POR EMILI J BLASCO
LAICISMO. Hay dos respuestas. Una es la de quienes creen que Obama es el presidente más laicista que nunca ha tenido EE.UU.; una especie de Rodríguez Zapatero, pero creyente. Otra la que indica que, en todo caso, Obama erró en el cálculo. Y eso porque resultó cegado por algo de lo anterior. Convencido de que la masa católica no observa mucho la doctrina de la Iglesia en materia sexual, estimó que pocos se alinearían con los obispos. Se equivocó en que lo crucial del debate no estaba en los anticonceptivos, sino en el derecho de la Iglesia en ser coherente con su propia doctrina. Y Obama ya ha demostrado varias veces que no es especialmente sensible al modo estadounidense de entener la libertad religiosa.
MIEDO ELECTORAL. Obama cede ante el temor de perder voto católico, habitualmente inclinado a los demócratas (en 2008 obtuvo el 54% de ese voto, 16 puntos sobre McCain; pero en estos tres años está perdiendo voto religioso). Además de por la fuerte reacción de la Iglesia Católica, por lo central que el Partido Republicano comenzaba a situar este asunto en su campaña electoral. Con la economía mejorando y un posible flojo rival, Obama iba a crearse él solo un gran obstáculo para la reelección.
TRIBUNAL SUPREMO. Que la ley podía haber tenido problemas en el Supremo lo indica la sentencia que ese tribunal publicó en enero, situando la libertad religiosa por encima de las leyes contra la discriminación laboral. Por unanimidad, el Supremo estableció que las iglesias podían despedir a sus empleados por conductas contrarias al ideario religioso de esas instituciones.
CONTEXTO PARA FORÁNEOS. En países como en europa, donde hace tiempo existe una sanidad pública universal que cubre casi todos los aspectos sanitarios, no es posible establecer relaciones finalistas estrictas entre la cotización de los empresarios a la Seguridad Social y los servicios concretos que el empleado obtiene: es dinero que va a caja única, a la que también contribuye el propio asegurado.
En Estados Unidos, donde las prestaciones sociales son reducidas, el gasto finalista es más obvio; además en este caso la prestación de servicios anticonceptivos era una novedad: nunca hasta ahora los había cubierto el seguro.
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