Fue muy mujeriego, y amante de la buena mesa. Y precisamente en ella murió con sus setas
CRISTINO ÁLVAREZABC_ES / MADRID - Día 12/08/2014 - 00.15h
El cuarto emperador de la dinastía Julia, al que conocemos por Claudio, se llamaba nada menos que Tiberio Claudio César Augusto Germánico. Era algo así como el pariente torpe de aquella poderosa familia: problemas de dicción, de movilidad… Nadie hubiera pensado que llegaría a ocupar el trono, lo que hizo nada menos que durante más de trece años y medio, desde la muerte de su sobrino Calígula hasta que su última esposa, Agripina, lo envenenó. Contra todo pronóstico, supo hacerse popular y los romanos lo apreciaron. Entre los hechos de su mandato destacan importantes obras públicas y su triunfal expedición a lo que hoy es Inglaterra.
Suetonio nos cuenta sus virtudes y probablemente exagera sus defectos. Fue mujeriego, y no se puede decir que sus matrimonios fueran felices, en especial los que tuvo con Mesalina y la citada Agripina, que aportó al enlace un hijo, Nerón, que sería proclamado César tras la muerte de su padrastro. Claudio, tras ordenar la muerte de Mesalina, cuyo nombre ha quedado como sinónimo de mujer no muy recomendable, ordenó a sus fieles que le matasen si volvía a casarse. No le hicieron caso, y se volvió a casar.
Fue amante de la buena mesa, y en ella murió. Uno de sus manjares preferidos era, al parecer, la seta que probablemente por esa afición tiene como nombre científico el de Amanita cæsarea, amanita de los césares. Agripina aprovechó esa querencia para mezclarle unos ejemplares de esta seta con otros de su «prima» Amanita phalloides, mortal de necesidad. Nerón proclamó que esas setas eran manjar de dioses, «pues con ellas habían hecho dios a Claudio». Simpático, el chico.
Laminada y con gusto mohoso
La oronja (nombre castellano de esta maravillosa seta) se puede comer tal cual, laminada; de todos modos, a mí me deja siempre un gustillo algo mohoso, así que prefiero, una vez cortada en láminas verticales, pasarla por la sartén, con unas gotas de aceite, el tiempo justo para hacerle perder parte de su agua de vegetación. En esas condiciones, sí: la reina de las setas y la seta de los reyes. O de los césares, que da lo mismo.-
El trago: Edetaria
JUAN FERNÁNDEZ-CUESTA / MADRID
Dos plantas, dos placeres. Una, como tal. Otra, su fruto. Escribimos de un fruto, de dos especies unidas por la naturaleza que, cuando ésta alcanza su máxima expresión, son placeres para los sentidos o, mejor diría Cristino Álvarez, manjares de dioses. Eso es precisamente este vino blanco de Edetaria, eso es la uva garnacha que habita en los viñedos de Edetaria en Gandesa (Tarragona). Y es por eso, por su condición natural, por su fruta genial, el motivo de que sea el vino indicado para unirse hasta la muerte con la Amanita caesarea. Una unión que siempre será símbolo de vida, y de un buen manjar digno de Emperador.
IPuntos: 95. Precio: 20-25 euros. Añada: 2011. Origen: D.O. Terra Alta. Variedades: garnacha y macabeo. Bodega: Edetaria. Gandesa (Tarragona). Tel: 977 421 534.
www.edetaria.com
Suetonio nos cuenta sus virtudes y probablemente exagera sus defectos. Fue mujeriego, y no se puede decir que sus matrimonios fueran felices, en especial los que tuvo con Mesalina y la citada Agripina, que aportó al enlace un hijo, Nerón, que sería proclamado César tras la muerte de su padrastro. Claudio, tras ordenar la muerte de Mesalina, cuyo nombre ha quedado como sinónimo de mujer no muy recomendable, ordenó a sus fieles que le matasen si volvía a casarse. No le hicieron caso, y se volvió a casar.
Fue amante de la buena mesa, y en ella murió. Uno de sus manjares preferidos era, al parecer, la seta que probablemente por esa afición tiene como nombre científico el de Amanita cæsarea, amanita de los césares. Agripina aprovechó esa querencia para mezclarle unos ejemplares de esta seta con otros de su «prima» Amanita phalloides, mortal de necesidad. Nerón proclamó que esas setas eran manjar de dioses, «pues con ellas habían hecho dios a Claudio». Simpático, el chico.
Laminada y con gusto mohoso
La oronja (nombre castellano de esta maravillosa seta) se puede comer tal cual, laminada; de todos modos, a mí me deja siempre un gustillo algo mohoso, así que prefiero, una vez cortada en láminas verticales, pasarla por la sartén, con unas gotas de aceite, el tiempo justo para hacerle perder parte de su agua de vegetación. En esas condiciones, sí: la reina de las setas y la seta de los reyes. O de los césares, que da lo mismo.-
El trago: Edetaria
JUAN FERNÁNDEZ-CUESTA / MADRID
Dos plantas, dos placeres. Una, como tal. Otra, su fruto. Escribimos de un fruto, de dos especies unidas por la naturaleza que, cuando ésta alcanza su máxima expresión, son placeres para los sentidos o, mejor diría Cristino Álvarez, manjares de dioses. Eso es precisamente este vino blanco de Edetaria, eso es la uva garnacha que habita en los viñedos de Edetaria en Gandesa (Tarragona). Y es por eso, por su condición natural, por su fruta genial, el motivo de que sea el vino indicado para unirse hasta la muerte con la Amanita caesarea. Una unión que siempre será símbolo de vida, y de un buen manjar digno de Emperador.
IPuntos: 95. Precio: 20-25 euros. Añada: 2011. Origen: D.O. Terra Alta. Variedades: garnacha y macabeo. Bodega: Edetaria. Gandesa (Tarragona). Tel: 977 421 534.
www.edetaria.com

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