Superada la primera noche, escuelas y comercios abrirán este martes
California declara el estado de emergencia tras el mayor terremoto en 25 años
ROSA JIMÉNEZ CANO San Francisco 26 AGO 2014 - 06:48 CEST
Tendrá que pasar una semana para perder el miedo a un nuevo temblor. Las posibilidades de una réplica siguen siendo altas, pero no impide que los habitantes de Napa, los más afectados, intenten volver a su normalidad cotidiana. Apenas quedan solo 15 vecinos sin electricidaden un terremoto de magnitud 6,1 que, en un primer momento se cobró más de 200 heridos. Casi 48 horas después solo se tema por la vida de un joven de 13 años.
El miedo está justificado, aunque no se perciba, oficialmente, el servicio geológico de EEUU ha registrado 64 réplicas en los alrededores de la zona, dos de ellas de más de 3 grados. De paso, han dado un nombre oficial al seísmo, “Terremoto del Sur de Napa” y un pronóstico: “En estos momentos, un día después del principal temblor, la probabilidad de una réplica fuerte y dañina en los próximos siete días es de una entre cuatro". El temor al ‘Big One’, un concepto interiorizado en la cultura popular, sigue latente. Según Charles Walker, profesor de la Universidad de Davis, un fenómeno similar al de 1906, el terremoto que acabó con el 80% de San Francisco, se da cada 150 años.
Poco a poco se va conociendo el saldo de la tragedia: 49 edificios inhabitables y 50 incendios. Entre las dudas, saber si iglesias, oficina de correos y algunas mansiones históricas se podrán apuntalar y recuperar o habrá que tirarlas para volver a empezar. La firma de evaluación de riesgos CoreLogic ha comenzado a cuantificar los daños. La factura sube en el escenario más optimista a los 1.000 millones de dólares. En el más optimista, se queda en la mitad.
La localidad de menos de 80.000 habitantes tiene dos fuentes de ingresos claras, el turismo y el vino. La simbiosis entre ambas, hace que funcionen restaurantes, hoteles de alto nivel y bodegas con alojamiento. CoreLogic considera que se va a notar el azote del terremoto: “Las pérdidas derivadas por la interrupción en la actividad empresarial son motivo de gran preocupación".
La canalización del agua, todavía con fugas, es uno de los puntos que más quebraderos de cabeza está dando al equipo de mantenimiento de Napa. "Estamos haciendo todo lo que podemos para arreglar los desperfectos lo antes posible", insistió Jacques LaRochelle, su responsable.
El martes a las 2 del mediodía las autoridades relatarán el plan de acción para que Napa vuelva a ser un pueblo de ensueño. Será entonces cuando se levante el estado de emergencia decretado por Jerry Brown, gobernador de California.
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