sábado, 25 de enero de 2014

Los ‘drones’ surcan el Magreb a la caza del terrorista

Un soldado francés ante un avión no tripulado Harfang en la base de Nyamey (Níger). /MARTIN BUREAU (AP)

Argel y Rabat compran aviones no tripulados para vigilar sus fronteras y el Sáhara

Argelia será en 2014 el país de África que más gasta en Defensa

El presupuesto militar argelino supera en varios cientos de millones de euros al de España

Los aparatos que adquirirá Marruecos tienen tecnología francesa e israelí

IGNACIO CEMBRERO Madrid 25 ENE 2014 - 23:44 CET

Los drones llegan a la orilla sur del Mediterráneo. Argelia, un país rico en hidrocarburos, los adquiere a docenas cantidades y Marruecos, con menos recursos, va a comprar tres, pero de gran tamaño y con amplia autonomía de vuelo.

Es un nuevo episodio, el más reciente, de la larga carrera armamentística que se libran desde hace décadas los dos pesos pesados del Magreb cuyas relaciones “son malas e incluso han empeorado estos últimos tiempos”, recuerda Carlos Echeverría, profesor de relaciones internacionales de la UNED especializado en defensa.

Pero la bronca permanente entre los dos vecinos meridionales de España —Marruecos tiene frontera terrestre y la costa de Argelia está a tan solo 130 kilómetros de Almería— no explica por sí sola esta gran apuesta armamentística.

“La inestabilidad del mundo árabe, las amenazas terroristas acentúan, sobre todo en el caso de Argelia, la necesidad de controlar sus fronteras [todas ellas teóricamente cerradas excepto la de Túnez] y, acaso algún día, de proyectar su capacidad militar hacia los países de su entorno”, prosigue Echevarría. “Protegido por el cordón sanitario argelino, Marruecos es menos vulnerable al peligro terrorista”, añade.

Argelia ha adquirido 30 drones de vigilancia E95 fabricados por la empresa rusa Eniks Kazan por un importe de casi 36,6 millones de euros, según el diario argelino El Watan. Servirán para patrullar a lo largo de sus 6.386 kilómetros de porosas fronteras. Argel negocia además la compra de aviones no tripulados Yi Long, de la empresa China Academy of Aerospace Aerodynamics más caros y que irían armados. Los chinos hicieron, en noviembre, una demostración de sus aparatos en el desierto argelino que, por lo visto, resultó convincente.

Las fronteras son una obsesión de los militares argelinos. En 2007 ya barajaron un costoso proyecto de blindaje electrónico mediante cientos de radares a cuya licitación se presentó la empresa española Indra asociada a la francesa Alcatel. La iniciativa no salió. Ahora los drones abaratan el plan.

Aunque EE UU y, sobre todo, las monarquías del Golfo financian parte de sus compras de armamento, Marruecos no cuenta con los recursos de su vecino oriental. Por eso solo va a recibir, por un precio simbólico, tres drones Harfang de segunda mano utilizados hasta ahora por la Fuerza Aérea francesa. Se añaden a cuatro Predator XP estadounidenses que posee desde el año pasado.

Su prioridad es surcar los cielos del Sáhara Occidental y la frontera sur con Argelia. El alto el fuego con el Frente Polisario dura desde hace 23 años y seguir los pasos del movimiento independentista saharaui no es el primer objetivo. Deben más bien servir para detectar infiltraciones terroristas y tráficos ilegales.

Los Harfang son un producto franco-israelí y para ser entregados por Francia a Marruecos es necesario el visto bueno de la empresa pública Israel Aerospace Industries. No deja de ser paradójico que Rabat se equipe con tecnología israelí mientras que en su Parlamento cuatro partidos, dos de la mayoría gubernamental y dos de la oposición, han introducido una proposición de ley que prohíbe los contactos comerciales o particulares con el Estado judío.

Los drones son la vertiente más vistosa de unos programas armamentísticos que, según Félix Arteaga, investigador del Real Instituto Elcano, se centran ante todo “en las fuerzas de tierra, carros y vehículos blindados”.

Aunque intenta recortar el déficit de sus finanzas públicas, el presupuesto de defensa marroquí es una de la pocas partidas que aumentó en 2014, un 0,73% hasta alcanzar los 2.822 millones de euros.

Este incremento no guarda relación con el de Argelia. Con sus 9.286 millones de euros, Defensa es ya el principal capítulo presupuestario argelino. Junto con Interior absorbe nada menos que el 36% de gasto del Estado. Argelia es el país africano que más dinero consagra a la defensa, por delante de Egipto y Sudáfrica.

Este año Argelia gastará más que España pese a que su PIB es casi la séptima parte del español. Tras los sucesivos recortes el Ministerio de Defensa español y sus organismos autónomos solo obtendrán 6.870 millones de euros a los que habrá que añadir algún crédito extraordinario para sufragar los programas de compras de armas. En total no llegará a los 9.000.

El gasto militar prácticamente no se discute en los parlamentos magrebíes. “¿Qué decir de un presupuesto de Defensa que ha triplicado desde 2009?”, osó, no obstante, preguntar el diputado socialista argelino Chafaa Bouaiche. “¿Cuándo acabará esta carrera armamentística?”, añadió en el hemiciclo de la cámara baja.

Los vecinos europeos de Argel no se hacen estas preguntas. “Argelia es un socio indispensable para garantizar la seguridad del Sahel”, recalca, por ejemplo, el exhaustivo informe que el Senado francés publicó en julio sobre esa región. “Nada podrá lograrse sin Argelia, gran potencia militar cuyo Ejército cuenta con 300.000 soldados y que conoce el terrorismo (...)”, añade.

Y el peligro terrorista subsiste. Ahora hace un año el argelino Mojtar Belmojtar perpetraba el mayor secuestro de la historia de África en la planta gasística de In Amenas, en el sureste de Argelia. Fue un duro golpe para la industria energética. “Creemos que tiene de nuevo la capacidad de llevar a cabo un ataque como el de In Amenas”, advirtió hace unos días el general David Rodríguez, jefe del Africom, el mando del Pentágono para África.

Una base en Níger

I. C.

El Pentágono inauguró precipitadamente hace un año, cerca de Niamey (Níger), la primera base drones del norte de África que operan unos 300 militares. Los aviones no tripulados MQ-1 Predator estadounidenses fueron, a veces, los ojos del Ejército francés que en enero de 2013 desencadenó una ofensiva militar para desalojar a Al Qaeda y sus secuaces del norte de Malí, del que se habían adueñado en la primavera de 2012.

Francia ha querido también disponer de sus propios medios de vigilancia en sus antiguas colonias de la franja del Sahel amenazadas por el terrorismo. Su ministro de Defensa, Jean-Yves Le Drian, anunció en mayo pasado su intención de comprar 12 drones MQ9-Reaper, de última generación, a Estados Unidos por importe de 670 millones de euros.

Los dos primeros aparatos fueron entregados hace unas semanas al Ministerio de Defensa francés y ni siquiera transitaron por Francia. Fueron directamente enviados de la fábrica de General Atomics en EE UU a la base conjunta de Niamey.

Así quedó clara la prioridad francesa. El ministro Le Drian la subrayó aún más desplazándose, el 1 de enero, a Niamey para asistir al estreno de las nuevas aeronaves no tripuladas.

Estos drones “servirán sobre todo para el control de determinadas áreas” y recabar “inteligencia antiterrorista”, según un comunicado francés. En teoría solo sobrevuelan Níger y Malí, pero también otean el Fezzan (sur de Libia), que desde hace un año se ha convertido en un refugio de radicales islamistas.

Por ahora todos estos aparatos solo están equipados para el reconocimiento, pero, si la amenaza terrorista fuese en auge, en París y en Washington no descartan efectuar las modificaciones necesarias para que puedan transportar misiles.

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