lunes, 19 de octubre de 2015

Israel se enfrenta a los ataques de nuevo perfil

Policías israelíes ante el cuerpo de un atacante abatido en la Puerta de Damasco de Jerusalén / OREN ZIV (AP)

El riesgo de ser abatidos a tiros por las fuerzas de seguridad no disuade a los agresores Imágenes virales de las agresiones y de la respuesta policial inundan las redes sociales

JUAN CARLOS SANZ Jerusalén 19 OCT 2015 - 14:02 CEST


La mitad de los 42 palestinos que han perdido la vida en la actual escalada de violencia, que se asemeja a una Intifada en ciernes, fueron abatidos por las fuerzas de seguridad después de que atentaran contra policías, soldados o civiles israelíes. “El temor a morir a tiros en el acto no parece disuadir a los próximos atacantes”, advierte el columnista de Haartez Amos Harel. Para los responsables policiales, la oleada de ataques con cuchillo protagonizada por lobos solitarios que se inspiran en las redes sociales para cometer sus ataques con cuchillos, no va a detenerse pronto, a pesar del gran despliegue de seguridad en Jerusalén y las principales ciudades.

Samir Aloun, un tipógrafo de 47 años, intenta mantener vivo el recuerdo de su hijo Fadi, de 19 años, que murió por los disparos de la policía en Jerusalén el pasado día 4. Los agentes que abrieron fuego contra él dijeron que esgrimía un cuchillo y que había intentado agredir a un joven judío. “Había ido a rezar a la mezquita de Al Aqsa y regresaba después a casa a través de la Ciudad Vieja”, explica el padre con un retrato del joven cuando era casi un niño en las manos, en su vivienda del barrio de Beit Hanina, en Jerusalén Este.

“El no estaba metido en política, estaba más interesado en su trabajo y en el gimnasio”, agrega el padre. Un vídeo que recoge el instante de su muerte ha alentado la polémica en la sociedad palestina. “Él se dirigía a pedir ayuda a la policía porque un grupo de judíos le perseguía para atacarle. Los agentes le dispararon aunque no representaba una amenaza para ellos”, sostiene Samir Aloun, quien ha contratado un abogado para acusar a la policía ante los tribunales. El caso de su hijo es considerado como uno de los más controvertidos en la actual oleada de violencia.

Las imágenes virales de las escenas de los ataques y de la muerte de los atacantes circulando a través de Twitter, Facebook, YouTube o WhatsApp son una constante de esta incipiente “Intifada de los cuchillos”. Los responsables israelíes y palestinos, con el primer ministro Benjamín Netanyahu y el presidente Mahmud Abbas a la cabeza, se han acusado recíprocamente de mentir al utilizar unos vídeos que están siendo vistos por millones de personas.

La familia del palestino Alá Yamal, de 33 años, que arrolló con su vehículo a las personas que esperaban en una parada de autobús el día 13 y luego les acuchillo en el barrio ultraortodoxo de Mea Shearim de Jerusalén, también ha declarado a la prensa que su hijo no se metía en política. Pero las imágenes grabadas del atentado no dejan lugar a dudas: Alá se lanzó con su coche a toda velocidad y luego esgrimió un arma blanca para matar a un judío y herir a otros cuatro.

Tampoco deja lugar a dudas el videoclip sobre el ataque de Mohamed Alí, de 19 años, en la puerta de Damasco de la Ciudad Vieja de Jerusalén, cuando atacó por sorpresa el pasado día 9 a un policía de fronteras que le había pedido que se identificara.

Pero no es el caso de Asraa Abed, de 30 años, la mujer árabe con nacionalidad israelí que esgrimió un cuchillo en la estación de autobuses de Afula, cerca de Nazaret (norte) antes de que varios guardas de fronteras abrieran fuego contra ella el mismo día 9. La supuesta atacante sufría una enfermedad mental, según dijo a la prensa israelí el alcalde de Nazaret, Alí Salam.

El enfrentamiento más grave por la interpretación de los vídeos de los ataques se produjo entre Abbas, que acusó a Israel de “ejecutar a niños”, y Netanyahu, que le tildó de “mentiroso”. Dos adolescentes de Beit Hanina, Ahmed Mansara, de 13 años, y su primo Hasan, de 15, fueron grabados por las cámaras de seguridad de una zona comercial del cercano asentamiento judío de Pisgat Zeev cuando aparentemente hirieron a cuchilladas el día 12 a un judío ortodoxo y luego mataron a un chico israelí de 13 años que había ido a comprar caramelos con su bicicleta.

La policía israelí hizo públicas esas imágenes después de que circulara como la pólvora un vídeo grabado con un móvil en el que se observa cómo se desangra en el suelo Ahmed después de haber sido deliberadamente atropellado parea ser reducido en su huida. Los policías israelíes no se ocupan de él mientras esperan la llegada de una ambulancia. Entre los israelíes que rodean la escena se escuchan voces que gritan: “¡Muere, hijo de perra!”.

Abbas llegó a decir que el muchacho había muerto. Netanyahu ordenó distribuir fotos en las que se le ve convaleciente en un hospital israelí. La distancia con la que palestinos e israelíes observan unas mismas imágenes muestran la dificultad de alcanzar un acercamiento que ponga fin a la oleada de ataques que sacude Tierra Santa desde el inicio de octubre.

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