RICARDO LAGOS, EXPRESIDENTE CHILENO
El expresidente analiza la situación geopolítica y económica del país sudamericano
Acaba de publicar sus memorias coincidiendo con el ciclo de conferencias "Las elecciones presidenciales" en el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales de Madrid
BELÉN DOMÍNGUEZ CEBRIÁN Madrid
Ricardo Lagos Escobar (Santiago, 1938) fue presidente de Chile entre 2000 y 2006. Anteriormente fue ministro de Obras Públicas (1994-1998) y también ocupó la cartera de Educación (1990-1992). Acaba de publicar sus memorias coincidiendo con el ciclo de conferencias “Las elecciones presidenciales” que organiza el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales (CEPC) en Madrid, donde el expresidente analiza la situación geopolítica y económica de Chile.
Pregunta. ¿Cómo valora la drástica caída del peso argentino? ¿Podría contagiar a Chile?
No entiendo, desde el punto de vista jurídico, qué ha pasado para que donde antes Chile tenía 200 millas, ahora solo tenga 80
Respuesta. El desequilibrio en la balanza de pagos es crónico en Argentina pero no creo que arrastre a los demás países de la región. Me preocupa más la desaceleración de Brasil. Sí pienso, sin embargo, que desde el Pacífico sur importa más lo que ocurra en China. Por cada punto porcentual que crece el gigante asiático, América Latina tiene garantizado un 0,4%.
P. ¿Chile se vuelca entonces en el Pacífico?
R. Yo soy contrario a esa división entre Atlántico y Pacífico. Me parece un concepto de hace 500 años y ahora estamos en el siglo XXI. El motor de la economía mundial era el Atlántico y ahora es el Pacífico. América Latina tiene el privilegio de estar entre los dos océanos. Soy partidario de una América Latina que cuando haya alianza en el Atlántico sea del Atlántico, aunque mire al Pacífico. Y por tanto opino lo mismo en el caso de Argentina, que mira hacia el Atlántico. Lo que hay que tener es una misma voz, en la que quiero que estén México y Brasil. Así nos escucharán más. Pero si hablamos del Pacífico, lo importante ahí es la Trans Pacific Partnership (TPP, por sus siglas en ingñlés) donde también tienen presencia EE UU, Australia, Nueva Zelanda, etcétera.
P. ¿Cómo integrarse en una región que avanza a varias velocidades?
R. Me parece bien la alianza comercial del Pacífico con otros países abiertos como es el caso de Chile, Colombia y México. Pero desde el punto de vista de la integración soy de los que apoyan la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), que en estos momentos están reunidos en la Habana, Cuba.
P. ¿En qué situación está el proyecto de macropuerto que se disputan Chile y Perú para conectar la región con Asía?
R. Hoy la inversión en el puerto de El Callao [Perú] es mayor que la de Valparaíso, en Chile. Se sabe cuáles son los grandes puertos del mundo pero no los del Pacífico sur. Eso lo decidirá el futuro pero lo importante son las redes como agencias aseguradoras, mercados, logística, transportes... ¡redes financieras en definitiva! que se crearán a partir de este macropuerto que llevará las mercancías, a través de enormes autopistas, hasta Brasil.
Bolivia tendrá salida al mar siempre y cuando Perú lo permita
P. El Tribunal Internacional de La Haya falló el lunes sobre el contencioso por las aguas territoriales de Perú y Chile ¿Cómo lo valora?
R. Con todos mis respetos hacia el Tribunal, no entiendo, desde el punto de vista jurídico, qué ha pasado para que donde antes Chile tenía 200 millas, ahora solo tenga 80. En consecuencia, Perú ha ganado 22.000 kilómetros de los 38.000 que eran de Chile. O sea, Perú ha ganado, cosa que era obvia. Se acatará el fallo pero a ningún chileno le gusta.
P. Chile se enfrenta con Bolivia por su demanda a una salida al mar con soberanía sobre las aguas. ¿En qué situación se encuentra este proceso?
R. Es un pleito muy antiguo. Es importante recordar que antes del tratado de paz de 1904, Bolivia era el doble de grande de lo que es ahora. El 11% lo tiene Chile y el 89% restante corresponde hoy a Paraguay, Perú, Argentina, y Brasil. En aquel tratado, sin embargo, se estableció que Bolivia tendría derecho al uso de cualquier puerto chileno sin coste alguno. Además Chile, en varias ocasiones, ofreció una franja de territorio de 10 kilómetros a Bolivia. Nunca soberanía en el mar, eso no. El problema es que para que Bolivia los pueda aceptar, hay que pedir permiso a Perú.
P. La presidenta electa, Michelle Bachelet, ha anunciado reformas en la Constitución. Usted considera que el límite de solo cuatro años de mandato sin posibilidad de reelección dificulta la gobernabilidad ¿Cuál es el siguiente paso?
R. Yo mismo hice varias reformas en nuestra Constitución. Cambié todo lo que tenía que ver con el uso de la autoridad y también con las Fuerzas Armadas. Pero hacer una transición, con [Augusto] Pinochet aún vivo, era una dificultad añadida. El temor a la regresión era enorme. Hay que vivirlo. Ahora Chile, en cambio, sí está en condiciones de elaborar una Constitución partiendo de cero, con una hoja en blanco. No una reforma constitucional.
P. ¿Es eso lo que tiene que pasar hoy en Chile?
R. Creo que ya está maduro el país para empezar una hoja en blanco. Y espero que, como en España en 1978, exista el consenso adecuado para poder llevarlo a cabo.
P. Además de una nueva Constitución, ¿qué otros retos le esperan a Bachelet en esta segunda legislatura?
R. Son parecidos a los del resto de la región. El ciclo donde la pobreza era el principal problema está terminando. En 1990, había un 40% de pobres en nuestro país. Ahora hay un 13%. Y el verdadero problema es qué hacer con ese 27% que ahora tiene ingresos medios y, por tanto, otras demandas. No quiere volver atrás y piden para sus hijos lo que ellos no puedieron tener, como una educación superior. Eso cuesta dinero. Y comienzan las protestas en la calle, que por otro lado son complétamente legítimas. Ellos son hijos de la democracia.
P. ¿Qué propone?
R. Una reforma del sistema tributario. Y no solo en Chile sino en toda América Latina. La distribución de ingresos es igual de injusta antes y despues de impuestos. Incluido en Chile.
P. Usted afirmó en una conferencia en la Universidad de Brown (EE UU) en 2012 que "una democracia no consiste solo en votar sino en construir sociedades más inclusivas, más responsables y con mejor distribución de ingresos" ¿Chile todavía tiene esa tarea pendiente?
R. Sí. Nuestra distribución de la riqueza es de las más altas del mundo. Es tan desigual como la de EE UU. Lo grave es que el crecimiento de la desigualdad tanto allí como en Europa ha sido muy grave durante los últimos años.
BELÉN DOMÍNGUEZ CEBRIÁN Madrid
Ricardo Lagos Escobar (Santiago, 1938) fue presidente de Chile entre 2000 y 2006. Anteriormente fue ministro de Obras Públicas (1994-1998) y también ocupó la cartera de Educación (1990-1992). Acaba de publicar sus memorias coincidiendo con el ciclo de conferencias “Las elecciones presidenciales” que organiza el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales (CEPC) en Madrid, donde el expresidente analiza la situación geopolítica y económica de Chile.
Pregunta. ¿Cómo valora la drástica caída del peso argentino? ¿Podría contagiar a Chile?
No entiendo, desde el punto de vista jurídico, qué ha pasado para que donde antes Chile tenía 200 millas, ahora solo tenga 80
Respuesta. El desequilibrio en la balanza de pagos es crónico en Argentina pero no creo que arrastre a los demás países de la región. Me preocupa más la desaceleración de Brasil. Sí pienso, sin embargo, que desde el Pacífico sur importa más lo que ocurra en China. Por cada punto porcentual que crece el gigante asiático, América Latina tiene garantizado un 0,4%.
P. ¿Chile se vuelca entonces en el Pacífico?
R. Yo soy contrario a esa división entre Atlántico y Pacífico. Me parece un concepto de hace 500 años y ahora estamos en el siglo XXI. El motor de la economía mundial era el Atlántico y ahora es el Pacífico. América Latina tiene el privilegio de estar entre los dos océanos. Soy partidario de una América Latina que cuando haya alianza en el Atlántico sea del Atlántico, aunque mire al Pacífico. Y por tanto opino lo mismo en el caso de Argentina, que mira hacia el Atlántico. Lo que hay que tener es una misma voz, en la que quiero que estén México y Brasil. Así nos escucharán más. Pero si hablamos del Pacífico, lo importante ahí es la Trans Pacific Partnership (TPP, por sus siglas en ingñlés) donde también tienen presencia EE UU, Australia, Nueva Zelanda, etcétera.
P. ¿Cómo integrarse en una región que avanza a varias velocidades?
R. Me parece bien la alianza comercial del Pacífico con otros países abiertos como es el caso de Chile, Colombia y México. Pero desde el punto de vista de la integración soy de los que apoyan la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), que en estos momentos están reunidos en la Habana, Cuba.
P. ¿En qué situación está el proyecto de macropuerto que se disputan Chile y Perú para conectar la región con Asía?
R. Hoy la inversión en el puerto de El Callao [Perú] es mayor que la de Valparaíso, en Chile. Se sabe cuáles son los grandes puertos del mundo pero no los del Pacífico sur. Eso lo decidirá el futuro pero lo importante son las redes como agencias aseguradoras, mercados, logística, transportes... ¡redes financieras en definitiva! que se crearán a partir de este macropuerto que llevará las mercancías, a través de enormes autopistas, hasta Brasil.
Bolivia tendrá salida al mar siempre y cuando Perú lo permita
P. El Tribunal Internacional de La Haya falló el lunes sobre el contencioso por las aguas territoriales de Perú y Chile ¿Cómo lo valora?
R. Con todos mis respetos hacia el Tribunal, no entiendo, desde el punto de vista jurídico, qué ha pasado para que donde antes Chile tenía 200 millas, ahora solo tenga 80. En consecuencia, Perú ha ganado 22.000 kilómetros de los 38.000 que eran de Chile. O sea, Perú ha ganado, cosa que era obvia. Se acatará el fallo pero a ningún chileno le gusta.
P. Chile se enfrenta con Bolivia por su demanda a una salida al mar con soberanía sobre las aguas. ¿En qué situación se encuentra este proceso?
R. Es un pleito muy antiguo. Es importante recordar que antes del tratado de paz de 1904, Bolivia era el doble de grande de lo que es ahora. El 11% lo tiene Chile y el 89% restante corresponde hoy a Paraguay, Perú, Argentina, y Brasil. En aquel tratado, sin embargo, se estableció que Bolivia tendría derecho al uso de cualquier puerto chileno sin coste alguno. Además Chile, en varias ocasiones, ofreció una franja de territorio de 10 kilómetros a Bolivia. Nunca soberanía en el mar, eso no. El problema es que para que Bolivia los pueda aceptar, hay que pedir permiso a Perú.
P. La presidenta electa, Michelle Bachelet, ha anunciado reformas en la Constitución. Usted considera que el límite de solo cuatro años de mandato sin posibilidad de reelección dificulta la gobernabilidad ¿Cuál es el siguiente paso?
R. Yo mismo hice varias reformas en nuestra Constitución. Cambié todo lo que tenía que ver con el uso de la autoridad y también con las Fuerzas Armadas. Pero hacer una transición, con [Augusto] Pinochet aún vivo, era una dificultad añadida. El temor a la regresión era enorme. Hay que vivirlo. Ahora Chile, en cambio, sí está en condiciones de elaborar una Constitución partiendo de cero, con una hoja en blanco. No una reforma constitucional.
P. ¿Es eso lo que tiene que pasar hoy en Chile?
R. Creo que ya está maduro el país para empezar una hoja en blanco. Y espero que, como en España en 1978, exista el consenso adecuado para poder llevarlo a cabo.
P. Además de una nueva Constitución, ¿qué otros retos le esperan a Bachelet en esta segunda legislatura?
R. Son parecidos a los del resto de la región. El ciclo donde la pobreza era el principal problema está terminando. En 1990, había un 40% de pobres en nuestro país. Ahora hay un 13%. Y el verdadero problema es qué hacer con ese 27% que ahora tiene ingresos medios y, por tanto, otras demandas. No quiere volver atrás y piden para sus hijos lo que ellos no puedieron tener, como una educación superior. Eso cuesta dinero. Y comienzan las protestas en la calle, que por otro lado son complétamente legítimas. Ellos son hijos de la democracia.
P. ¿Qué propone?
R. Una reforma del sistema tributario. Y no solo en Chile sino en toda América Latina. La distribución de ingresos es igual de injusta antes y despues de impuestos. Incluido en Chile.
P. Usted afirmó en una conferencia en la Universidad de Brown (EE UU) en 2012 que "una democracia no consiste solo en votar sino en construir sociedades más inclusivas, más responsables y con mejor distribución de ingresos" ¿Chile todavía tiene esa tarea pendiente?
R. Sí. Nuestra distribución de la riqueza es de las más altas del mundo. Es tan desigual como la de EE UU. Lo grave es que el crecimiento de la desigualdad tanto allí como en Europa ha sido muy grave durante los últimos años.
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