LA CRISIS ECONÓMICA DE VENEZUELA
En su mensaje anual a la Nación el presidente menciona que "Dios proveerá", esperando que se recuperen los precios del petróleo
Una ‘tormenta perfecta’ pone a prueba al Gobierno de Venezuela
ALFREDO MEZA Caracas 22 ENE 2015 - 05:23 CET
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha presentado su memoria y cuenta en un mensaje a la nación televisado a todo el país, seis días después del plazo máximo otorgado por la Constitución. Ese detalle, criticado por la oposición, parecía de menor importancia porque se esperaban anuncios concretos para enfrentar la caída del precio del petróleo —cuya venta representa el 96% de las divisas del país—, después de que la gira de principios de año a China, Rusia y Oriente Medio culminara sin el aporte de dinero en efectivo necesario para paliar la crisis. El gobernante no solo evadió esos anuncios, sino que en un pasaje de su discurso, de poco más de tres horas, reconoció que enfrentaría dificultades por esa razón. “El barril de crudo cayó de 96 a 40 dólares, pero no nos faltarán los recursos. El petróleo nunca volverá a los 100 dólares, pero Dios proveerá. Jamás le faltará a Venezuela”, agregó.
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El presidente convirtió el mensaje anual de la nación en el anuncio de la campaña electoral para 2015. En poco menos de tres horas cargó contra sus adversarios, volvió a declararse como víctima de un complot que busca derrocarle y buscó conectarse con el alicaído electorado chavista en un año clave: en el segundo semestre del año habrá elecciones de diputados a la Asamblea Nacional y el oficialismo se ha propuesto el objetivo de mantener el control de la mayoría calificada. A partir del 1 de febrero el gobierno aumentará 15% el salario mínimo y las pensiones, incrementará más de 100 por ciento las precarias becas que se entregan a los estudiantes de educación media (de 200 bolívares a 500 bolívares mensuales, que representan unos tres dólares al cambio del valor del dólar en el mercado negro) y se comprometió a levantar 400.000 nuevas viviendas. Todo eso está reunido bajo el rótulo de inversión social, que el gobierno exhibe como su gran compromiso con las mayorías más afectadas por la inflación de 63% en un año, la más alta del mundo.
Maduro cumplió con lo que en la víspera había adelantado su entorno: no habrá un cambio de modelo, ni se tomarán decisiones distintas a las contenidas en ese vademécum escrito por su antecesor Hugo Chávez, llamado Plan de la Patria, que establece el camino al socialismo de inspiración cubana y que el jefe de Estado tiene como su Biblia personal. “No enfrentaremos esta crisis con las fórmulas del Fondo Monetario Internacional, ni con un gobierno de derechas”, manifestó.
El presidente anunció un nuevo esquema cambiario sobre el que no dio detalles. En todo momento evitó pronunciar la palabra devaluación, pero todo indica que así será. En la actualidad en Venezuela hay cuatro marcadores del precio del dólar estadounidense: una cotización de Bs 6.30 por dólar para alimentos y medicinas, otro de Bs 12 (llamado Sicad I) con el que se cobran los consumos con divisas en el exterior y todas las importaciones no prioritarias; otro de Bs 50 (llamado Sicad II) una subasta para particulares y empresas de montos limitados de divisas, y un cuarto, de Bs 175, que es el verdadero marcador de la economía para la reposición de costos. Maduro ha anunciado que se mantendrá el control de cambios vigente desde 2003, con un dólar a Bs 6.30 para lo que denominó “importaciones prioritarias”, y unificará las tasas cambiarias del Sicad I y II para que funcionen de acuerdo con la lógica del mercado. Los detalles serán anunciados por el gabinete económico, pero de momento esta decisión representa una devaluación encubierta y el fin del subsidio de los viajes al extranjero. Es quizá el menor costo político que está dispuesto a asumir el Ejecutivo en un año crucial para mantener su poder político. Quienes viajan al exterior no superan el 3% de la población.
El gobierno también prometió respuestas para el desabastecimiento y la escasez. Esta semana comenzará a inspeccionar distribuidoras y comercializadora, para evitar que acaparen productos, en un esfuerzo por terminar de controlar toda la cadena de comercialización. También inaugurará en las próximas semanas más de 30 locales de Pdval, la red estatal de supermercados y abastos dependiente de la petrolera estatal Petróleos de Venezuela.
El tema del aumento de la gasolina ha vuelto también al ruedo. Maduro dijo que el combustible se regala y que es hora de empezar a cobrarlo. El presidente admitió que ya tenía una propuesta de aumento que será presentada en los próximos días el vicepresidente Jorge Arreaza. “Pero no hay apuro”, aclaró.
Durante el mensaje a la nación la agencia Reuters publicó un reportaje que demuestra los esfuerzos que está haciendo Caracas para conseguir dinero líquido. Citgo Petroleum, filial de refinación en Estados Unidos de Pdvsa, ha puesto parte de sus activos como garantía para la emisión de bonos y la contratación de un crédito por un total de 2.500 millones de dólares.
Hasta el mes pasado la petrolera venezolana tenía en venta su complejo de refinerías, que tiene capacidad para procesar 750.000 barriles por día, y recibió ofertas de al menos cuatro firmas interesadas. Al final ha preferido utilizar su unidad como vehículo financiero para captar dinero.
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