viernes, 11 de septiembre de 2015

Alemania presiona al bloque del Este por las cuotas de refugiados

Un grupo de refugiados cruzan esta mañana la frontera de Macedonia con Grecia. / NAKE BATEV (EFE)

El ministro de Exteriores alerta de que la UE está "ante el mayor desafío de su historia"

LUCÍA ABELLÁN Bruselas 11 SEP 2015 - 14:39 CEST


La Unión Europea ha puesto en marcha todo su engranaje diplomático para sacar adelante las cuotas de reparto de refugiados entre países miembros. Alemania, el país más partidario de esa distribución porque recibe un tercio de todas las demandas de asilo en la UE, se ha empleado a fondo este jueves con los Estados más reacios: Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia. “Les he dicho a mis colegas que tenemos que ponernos de acuerdo en un mecanismo justo de distribución de inmigrantes”, ha explicado el ministro germano de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, tras reunirse con sus homólogos de esos cuatro países.

Para el jefe de la diplomacia alemana, la actual crisis migratoria –la más aguda desde el final de la Segunda Guerra Mundial- “puede ser el mayor desafío en la historia de la UE”, lo que justifica las medidas de emergencia. “Si estamos unidos en nuestra descripción de la situación, debemos estar unidos en comprender que no la puede manejar un solo país”, ha razonado. Steinmeier se ha reunido en Praga con los representantes de los cuatro grandes países del Este -integrantes del llamado grupo de Visegrado- para persuadirlos de que acepten el esquema de cuotas propuesto por la Comisión Europea.

El ministro ha querido ilustrar la situación con cifras. Solo para este fin de semana, Alemania espera la llegada de 40.000 nuevos demandantes de asilo. La cantidad equivale al primer cupo que el Ejecutivo comunitario propuso distribuir en mayo entre los países miembros y que está a punto de ser ratificado formalmente por los ministros del Interior (será el próximo lunes en Bruselas, aunque de momento solo se han forjado compromisos para reubicar a 32.000). Para todo el año, Steinmeier ha recordado que espera 800.000 llegadas de extranjeros a Alemania, país de destino preferido por los refugiados debido a que el sistema de asilo es más ventajoso.

Los esfuerzos para convencer a los socios del Este de la necesidad del reparto no acaban en Alemania. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, se reunió ayer con los 28 embajadores de los países miembros e incidió especialmente en la urgencia de aprobar un marco de este tipo.

Pese a todo, las posturas no han cambiado en lo sustancial. «Los países deben tener el control sobre el número de refugiados que están dispuestos a aceptar», ha añadido el ministro de Exteriores checo, Lubomir Zaoralek, tras las palabras de Steinmeier a la prensa en Praga.

Aunque la oposición de fondo al sistema de reparto permanece, tanto estos cuatro países como otros vecinos reacios (Rumania, Bulgaria…) empiezan a suavizar sus posturas a la luz del incesante flujo de refugiados que llegan a Europa y que se concentran en pocos países. La solución que buscan los diplomáticos para aunar posturas consiste en aceptar sin reparos el mecanismo provisional exigido ahora (con 160.000 refugiados reubicados en total en los próximos dos años) y discutir con más cautela el mecanismo permanente que quiere aprobar la Comisión Europea para futuras situaciones de emergencia.

El presidente del Consejo Europeo –representa a los Estados miembros-, Donald Tusk, ha aireado este jueves la idea de una posible cumbre europea extraordinaria si la reunión de ministros del Interior del próximo lunes no da resultados. “Si no hay signos concretos de solidaridad y de unidad entre los ministros del Interior el lunes, convocaré un Consejo europeo extraordinario [de jefes de Estado y de Gobierno] sobre la crisis de refugiados en septiembre”, ha alertado desde Chipre. No obstante, Tusk se dice ahora “más optimista” sobre la posibilidad de adoptar una solución por consenso.

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