Fuerzas de seguridad ucranias entrenan a voluntarios en Mariupol, en el sureste del país. /ANATOLIY BOYKO (AFP)
CRISIS EN UCRANIA
Moscú admite que tendrá que prescindir de las importaciones para la industria de defensa
RODRIGO FERNÁNDEZ Moscú 2 SEP 2014 - 14:33 CEST
Rusia revisará su doctrina militar de cara a la nueva amenaza que representa la OTAN, bloque militar que, a diferencia del Pacto de Varsovia, no se disolvió después de la caída de la URSS y que ha seguido avanzando hacia al este. Así lo anunció Mijaíl Popov, vicesecretario del Consejo de Seguridad del Kremlin.
"No dudo de que el problema del acercamiento de la infraestructura militar de los países miembros de la OTAN a las fronteras de nuestro país, incluido a través de la amplición del bloque, conversará su lugar como uno de los peligros militares para la Federación Rusa", declaró Popov, quien agregó que cada vez está más clara la aspiración de la Alianza a aumentar su poetencial estratégico ofensivo. Popov subrayó que en las relaciones de Moscú con Bruselas el factor determinante es que Rusia considera "inaceptable los planes de acercar la infraestructura de la Alianza" a sus fronteras.
Popov constató que la OTAN reforzará seriamente su grupo de tropas en el Báltico, que ya tiene planeado enviar armamento pesado, incluidos tanques y blindados a Estonia, y que su próxima cumbre en Gales aprobarán la creación de nuevas bases militares en Europa del Este. De ahí que Moscú, antes de fin de año, introducirá una serie de modificaciones a la doctrina militar aprobada en 2010 con el fin de responder a estos nuevos desafíos. Cabe destacar que el citado documento de hace cuatro años ya contemplaba la posibilidad de usar preventiva y, por lo tanto, unilateralmente, las armas nucleares en caso de amenaza a la seguridad de Rusia.
Las sanciones impuestas por Occidente a Rusia en relación a Ucraniahan influido también en las enmiendas que tendrá la doctrina militar del Kremlin: Moscú se ha convencido de que no puede fiarse de las importaciones para su industria de Defensa. Como explicó Popov, "la experiencia muestra que la fiabilidad de algunos de nuestros socios occidentales es un fenómeno temporal y, lamentablemente, está vinculada a la coyuntura política".
Las relaciones con Occidente se han deteriorado rápidamente en los últimos meses debido a la crisis de Ucrania y a la involucración de Rusia en ella. Europa, Estados Unidos y, por supuesto, Kiev acusan al Kremlin de estar interviniendo directa y militarmente en el conflicto del este de ese país, algo que Moscú niega. El líder ruso, Vladímir Putin, dijo en una reciente conversación con el presidente de la Comisión Euorpea, José Manuel Durao Barroso, que si él quisiera tomaría Kiev en dos semanas. Barroso interpretó esas palabras como una amaneza, pero Putin dijo esa frase en respuesta a las acusaciones de haber enviado tropas a Ucrania, es decir, como un argumento a favor de que en realidad no había intervención militar en el país vecino.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario