ELECCIONES LEGISLATIVAS ARGENTINAS
El resultado determinará si la presidenta Cristina Fernández mantendrá el control del Congreso en los próximos dos años
ALEJANDRO REBOSSIO Buenos Aires 27 OCT 2013 - 18:29 CET
Nunca antes los argentinos habían votado tantos años ininterrumpidamente. Hoy a las 8 (hora local) comenzaron a participar en unas elecciones legislativas que serán clave para determinar si la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, de excedencia hasta el 8 de noviembre por cuestiones de salud, mantendrá o no el control del Congreso en los últimos dos años de su Gobierno. Pero además son unos comicios que se celebran a casi 30 años de aquel 30 de octubre de 1983 en el que triunfó en las urnas el radical (centrista) Raúl Alfonsín y se pusieron fin así a siete años de la más sangrienta dictadura militar que había vivido Argentina. A partir de entonces ya no hubo más golpes de Estado y este país sudamericano están viviendo el periodo democrático más largo de su historia.
El anterior lapso más extenso de elecciones libres sin interrupciones había sido el primero de los Gobiernos elegidos por el pueblo, entre 1916 y 1930. Después de aquellos primeros 14 años solo hubo periodos cortos de democracia en Argentina, entre 1946 y 1955, entre 1958 y 1962, entre 1963 y 1966, entre 1973 y 1976. En el medio se sucedieron regímenes militares y Gobiernos conservadores que accedían al poder con fraude. Por eso, a pesar de las crisis y deudas políticas, económicas y sociales de los últimos 30 años de democracia, los argentinos la valoran, incluso más que en la gran mayoría de los otros países de Latinoamérica.
En las elecciones de hoy unos 30 millones de argentinos están convocados a renovar la mitad de los miembros de la Cámara de Diputados (127 de los 257 legisladores) y un tercio de los del Senado (24 sobre un total de 72). Los argentinos de 18 a 69 años tienen la obligación de ir a los centros de votación, en general instalados en escuelas, en un país en el que no hay sufragio por correo. Para los jóvenes de 16 y 17 años, que votan este año por primera vez, y los mayores de 70, el sufragio es optativo. Entre los primeros políticos que votaron hoy figuraron el diputado radical y candidato a su reelección en la provincia de Buenos Aires, Ricardo Alfonsín, hijo del expresidente argentino, y el gobernador de la norteña Chaco, el peronista kirchnerista Jorge Capitanich, uno de los tantos dirigentes que suenan como presidenciables para las elecciones de 2015.
El kirchnerismo está lejos de soñar con alcanzar los dos tercios de los diputados y senadores necesarios para reformar la Constitución y permitir la segunda reelección de Fernández
En la actualidad, el gubernamental Frente para la Victoria (FpV) y sus aliados suman 127 diputados, dos menos que los necesarios para tener la mayoría absoluta de la cámara (129), pero cuentan además con otros siete legisladores que circunstancialmente les dan su apoyo y permiten que se aprueben todas las leyes que promueve Fernández. Por eso, entre propios y aliados más fieles y otros más volátiles, suman 134, según un informe de la ONG Directorio Legislativo. La fragmentada oposición totaliza 123 diputados. En cuanto al Senado, el FpV y sus aliados tienen 40 escaños, frente a 32 opositores. La mayoría absoluta se logra con 37.
El kirchnerismo peleará hoy por mantener el control de ambas cámaras. En cambio, está lejos de soñar con alcanzar los dos tercios de los diputados (172) y senadores (48) necesarios para reformar la Constitución y permitir así que Fernández pueda candidatearse en 2015 a una segunda reelección. Algunos dirigentes kirchneristas habían expresado ese anhelo, pero los resultados de las primarias de voto obligatorio de agosto pasado, en los que el kirchnerismo perdió en 14 de los 24 distritos de Argentina, echaron por tierra ese sueño.
Los ojos hoy estarán puestos especialmente en la provincia de Buenos Aires, donde vota el 37,3% de los argentinos, pero también en otros distritos de importancia. En territorio bonaerense se librará una dura contienda entre el candidato a diputado bendecido por Fernández y el gobernador provincial y aspirante a sucederla en 2015, Daniel Scioli, y la nueva estrella de la oposición argentina, Sergio Massa, un peronista que fue kirchnerista hasta junio pasado. Massa, exjefe de Gabinete de Fernández entre 2008 y 2009 y actual alcalde de Tigre (municipio de la periferia de Buenos Aires), pretende una victoria aplastante para fortalecerse como aspirante a la jefatura de Estado, pero para los comicios presidenciales faltan dos largos años en los que puede ocurrir de todo, como lo prueba la historia reciente de Argentina. Massa ha hecho campaña contra la re-reelección de Fernández y con críticas a la inseguridad ciudadana (Argentina es el país latinoamericano con más asaltos cada 100.000 habitantes, aunque el segundo con menos asesinatos) y la inflación (24% anual), mientras que el kirchnerismo ha reivindicado las mejoras sociales de diez años de gobierno que contrastan con la grave crisis política y económica de 2001/2002. La corrupción ha sido otro asunto de discusión en la campaña electoral.
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Las elecciones legislativas en Argentina también sirven para que algunos políticos se ilusionen con las presidenciales que vendrán dos años después, pero no siempre esas expectativas se han cumplido en estos 30 años de experiencia democrática. También ha ocurrido que pocas veces la provincia de Buenos Aires ha promovido a sus dirigentes hasta la Casa Rosada (sede presidencial de Argentina). Pero eso no impedirá que Massa se convierta en un nuevo líder, aunque con el gran desafío de mantener el respaldo popular en su provincia y construirlo fuera de ella. Otros que juegan su futuro presidencial en los resultados electorales de hoy son el alcalde de Buenos Aires, el conservador Mauricio Macri, que espera una victoria de su partido en la capital y un progreso en algunas provincias; el gobernador de Córdoba, el peronista disidente José Manuel de la Sota, que apuesta a los candidatos en su distrito; el postulante socialista a diputado por Santa Fe, Hermes Binner; el candidato radical a diputado por Mendoza, Julio Cobos, exvicepresidente de Argentina (2007-2011) en tiempos en que se alió y después se peleó con Fernández; y el candidato suplente a senador y gobernador de Entre Ríos, el kirchnerista Sergio Urribarri.
Pero para 2015 falta mucho y en el medio del camino Argentina debe afrontar diversos desafíos económicos, como la escasez de divisas que ha llevado a la imposición de controles cambiarios y restricciones a las importaciones. También se espera con calma el regreso de Fernández a la presidencia, mientras se recupera bien de la operación de un coágulo en el cráneo, pero con un reposo estricto que la ha alejado de la función pública desde el pasado día 5. La presidencia interina de Argentina ha recaído interinamente en el vicepresidente Amado Boudou, acosado por varias denuncias de presunta corrupción y encargado de mantener el statu quo hasta el 8 de noviembre.

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