El Partido Acción Nacional celebrará este fin de semana su Consejo Nacional entre acusaciones de corrupción y autoritarismo
LUIS PABLO BEAUREGARD México 17 ENE 2014 - 02:32 CET
El Partido Acción Nacional, la organización política más importante de la derecha mexicana emprende este fin de semana un camino cuesta arriba que lo llevará a renovar su dirigencia a mediados de este año. Este sábado, el PAN, que se percibe a sí mismo como la gran fuerza democratizadora de México, reanudará su Consejo Nacional en medio de escándalos de corrupción y alertas por autoritarismo.
Dos corrientes principales se disputan la presidencia del partido. Cada una tiene su propia visión de lo que el PAN debería ser. La primera es la de Gustavo Madero, el actual presidente, que busca un nuevo mandato. En los últimos días este grupo ha sido objeto de una creciente presión. Este lunes el periódico ‘Reforma’ reveló una más --quizá la más contundente pues incluía una grabación- de las denuncias de que diputados federales panistas exigían a alcaldes de ese partido una comisión si querían que los municipios que gobernaban se vieran beneficiados en los presupuestos que se confeccionaban en el Congreso. El diario señala que los legisladores incluso imponían a los regidores el grupo de constructores que desarrollarían las obras públicas. El escándalo apunta directamente a un hombre cercanísimo a Madero, Luis Alberto Villarreal, coordinador del PAN en la Cámara de los Diputados.
“El concepto de conflicto de intereses estuvo, y está, ausente del léxico del panista del siglo XXI”, escribió en La Jornada la mañana de este jueves Soledad Loaeza, una catedrática del reputado Colegio de México. Los señalamientos de corrupción, sin embargo, no han tenido que hacerse desde fuera del partido. El principal contrincante de Madero, el senador Ernesto Cordero, cercano a la corriente del expresidente Felipe Calderón, ha llamado “pinches ladrones” al presidente del partido y al coordinador panista de los diputados. En una grabación filtrada el pasado 10 de enero, se escucha a Cordero solicitar a un compañero de partido su ayuda para “hundir a Villarreal y hundir a Madero”. El senador reprobó el espionaje pero no desmintió la conversación. A su vez, hace meses la prensa recibió filtraciones por polémicos pagos de Cordero a sus compañeros senadores y a ex colaboradores de Calderón.
El Pacto por México, el histórico acuerdo entre partidos que logró impulsar varias reformas constitucionales a lo largo de 2013, es otro de los puntos en discordia entre los dos grupos. Madero, que es uno de los padres de la iniciativa, ha presumido sus logros en reiteradas ocasiones. Algunos creen que la cercanía del PAN a la presidencia de Enrique Peña Nieto le ha restado fuerza como oposición. “El Gobierno se siente cómodo con Madero, de eso no hay duda”, ha señalado el senador Ernesto Cordero al diario El Universal.
Cordero ocupó dos ministerios (Desarrollo Social y Hacienda) en la presidencia de Felipe Calderón. En varias ocasiones ha restado importancia al Pacto por México destacando “que no es algo nuevo” y que en el sexenio pasado se hicieron “cerca de 37 modificaciones a la Constitución”. Su abierta militancia en contra el Pacto llevó a Madero a destituirlo como coordinador de los panistas en el Senado. En su lugar, el presidente del partido colocó a un político de bajo perfil y Cordero encabezó una rebeldía que duró meses.
En las elecciones de 2012 el PAN perdió la presidencia cuando su candidata Josefina Vázquez Mota cayó al tercer lugar de las preferencias con 12.7 millones de votos, tres millones menos que los que logró Calderón en 2006. Cordero cree que la derrota del PAN se debió a la incapacidad “de comunicar bien los logros” que dejaron en México. Otros, sin embargo, la atribuyen a la falta de autocrítica de un Gobierno marcado por la violencia que dejó la lucha contra la delincuencia organizada.
Cordero ha solicitado elecciones justas. “Sería una vergüenza que un partido que ha sido fundamental y columna vertebral de la democracia del país, en un proceso interno se utilicen las peores mañanas para tirar línea o poner un presidente”, dijo en una entrevista reciente.
La palabra unidad comienza a aflorar entre los panistas que ven que el proceso de renovación de liderazgos puede llevarlos a un descalabro de mayores consecuencias. Este sábado comenzará el Consejo que determinará las reglas, el método y la fecha para la elección del nuevo presidente, que por primera vez será elegido por voto directo de los militantes y no por los consejeros, como se hacía antes.
Dos corrientes principales se disputan la presidencia del partido. Cada una tiene su propia visión de lo que el PAN debería ser. La primera es la de Gustavo Madero, el actual presidente, que busca un nuevo mandato. En los últimos días este grupo ha sido objeto de una creciente presión. Este lunes el periódico ‘Reforma’ reveló una más --quizá la más contundente pues incluía una grabación- de las denuncias de que diputados federales panistas exigían a alcaldes de ese partido una comisión si querían que los municipios que gobernaban se vieran beneficiados en los presupuestos que se confeccionaban en el Congreso. El diario señala que los legisladores incluso imponían a los regidores el grupo de constructores que desarrollarían las obras públicas. El escándalo apunta directamente a un hombre cercanísimo a Madero, Luis Alberto Villarreal, coordinador del PAN en la Cámara de los Diputados.
“El concepto de conflicto de intereses estuvo, y está, ausente del léxico del panista del siglo XXI”, escribió en La Jornada la mañana de este jueves Soledad Loaeza, una catedrática del reputado Colegio de México. Los señalamientos de corrupción, sin embargo, no han tenido que hacerse desde fuera del partido. El principal contrincante de Madero, el senador Ernesto Cordero, cercano a la corriente del expresidente Felipe Calderón, ha llamado “pinches ladrones” al presidente del partido y al coordinador panista de los diputados. En una grabación filtrada el pasado 10 de enero, se escucha a Cordero solicitar a un compañero de partido su ayuda para “hundir a Villarreal y hundir a Madero”. El senador reprobó el espionaje pero no desmintió la conversación. A su vez, hace meses la prensa recibió filtraciones por polémicos pagos de Cordero a sus compañeros senadores y a ex colaboradores de Calderón.
El Pacto por México, el histórico acuerdo entre partidos que logró impulsar varias reformas constitucionales a lo largo de 2013, es otro de los puntos en discordia entre los dos grupos. Madero, que es uno de los padres de la iniciativa, ha presumido sus logros en reiteradas ocasiones. Algunos creen que la cercanía del PAN a la presidencia de Enrique Peña Nieto le ha restado fuerza como oposición. “El Gobierno se siente cómodo con Madero, de eso no hay duda”, ha señalado el senador Ernesto Cordero al diario El Universal.
Cordero ocupó dos ministerios (Desarrollo Social y Hacienda) en la presidencia de Felipe Calderón. En varias ocasiones ha restado importancia al Pacto por México destacando “que no es algo nuevo” y que en el sexenio pasado se hicieron “cerca de 37 modificaciones a la Constitución”. Su abierta militancia en contra el Pacto llevó a Madero a destituirlo como coordinador de los panistas en el Senado. En su lugar, el presidente del partido colocó a un político de bajo perfil y Cordero encabezó una rebeldía que duró meses.
En las elecciones de 2012 el PAN perdió la presidencia cuando su candidata Josefina Vázquez Mota cayó al tercer lugar de las preferencias con 12.7 millones de votos, tres millones menos que los que logró Calderón en 2006. Cordero cree que la derrota del PAN se debió a la incapacidad “de comunicar bien los logros” que dejaron en México. Otros, sin embargo, la atribuyen a la falta de autocrítica de un Gobierno marcado por la violencia que dejó la lucha contra la delincuencia organizada.
Cordero ha solicitado elecciones justas. “Sería una vergüenza que un partido que ha sido fundamental y columna vertebral de la democracia del país, en un proceso interno se utilicen las peores mañanas para tirar línea o poner un presidente”, dijo en una entrevista reciente.
La palabra unidad comienza a aflorar entre los panistas que ven que el proceso de renovación de liderazgos puede llevarlos a un descalabro de mayores consecuencias. Este sábado comenzará el Consejo que determinará las reglas, el método y la fecha para la elección del nuevo presidente, que por primera vez será elegido por voto directo de los militantes y no por los consejeros, como se hacía antes.
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