simbólica fue la reapertura del Memorial de la Segunda Guerra Mundial, cuyo cierre había motivado los últimos días varios enfrentamientos entre la Policía y grupos de veteranos, que exigían poder acceder a un monumento que ellos mismos habían ayudado a levantar.

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