El presidente de Sudán del Sur, Salva Kiir. / REUTERS
Los conflictos entre etnias están detrás de los conflictos dentro del ejército del país africano. Toque de queda en Juba
AGENCIAS Juba 16 DIC 2013 - 12:33 CET
Para todo hay una primera vez en Sudán del Sur, el país más joven del mundo, independizado en 2011. Según su Gobierno, la madrugada del domingo al lunes fue el momento del primer intento de golpe de Estado de su historia como país independiente. En Juba, la capital, los disparos crepitaron durante toda la noche. Por la mañana, el presidente Salva Kiir, vestido con su uniforme militar, anunció por televisión que había habido "un intento de golpe, pero lo hemos debelado", y que "se habían producido detenciones". A seguir, anunció que Juba vivirá bajo toque de queda en Juba de las seis de la tarde hasta las seis de la mañana "por tiempo indeterminado".
Detrás del intento de golpe están las facciones rivales dentro del Ejército, alimentadas por el conflicto entre las dos etnias más importantes del país, los dinka (a la que pertenece el presidente) y los nuer. La tensión comenzó a crecer hace unos meses, cuando en julio Kiir cesó al vicepresidente Riek Machar, un nuer. En su alocución televisada, Kiir acusó del intento de golpe a "soldados aliados al exvicepresidente Machar y su grupo". Machar está entre los candidatos a la presidencia en las primeras elecciones del Sudán del Sur independiente, previstas para 2015.
Machar fue uno de los que estuvo detrás de la escisión que, en 1991, partió al entonces Ejército de Liberación Popular de Sudán (SPLA, en sus siglas en inglés), que, encabezado por John Garang, estaba empeñado en una sangrienta guerra civil contra las autoridades de Jartum. Por aquél entonces, el SPLA, hoy en el poder en Sudán del Sur, abogaba por un Sudán unido y laico. La escisión de Machar, abiertamente independentista, obtuvo a pesar de ello el respaldo clandestino del Gobierno de Jartum, ansioso por crear divisiones entre sus enemigos. Ni el Gobierno de Kiir ni los dinka lo han olvidado. "Mi Gobierno no permitirá que se repitan los incidentes de 1991", ha afirmado el presidente en televisión.
El agravamiento del conflicto étnico abierto en Sudán del Sur sería otro más de los problemas que afectan al país africano, azotado por la pobreza y los conflictos con su vecino del norte, tanto por las regiones fronterizas, ricas en petróleo, como por las aguas del río Nilo.

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