sábado, 24 de octubre de 2015

Alerta por inundaciones y corrimientos de tierras en México por el Patricia

Una calle de Puerto Vallarta durante el paso del huracán Patricia. / H. G. (AFP)

El fenómeno se ha debilitado con rapidez a la categoría uno pero el peligro permanece

EN VIVO | Vientos de 120 km/h


ELENA REINA MUÑOZ Guadalajara (México) 24 OCT 2015 - 13:32 CEST


El presidente de México, Enrique Peña Nieto, ha pedido a la población que no baje la guardia, pese a que los daños registrados después de que el ojo del huracán Patricia tocara México han sido menores de lo previsto. El peligro está ahora en las trombas de agua, que pueden dejar a su paso graves inundaciones, y en los corrimientos de tierra, según ha informado el Centro Nacional de Huracanes de México, que ha alertado a los Estados de Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán y Guerrero. Mientras, el huracán avanza hacia el noreste del país, ya debilitado a categoría 1, la más baja en una escala de cinco.

El fenómeno, considerado el más potente de la historia, registró vientos de 325 kilómetros por hora con rachas hasta de 400 al tocar tierra, hacia las seis de la tarde de este viernes (siete horas más en la España peninsular). Pasadas siete horas, ya había descendido ya a categoría 2, mientras proseguía su avance hacia el noreste. Durante la madrugada, se había debilitado a la categoría uno, según el servicio meteorológico oficial, con vientos de 120 kilómetros por hora.

Aunque haya perdido fuerza, las autoridades de protección civil de los dos principales Estados afectados, Colima y Jalisco, coinciden en que el peligro continúa. Se ha pedido que los habitantes de las zonas más afectadas no salgan de los refugios, que no caminen por las calles y de ninguna manera salgan a la carretera.

Pese a que el huracán se debilitaba con rapidez, el presidente advirtió: “Lo más peligroso del fenómeno está aún por entrar”. El riesgo que destacan tanto autoridades estatales como federales es el de las inundaciones. Se prevé que las lluvias acumulen en estos días el 40% de lo que se registra todo el año en las entidades afectadas. “Hay ciudades en Colima que se han convertido en ríos”, ha señalado Luis Felipe Puente, director general de Protección Civil. Asimismo, la gran cantidad de agua ha producido deslaves de miles de toneladas de ceniza del volcán de Colima. Todos los habitantes de la zona de las laderas fueron evacuados, se estima que alrededor de 8.000 familias.

Puerto Vallarta, uno de los principales enclaves turísticos del Pacífico mexicano, ha vaciado sus calles. “No se escucha nada, hay un silencio que da miedo. No hay ni un alma por la calle”, así describía la zona Jorge Dau, dueño del hotel Puerto de Luna, a pocos minutos de que la primera parte del huracán tocara la costa. Alrededor de 6.300 turistas se desplazaron hacia el interior, principalmente a Guadalajara, señaló Aristóteles.

Las autoridades de protección civil de los dos principales Estados afectados, Colima y Jalisco, coinciden en que el peligro continúa

“Llegamos hace dos días y solo vimos un día el mar. Esta mañana nos dijeron que teníamos que irnos del hotel y trasladarnos a Guadalajara”, cuenta Estephanie, de 27 años. Ella y seis amigos vinieron de Los Ángeles a pasar una semana de vacaciones a la paradisiaca costa tapatía y bajo la intensa lluvia de la capital están decidiendo regresarse.

Las principales vías de salida de Guadalajara han estado durante todo el viernes colapsadas. La lluvia y el tráfico han provocado atascos en toda la capital. A las afueras, en la carretera que se dirige a la costa, esperaron más de 200 personas hacinadas en los toldos que proporcionaban una decena de establecimientos. La mayoría, trabajadores desesperados por llegar a casa antes de que el huracán les agarrara en el arcén.

Enrique de la Madrid, secretario de Turismo, ha señalado que apenas ha habido daños en la industria hotelera, como sí ocurrió con el huracán Odile del verano pasado. “Aunque el huracán no ha terminado, si no vemos nada ahora es que no habrá daños mayores”, ha apuntado De la Madrid.

Se espera que la Sierra Madre frene el huracán más potente de la historia. Mientras se deshace, las lluvias que deja a su paso mantienen preocupados a los habitantes de Jalisco, Colima y Nayarit, nada acostumbrados a esos niveles de precipitaciones.

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