Salvador Sánchez Cerén durante la ceremonia de toma de posesión como nuevo presidente de El Salvador. / JORGE DAN LOPEZ (REUTERS)
El nuevo presidente busca combatir la pobreza en uno de los países más peligrosos
JUAN JOSÉ DALTON San Salvador
Salvador Sánchez Cerén es el primer exjefe insurgente que conducirá los destinos de El Salvador, un reto que, dijo este domingo durante su toma de posesión como presidente, asumía “con humildad y compromiso” con todos aquellos que quieren ver un país próspero y reconciliado.
El nuevo presidente juró el cargo en una sesión solemne de la Asamblea Legislativa a la que asistieron los mandatarios de Ecuador, Rafael Correa, y de Bolivia, Evo Morales, así como los vicepresidentes de Venezuela, Cuba y Nicaragua, entre otros.
Sánchez Cerén fue conocido durante la guerra civil (1979-1992) como Comandante Leonel González, jefe de las Fuerzas Populares de Liberación (FPL), una de las cinco organizaciones armadas que se agruparon en el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) que combatió a la dictadura militar. La guerra causó la muerte de 75.000 personas y terminó en 1992 con una negociación en la que medió la ONU.
Salvador Sánchez Cerén, de 70 años y maestro de profesión, hizo reiterados llamados a la sociedad salvadoreña a la unidad para combatir la falta de crecimiento económico, el desempleo y la delincuencia que abate a este país desde hace dos décadas, especialmente a causa del pandillerismo.
“Desde hoy me pongo al frente del sistema nacional de seguridad ciudadana”, anunció el mandatario, para intentar dejar claro que le dará prioridad a la lucha contra la violencia que ha convertido a El Salvador en el cuarto país más peligroso del mundo y en el que en los últimos cinco años fueron asesinadas 17.000 personas.
No será fácil: El Salvador lleva más de 20 años padeciendo el flagelo del pandillerismo. En Centroamérica las pandillas son conocidas como maras. Sus orígenes se remontan a los años ochenta en los barrios pobres de Los Ángeles, en Estados Unidos, donde se fundaron la Mara Salvatrucha y Barrio 18, integrada por inmigrantes ilegales salvadoreños y centroamericanos.
El nuevo mandatario también prometió forjar acuerdos nacionales con los diversos sectores productivos para elevar el crecimiento económico, que en los últimos cinco años no ha sido mayor del 2% y lo coloca como el más bajo de Centroamérica. “Unidos todos, los salvadoreños vamos a crecer, vamos a buscar más inversión y vamos a vencer la pobreza”, aseguró el exguerrillero, quien se comprometió a gobernar con eficiencia, austeridad, transparencia y a combatir la corrupción. El mandatario anunció, además, la creación de los ministerios de Cultura y de la Mujer, así como la Secretaría Presidencial para la Transparencia.
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