La protesta de los trabajadores eventuales fuerza la anulación de las primeras obras, incluido el espectáculo inaugural en el Palacio de los Papas
ÁLEX VICENTE Aviñón 4 JUL 2014 - 12:15 CET
La recrudecida protesta de los eventuales franceses se acaba de cobrar otra víctima: la jornada inaugural del Festival de Aviñón. El espectáculo inaugural, una puesta en escena de El príncipe de Hombourg, texto de Kleist dirigido por el italiano Giorgio Barberio Corsetti, no se representará esta noche en el Palacio de los Papas. Tampoco subirán a escena los actores de Coup fatal, del francés Alain Platel, cuyo título ha terminado siendo premonitorio tras semanas de incertidumbre sobre la apertura, afectada por la huelga de los llamados intermittents, los trabajadores discontinuos de las artes escénicas y la industria audiovisual, que protestan contra una perjudicial reforma de su régimen fiscal.
Tras una asamblea general celebrada ayer por la noche, el personal del festival se inclinó mayoritariamente por la huelga, por 204 votos a favor y 144 en contra. Pese a todo, la asamblea dejó vía libre a cada compañía para que decidieran representar o no sus espectáculos. Esta mañana, ambos equipos han decidido actuar conforme con el deseo de la mayoría y han hecho llegar al director artístico del certamen, Olivier Py, que no se subirán esta noche a escena. Py, dramaturgo y director teatral que capitaneó hasta hace dos años el Théâtre de l’Odéon de París, se mostraba ayer “confiado” en que la inauguración acabaría teniendo lugar. “Siempre he estado a favor de la causa de los intermitentes, pero no soy favorable a la anulación de los espectáculos. El teatro es el acto político más importante que uno pueda ejecutar”, explicó.
Pese a todo, la celebración del festival, que se prolonga hasta el 27 de julio, no debería peligrar en exceso. La huelga está circunscrita a la jornada de inauguración y los sindicatos no contemplan prorrogarla, por lo que se prevé que los espectáculos empezarán a representarse a lo largo del fin de semana. El lunes pasado, la misma asamblea se pronunció contra una cancelación global del certamen con más del 80% de los votos, prefiriendo celebrar “un festival militante”, en el que se mantendrá el programa oficial, aunque salpicado de actos de protesta.
Los intermittents son una categoría formada por más de 200.000 actores y técnicos que trabajan en los sectores de la música, la danza, el teatro, el cine y la televisión. Protestan contra la reforma de su régimen fiscal, que les permite cobrar el paro entre un trabajo y el siguiente, tras un acuerdo entre los sindicatos y la patronal validado por el Gobierno. El nuevo sistema dejaría sin protección social a un 10% de los beneficiarios del régimen. Frente a las protestas, el primer ministro francés Manuel Valls se ha comprometido a encontrar soluciones y ha nombrado a una comisión de tres expertos que deberán consensuar propuestas con el colectivo antes de que termine el año.
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