viernes, 9 de marzo de 2012

Annan irrita a la oposición siria al hablar de "reformas" políticas

GUERRA CIVIL EN SIRIA

El enviado de la ONU llega el sábado a Damasco para intentar poner fin a las matanzas
Rusia rechaza un nuevo texto de condena internacional

EL PAÍS Madrid 9 MAR 2012 - 10:26 CET

Kofi Annan, enviado de la ONU para el conflicto sirio, se propone lanzar una iniciativa que parece muerta antes de nacer. El ex secretario general del organismo internacional viaja el sábado a Damasco para apremiar al presidente Bachar el Asad a que detenga la campaña de represión que desde hace un año ha lanzado contra varias ciudades que se han rebelado contra el régimen. Complicada tarea. Y más difícil el segundo objetivo de su visita: "Hallar un camino para desarrollar las reformas [políticas] y avanzar", en palabras del propio Annan pronunciadas el jueves en El Cairo. Los grupos disidentes acogieron de muy mala gana esta alusión de Annan al proceso de reformas políticas que, a su juicio, no puede encabezar El Asad.

"Rechazamos todo diálogo mientras los tanques bombardeen nuestras ciudades, los francotiradores disparen contra nuestras mujeres y niños, y mientras muchas zonas han sido aisladas del mundo y dejadas por el régimen sin electricidad, comunicaciones ni agua", declaró a Reuters Hadi Abdulá, un ciudadano de Homs. Otros activistas comentaban que el llamamiento de Annan alentará aún más al régimen a "aplastar la revolución". Con o sin alientos, la represión prosigue. A mediodía del viernes, grupos de la oposición informaban de que al menos 21 personas han muerto en esta jornada y de que varios tanques han atacado de nuevo en otro barrio de Homs, una vez conquistado Bab Amro.

Las fuerzas militares del régimen son aún robustas y las deserciones hacia las filas rebeldes todavía escasas

Un año después de que el alzamiento popular comenzara en Deraa (en el sur de Siria, junto a la frontera con Jordania), y casi 8.000 muertos después, el conflicto se enquista en Siria, un país que no seguirá la misma suerte de Libia. Los países occidentales aseguran que no habrá una intervención militar extranjera para derrocar al régimen, y aunque circulan algunas informaciones sobre un supuesto abastecimiento clandestino de armas a los rebeldes, las tropas a las órdenes de Maher el Asad, hermano del autócrata, son todavía robustas, y las deserciones en el Ejército y en la Administración son aún escasas. Un goteo.

El jueves renunció el viceministro del Petróleo, Abdo Hussameddin, y dos grupos rebeldes han anunciado que tres oficiales de alto rango se han pasado a las filas rebeldes y han llegado a un campo para militares desertores levantado en el sur de Turquía. Portavoces de la oposición aseguran que son ya siete los generales que han cambiado de bando. Mientras, los intentos de China y Rusia por encauzar el conflicto por el sendero de la diplomacia continúan.

El Gobierno de Pekín ha anunciado que enviará a Zhang Ming, ministro asistente de Exteriores, a París para explorar una eventual solución diplomática. China, que ya ha vetado junto a Rusia dos resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y Francia discrepan abiertamente sobre cómo poner fin a lo que es ya una guerra abierta. Zhang también viajará durante la próxima semana a Egipto y Arabia Saudí. Precisamente Rusia ha anunciado su rechazó al borrador de resolución --el tercero-- que ha redactado Estados Unidos. Moscú opina que en el nuevo texto no se insta a las dos partes beligerantes a detener la violencia. "El texto de la resolución no es equilibrado", ha dicho Genadi Gatílov, viceministro de Exteriores, a la agencia Interfax.

Va a ser muy complicado que Rusia y China, por una parte, y los países occidentales y la mayoría de países árabes, por otro, puedan alcanzar un acuerdo. Rusia y Arabia Saudí, dos de los principales actores de esta crisis, se han enzarzado en un agrio intercambio de acusaciones. Moscú ha asegurado que Riad está apoyando el terrorismo en siria y dirigiendo el tráfico de armas hacia los insurrectos. Arabia Saudí ha reaccionado en línea con lo ya expresado por varios cancilleres. Un comunicado de su Ministerio de Exyeriores precisa que el "apoyo explícito al régimen sirio constituye un hecho que podría alcanzar el nivel de los crímenes contra la humanidad". Y concluye el comunicado: "La historia, única y exclusivamente, responderá a la acusación de armar a los terroristas y será testigo, sin ninguna duda, de quiénes son los terroristas y quiénes les apoyan".

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