El desempleo crecerá en ocho millones de personas a nivel global en los próximos cinco años, según un informe de la Organización Internacional del Trabajo
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EL PAÍS / EP Madrid 20 ENE 2015 - 12:58 CET
La tasa de paro en España bajará de manera gradual durante los próximos cinco años, pero continuará siendo una de las más elevadas entre las economías desarrolladas durante la presenta década, puesto que superará el 21% al menos hasta 2019, para cuando la Organización Internacional del Trabajo (OIT) prevé que el desempleo alcance el 21,49%, frente al 23,6% estimado para 2015.
En concreto, la institución internacional pronostica que la tasa de desempleo en España bajará desde el 23,6% estimado para 2015 al 22,8% en 2016, situándose en el 22,16% un año después y en el 21,82% en 2017, mientras que en 2019 la tasa de paro en España sería del 21,49%.
De confirmarse las expectativas de la OIT, la economía española cumpliría una década completa con el desempleo por encima del 20%, puesto que en 2010 la tasa de paro en el país ya se situó en el 20,23%, frente al 8,4% registrado en 2007, año en el que comenzaron las dificultades en el sector hipotecario y financiero que desembocaron en una crisis global.
Por otro lado, la OIT añade que los recortes salariales en países como España pueden haber contribuido a reducir los diferenciales en competitividad de costes en el seno de la zona euro, donde se aprecia una relativa convergencia de los costes laborales unitarios.
"Sin embargo, esto no siempre se ha traducido en una mejoría de la competitividad externa y una recolocación interna hacia los sectores más productivos", indica la institución.
De hecho, la OIT señala que en España, donde las exportaciones se han recuperado, el crecimiento de las empresas se enfrenta a dificultades relacionadas con la debilidad de la demanda doméstica, las restricciones en la concesión de crédito y la estricta regulación de los mercados de productos.
Rebajas salariales
El Informe de la OIT dedica un epígrafe a las devaluaciones salariales --reducir la protección del empleo, debilitar la negociación salarial y reducir los salarios mínimos para aumentar la competitividad-- que emprendieron algunos países europeos como fórmula para escapar de la crisis. Para explicar estas políticas pone de ejemplo el proceso vivido en España durante este periodo.
"En España los salarios reales se han contraído en casi todos los sectores desde 2011. Solo se ha registrado un crecimiento salarial en las industrias extractivas y en el sector de la energía y marginalmente en el sector de las artes y el entretenimiento", señala el informe. Y continua: "La contracción de los salarios en España ha sido especialmente notable en el sector público: entre 2011 y 2013, los salarios reales disminuyeron un 4,2% en la sanidad, el 2,7% en educación y 2,3% en el resto de la Administración pública". Señala además que otros sectores como "el comercio mayorista y minorista, profesionales y actividades científicas, y el transporte y almacenamiento" registraron rebajas salariales medias cercanas al 1,5% entre 2001 y 2013".
Ocho millones más de parados en el mundo
A nivel global, la OIT advierte de que las perspectivas laborales en el mundo empeorarán durante los próximos cinco años, hasta el punto de que el paro aumentará en tres millones de personas en 2015 y en ocho millones entre 2016 y 2019, lo que situará el total de desempleados en el mundo en unos 212 millones en 2019, frente a los 201 millones que había en 2014.
Así lo refleja la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su último informe sobre 'Perspectivas Laborales y Sociales en el Mundo', en el que advierte que recuperar los niveles de paro y subempleo anteriores a la crisis será una "ardua tarea".
De hecho, el número de parados actual (201 millones en 2014) supera en 31 millones la cifra registrada antes del estallido de la crisis global, que ha provocado la destrucción de 61 millones de empleos hasta 2014.
La OIT calcula que, contando con las personas que se incorporarán al mercado laboral durante los próximos cinco años, se necesitarán crear 280 millones de nuevos empleos hasta 2019 para suplir la brecha de empleo generada con la crisis.
La organización avisa además de que los jóvenes continúan viéndose afectados por el paro "de manera desproporcionada". Así, en 2014, cerca de 74 millones de personas de entre 15 y 24 años buscaban trabajo, triplicando la tasa de paro juvenil la de los adultos.
Una respuesta política a principios de la crisis en Europa, sobre todo en los países del sur de Europa más afectados que han convertido frecuentemente a las instituciones europeas e internacionales de apoyo, era reducir la legislación de protección del empleo, debilitar o descentralizar la negociación salarial y reducir los salarios mínimos como una manera de aumentar competitividad.
Por ejemplo, en España, los salarios reales se han contraído en casi todos los sectores desde 2011; el crecimiento salarial positiva se ha registrado sólo en las industrias extractivas y de la electricidad y marginalmente en el sector de las artes y el entretenimiento.Contracción de los salarios en España ha sido especialmente notableen el sector público: entre 2011 y 2013, los salarios reales se redujo enun 4,2 por ciento en la asistencia sanitaria, el 2,7 por ciento en educación y 2,3 por ciento en la administración pública. Por otra parte, una serie de sectores económicos clave - incluyendo el comercio mayorista y minorista, profesional ya actividades científicas, y el transporte y almacenamiento -registraron reducciones promedio del salario real de alrededor del 1,5por ciento. Contracción de los salarios ha sido aún más dominante en Grecia, donde los salarios nominales para toda la economíacayeron, en promedio, un 5,6 por ciento en 2011, un 6,9 por ciento en 2012 y un 8 por ciento en 2013.
Contracción de los salarios ha contribuido a reducir algunos de los costará diferenciales competitivos dentro de la zona del euro - como se ejemplifica mediante la convergencia de las tendencias en los costes laborales unitarios.
Sin embargo, esto no siempre ha traducido en una mejora de la competitividad exterior (comercio) y la reasignación interna haciasectores más productivos. En cambio, en algunos países, las exportaciones aún no han recogido y todavía se concentran ensectores de baja de valor agregado (Grecia); mientras que en otros en los que las exportaciones se han recuperado (España), elcrecimiento de las empresas está actualmente cuestionados por la débil demanda interna, las restricciones crediticias y la estrictaregulación del mercado de productos. De hecho, la evidencia sugiereque los desequilibrios de competitividad en la zona del euro no están simplemente relacionados a costar diferencias de competitividad, pero están conectados con las debilidades estructurales del entorno macroeconómico. Esto incluye una gobernanza ineficaz económica,un entorno empresarial débil, escasa inversión en investigación y desarrollo, infraestructuras públicas subdesarrollados y bajo nivel de cualificaciones entre la población en edad de trabajar.
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