domingo, 11 de marzo de 2012

No podemos callar la verdad

El Presidente Santos se la jugó. Ir a Cuba, para gestionar personalmente y de alguna manera mitigar la decisión que informaría; y no era otra que conseguir aprobación de Cuba y la misma Venezuela en coincidencia afortunada porque podía también concretar convenios pre establecidos con Hugo Chávez, a la propuesta que sacaría a Cuba de la cumbre, pero abriría espacios de reflexión para medidas futuras

Por Isa Dobles

La Cumbre de Cartagena ha movido las aguas. Inevitablemente, por Cuba que por supuesto acusa a Estados Unidos de impedir su presencia. El canciller Rodríguez, después de la diplomática y estratégica visita del presidente Santos, no ha dejado de repetirlo y reclamarlo. Que “se le niegue a un país americano asistir precisamente a una Cumbre de las Américas”, es un atropello”, un desatino, una demostración más del desprecio y abuso de los yankees. Y con esa habilidad que tiene esta “izquierda “ roñosa para adjudicarse la condición de víctima, del pequeño David ante Goliat, hoy Obama es el culpable, y desde ya se deben estar conformando los contingentes que protestarán por eso y más en la brillante ciudad de Cartagena .

El Presidente Santos se la jugó. Ir a Cuba, para gestionar personalmente y de alguna manera mitigar la decisión que informaría; y no era otra que conseguir aprobación de Cuba y la misma Venezuela en coincidencia afortunada porque podía también concretar convenios pre establecidos con Hugo Chávez, a la propuesta que sacaría a Cuba de la cumbre, pero abriría espacios de reflexión para medidas futuras. Y en esas maniobras y manipulaciones, mientras insistían en la culpabilidad de EE. UU., ninguno defendía la democracia que es exigencia viva de la intención internacionalista de esas cumbres.

El liderazgo latinoamericano que ha sido testigo de esta historia que hoy intenta repetirse en otros países de este continente, ha sido alcahueta de esta historia que no se puede negar en el plano político.

Como tampoco se pueden negar las señales que ya indican en Venezuela los pasos que contra la libertad y el respeto a los derechos humanos son información diaria. Porque el maltrato a la jueza Afiuni, la trágica coincidencia de condiciones de salud de los presos políticos con la del mandatario venezolano y el constante acoso contra ellos, lo sucedido en Cotiza, la multa y agresión a Globovisión, por no extenderme más en una lista que llenaría páginas, aquella declaración de guerra de Venezuela vs Colombia, el apoyo a las FARC, todo eso se vio y se vivió y se sigue viviendo y ese liderazgo lo ve, lo sabe.

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