miércoles, 1 de junio de 2016

MINISTRO DE FINANZAS Y HACIENDA DE ARGENTINA

Alfonso Prat-Gay, durante su entrevista con ABC - SAN BERNARDO

«En solo seis meses no podemos arreglar doce años de Kirchnerismo»

El Gobierno Macri busca el difícil reto de sanear la economía sin provocar un estallido social por las reformas

Por GUILLERMO D. OLMO - golmo 


El suyo es probablemente el mayor desafío para cualquier economista: sanear las finanzas de la República Argentina y relanzar una economía sumida en el caos desde que empezó el siglo. Es la misión que el presidente Mauricio Macri le encargó a este liberal que completó su carrera en los Estados Unidos. La inflación endémica, un tipo de cambio demencial y el descontrol del gasto público son los enemigos de Alfonso Prat-Gay, que sabe que para derrotarlos necesitará de la confianza del capital extranjero, resentido tras medidas hostiles del Kirchnerismo como la expropiación de YPF a Repsol.

Para eso está en España, que se disputa el liderazgo inversor en la región con los Estados Unidos. «Es el momento de restaurar los vínculos dañados; Argentina ha vuelto», proclama, con el mismo énfasis que pone en persuadir a los argentinos de que el fin de los precios subisidiados en los servicios públicos son un sacrificio necesario para reflotar al país.

Como él mismo admite, los desequilibrios históricos son de tal calibre que la tarea llevará años. Presionado por las protestas, el Ejecutivo ha decidido mantener las ayudas de la «era K». Gana así tiempo para acometer un saneamiento que los mercados juzgan imprescindible, pero contestado por miles en las calles argentinas. Es el inicio de un camino lleno de obstáculos.

-¿Su gobierno asegura que su principal objetivo es sanear las cuentas públicas, pero también se ha comprometido a mantener los programas sociales del Kirchnerismo. ¿Son ambas cosas compatibles?

-No lo serían si no creyéramos que vamos a poner la economía en marcha, pero no solamente son compatibles, sino que son necesarios en esta transición en la que nos encontramos. El problema es que esos programas no estaban funcionando como decía el gobierno anterior. Heredamos una situación en la que el 30% de los argentinos viven bajo el umbral de la pobreza. Nosotros tenemos claro que la salida de la crisis argentina debe ir por la vía exportadora y de la inversión, que es lo que traerá empleos de calidad, pero sabemos que eso no ocurre de un día para otro. Tenemos un plan a cuatro años, con objetivos pautados, como acabar el año con una inflación del 25%, pero no podemos arreglar en seis meses el descalabro de doce años. Hasta que lo consigamos, no solo mantenemos sino que incrementamos los planes sociales, porque nos hicimos cargo de una situación muy compleja. Aspiramos, con el tiempo, a poder ir transformando esos planes sociales en empleos dignos.

-Pero el coste de esos planes es enorme.

-No es tan grande como parece. El coste mayor estaba en el disparate de los subsidios a los sectores económicos, que estaba basado en esa idea tan demagógica y populista de que no aumentaran las tarifas de los servicios públicos a cambio de que el Gobierno les pagara directamente a las compañías proveedoras. Solo el año pasado, el gobierno anterior se gastó cuatro puntos del PIB en esto, tres veces más de lo que costaron los programas sociales. Y además estos subsidios terminaban en los bolsillos de los más ricos, no en los de los ciudadanos. Todo el mundo sabe que los ricos consumen mucha más electricidad. Resulta que al final todo el programa social del Kirchnerismo se basaba en ponerle la plata en el bolsillo a los más ricos. Nosotros estamos desmantelando eso. Hemos puesto una tarifa social, para proteger a quienes más lo necesitan y a la vez aumentamos las tarifas para financiar con esos recursos los programas sociales en esta fase de transición.

-Algunas de sus medidas están encontrando una fuerte contestación, especialmente de los sindicatos, muy poderosos en su país. ¿Podrán seguir adelante pese a ellos?

-Dialogamos con los sindicatos, pero donde se discute esto es en el Congreso de la Nación. Todo el mundo tiene derecho a manifestarse, ahora bien, como ha dicho el presidente Macri, al que lo haga se le descontará el salario de su jornada laboral. Francamente, si me preguntara por esto antes de llegar el cargo, hubiera imaginado que a estas alturas ya tendríamos un conflicto social. No lo hemos tenido porque tomamos decisiones en el plano social acorde con lo que recibimos, lo que nos permite tener esta transición.

-¿Podría volver una empresa como Repsol a Argentina?

-Repsol puede volver. Nosotros estamos abiertos a todos y solo ponemos la condición de que se cumplan las normas. España es una prioridad porque es uno de los principales inversores directos en Argentina. Yo les pido disculpas por el trato recibido, aunque la compensación a Repsol por la expropiación de YPF no fue mala, y les agradezco la paciencia que han tenido. El Gobierno del que formo parte está haciendo todo lo posible para mejorar en transparencia y seguridad para las empresas, que era en lo que en la etapa anterior sacábamos las peores notas. Solo las de Venezuela eran peores.

-El nombre del presidente Macri apareció en los papeles de Panamá y recientemente ha admitido que tiene fondos en Bahamas ¿Cómo valora que el presidente tenga parte de su patrimonio en paraísos fiscales?

-Él ya ha dado toda las explicaciones y no tiene sentido insistir. Es incorrecto que haya tenido fondos en Panamá. Solo era director de una compañía de su padre. En el caso de Bahamas ya explicó el presidente que lo que hubo fue un cambio de domicilio en una de las entidades en las que él tenía depositados los fondos. Todo eso está aclarado ya y yo no tengo nada que agregar.

-Han aprobado recientemente una amnistía fiscal. ¿Puede explicarlo con detalle?

-Se trata de una última oportunidad para ponerse al día con una alta penalización del 10%, antes de que, a partir de enero del año que viene, Argentina tenga una herramienta que no tuvo nunca antes para compartir información fiscal con casi todos los países del mundo.

-¿Temen que la situación en Brasil pueda pasarles factura?

-Es indudable que la caída de la demanda en Brasil está generando un impacto en algunas exportaciones argentinas. Brasil es para nosotros una preocupación a corto plazo. Su recesión le resta un 1% o un 1´5% al PIB argentino. Se vive además una situación de incertidumbre política, pero por ahora no hemos detectado que eso agrave la situación económica. Si sucediera, sí tendríamos que revisar nuestras previsiones.

-La situación también es crítica en Venezuela.

-Miramos a Venezuela con mucha preocupación. El presidente Macri ha mostrado su cercanía al pueblo venezolano, pero su total oposición a cómo Maduro está conduciendo el país. Esperamos que el éxito de nuestras medidas sirva también para contrarrestar a los populismos que todavía quedan en la región. Si no hubiéramos tomado las decisones que tomamos, hoy estaríamos yendo en la dirección de Venezuela.

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