Los colegios electorales abren mañana con el presidente El Asad como claro favorito
JUAN GÓMEZ Damasco 2 JUN 2014 - 00:21 CET
La campaña electoral siria cerró este domingo en mitad de la guerra civil que asola el país desde hace más de tres años. Bachar el Asad, que preside la República desde que su padre Hafez murió hace catorce años, se presenta por primera vez a unos comicios con candidatos alternativos. Se había sometido antes a dos referendos, que en 2000 y en 2007 lo corroboraron en el cargo con cuotas de aprobación de casi el 100%. Este martes, los sirios que voten encontrarán tres nombres en las papeletas: el actual presidente El Asad, el parlamentario y exministro Hasán al Nuri y el parlamentario comunista Maher Hayar.
Nadie, ni siquiera los candidatos alternativos, duda de que el actual presidente se apuntará una victoria casi tan amplia como las anteriores. La guerra civil ha destruido buena parte de Siria y ha dejado sin casa a más de 6,5 millones de personas dentro del país. Se han superado ya las 160.000 muertes en el conflicto. La enorme mayoría eran civiles.
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Obama se resigna a una Siria bajo el dominio de El Asad
Una tercera parte de la población está desplazada o refugiada en el extranjero, mientras la oposición se reparte entre el exilio y las trincheras. Desde el centro de Damasco se oyen cada poco los cañonazos del ejército regular contra los reductos que mantienen los rebeldes en los suburbios de la capital. Con este escenario y ante la proximidad ideológica que aseguran detectar entre los tres candidatos, la oposición ha llamado al boicoteo de los comicios, que la el Consejo de la Unión Europea calificó en abril de “parodia de la democracia”.
Los casi tres millones de sirios que han dejado el país huyendo de los combates fueron llamados a votar la semana pasada. Francia, Alemania y Bélgica denegaron a las embajadas y consulados sirios el permiso para llevar a cabo la consulta, que no consideran válida.
Si se obvian las explosiones de fondo que acompañan a la vida cotidiana del centro de Damasco, un visitante podría pensar que el país está en calma. Se diría que el Gobierno comparte esta impresión cuando publica los detalles de la cita electoral como si fueran unos comicios cualquiera. El martes, de siete de la mañana a siete de la tarde abrirán los colegios electorales. Pero solo en las zonas de Siria controladas por las tropas leales a El Asad. Más o menos, dos quintas partes del país que incluyen la capital, las zonas costeras de Latakia y, desde hace escasas semanas, la crucial ciudad de Homs, en el centro de Siria.
La rendición de Homs significó una victoria importante para El Asad, que en los últimos meses ha expresado su convicción de que le guerra se está resolviendo a su favor. Las batallas más duras se libran ahora al norte, en los alrededores de Alepo, una vieja metrópolis sacudida por los bombardeos y los combates. El domingo llegaban a la capital noticias de decenas de muertos por explosiones en la zona leal a El Asad. Los insurgentes se han propuesto castigar indiscriminadamente a la población que participe en las elecciones.
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