El miedo al contagio ha provocado el cierre de centros médicos y la huida del personal sanitario. El número de víctimas asciende ya a 826
EDUARDO S. MOLANO / CORRESPONSAL EN ACCRA - Día 04/08/2014 - 11.13h
Si hay un punto temporal determinante para entender la epidemia de Ébola que asuela en las últimas fechas el oeste de África, ése es el 17 de febrero. Entonces, el director del hospital regional de la localidad de Macenta, al sur de Guinea-Conakry, visitaba a un paciente que sufría de una terrible fiebre, acompañada de vómitos severos y diarrea con sangre. Días después, el personal que componía el séquito médico comenzó a desarrollar los mismos síntomas. Todos fallecieron.
«Desconocíamos qué era el Ébola y cómo contenerlo», reconoce a ABC en conversación telefónica Maddy Savane, residente en la ciudad y quien asegura que dos de sus familiares fueron infectados. Entonces, el Ébola solo era un cuento de viejas para asustar a los niños. Precisamente, lo novedoso de la crisis (salvo un contagio en Costa de Marfil en 1994, el oeste de África permanecía ajeno, al menos de forma conocida, al Ébola) había jugado en contra de los primeros infectados.
Es cierto que el paciente «cero» -el primer caso- se había producido dos meses antes, en diciembre. Sin embargo, la evolución de la epidemia parecía latente. Nadie tenía conocimiento de ella. Nadie sabía lo que era. Para muestra, un botón. El 22 de marzo, primera vez que las autoridades sanitarias mencionaron la palabra Ébola de forma oficial (tres meses y medio después del primer caso), el número de muertos era de 59, solo en Guinea. Ahora, son más de 1.300 casos y 729 fallecidos. Y la epidemia se extiende a Liberia, Sierra Leona e, incluso, Nigeria, país que no comparte frontera con el foco.
Huir sin pensar
Sin embargo, conforme la pesadilla se convierte en realidad, un proceso paralelo se abre en la región. E igual de dañino que el desconocimiento: la «Ébola fobia», o el terror a un mal que era ajeno. En los últimos días, la mortal epidemia ha provocado el cierre de centros médicos, así como la huida de ciertas localidades del personal sanitario. «La gente comienza a marcharse de algunas zonas. Van a casas de familiares, de vecinos en otras localidades. Ni siquiera saben si están infectadas, la idea es huir», destaca Eliseo Lustine, residente en Sierra Leona. En los primeros días, este líder comunitario acudía a reuniones para concienciar a la población sobre cómo reaccionar ante el virus. Ahora ha renunciado a hacerlo por temor a ser contagiado.
Nadie parecía preparado para algo así. Mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) denuncia que la crisis está «fuera de control», el propio jefe de los servicios médicos de Sierra Leona, Brima Kargbo, reconoce que, antes de la crisis, solo contaban con un especialista destacado en fiebres hemorrágicas virales. El intercepto, el doctor Sheik Umar Khan, fallecía esta semana tras sufrir un contagio. Había atendido a más de cien pacientes.
Corredores sanitarios
Para paliar esta crisis, la autoridades médicas locales apelan por la generación de corredores sanitarios que aíslen ciertas zonas infectadas. Guinea Conakry, Liberia y Sierra Leona aislarán las zonas transfronterizas donde se concentra el 70 % de los casos de Ébola. No obstante, a pesar de los últimos rumores que aseguran que la región podría cerrar su espacio a los vuelos provenientes de los países afectados, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo aseveraba, por su parte (citando a la OMS), que aún no se ha recomendado ningún cierre de fronteras o restricciones de movimiento. Aunque la propia directora de la OMS, Margaret Chan, sí anunció que serán necesarias restricciones a la libre circulación de personas en los países afectados.
El virus hemorrágico también inquieta fuera de África. En Estados Unidos existe especial preocupación por la cumbre que reunirá a medio centenar de delegaciones de países africanos en Washington. El brote epidémico no alterará la reunión de alto nivel, pero se tomarán todas las precauciones. Barack Obama aseguró que los asistentes a la cumbre EEUU-África de la próxima semana no estarán exentos de los controles preventivos. Basta con que exista un «riesgo infinitesimal» de exposición, aseguró.
Estados Unidos fue el primer país en recomendar a sus ciudadanos que no viajaran a los países afectados por el virus hemorrágico. Después le siguió Canadá e Italia y ayer tomó la decisión el Gobierno español. El Ministerio de Asuntos Exteriores desaconseja viajar a las zonas afectadas por el brote, salvo por razones de extrema necesidad.
Se pide que se eviten todo tipo de desplazamientos, incluyendo Freetown, la capital de Sierra Leona, y muy especialmente a las zonas fronterizas de este país con Guinea-Conakry, así como Sierra Leona y Liberia, especialmente a los distritos de Kailahum, Kenema y Freetown.
En caso de necesidad imperativa de viajar al distrito de Kailahum, Exteriores recomienda ponerse en contacto previamente con la Embajada de España en Abidjan o con la Antena Diplomática de España en Monrovia.
También se pide respetar las normas elementales de higiene, abstenerse de consumir carne de caza y evitar los lugares y eventos en los que haya grandes concentraciones de población.
Control de la fiebre a viajeros
China también está en alerta. Ha empezado a tomar la temperatura en los aeropuertos a los viajeros que llegan en vuelos desde Nigeria, Liberia, Sierra Leona y Guinea Conakry. Este protocolo similar al aplicado con la gripe aviar o el síndrome respiratorio SARS detecta a los pasajeros con fiebre, uno de los síntomas de las personas infectadas con Ébola.
Solo al aeropuerto de Cantón llegan cada día miles de viajeros procedentes del continente africano.

No hay comentarios.:
Publicar un comentario