Por Sebastián Rivas | sebastian.rivas@quepasa.cl.
La imagen era recurrente: cada vez que los gobiernos hacían un anuncio en materia de educación, Harald Beyer Burgos (48), el emblemático experto del Centro de Estudios Públicos (CEP), era una de las primeras voces consultadas para comentar el tema. Pero hace dos semanas, algo cambió. Esta vez, fue él quien salió al pizarrón con un anuncio: un cambio completo al sistema de financiamiento de la educación superior chilena que, entre otras cosas, hará que sea el Estado y no la banca privada quien administre los créditos.
El hito fue el símbolo de los cambios que Beyer ha experimentado en los últimos 120 días. De ser un influyente, pero anónimo asesor que podía viajar inadvertido en el Metro con su mochila negra, pasó a vivir la exposición pública, que incluye pedidos de fotos, algunos episodios incómodos -como cuando una persona lo encaró mientras iba al cine con uno de sus hijos- y, por sobre todo, un cambio de rol: el emblemático analista ahora es el hombre al que todos analizan.
Beyer lo acepta con hidalguía y cierta resignación. Repite que aceptar el puesto era una obligación “republicana”. Y aunque su espíritu de analista se cuela en sus respuestas, también destaca que gran parte de las medidas anunciadas estaban en el programa de gobierno, que él mismo ayudó a redactar. Aquí, Beyer se enfrenta a su primer examen.
-El 12 de mayo se cumple un año de la primera marcha masiva de los estudiantes. Desde esa fecha hasta hoy, ¿qué ha cambiado en la educación superior chilena?
-Desde el punto de vista de las políticas, creo que mucho. El año pasado, el gobierno anunció recién un punto de partida, que no estaba todavía bien dibujado. Hoy está mucho más dibujado.
Respecto de si ha habido lucro en universidades, no tengo la información como para chequearlo. Uno supone que sí ha habido algunas instituciones (...) A uno le llama la atención que se hayan transado instituciones. Y estaríamos dispuestos a multarlas y establecer todos los procedimientos sancionatorios que fija la ley
-El tema más relevante del anuncio hecho hace dos semanas fue que el gobierno tomará el sistema de créditos para la educación superior y que será un sistema unificado. ¿Por qué se va a hacer cargo el Estado?
-Por una razón relativamente simple: queríamos ir a un sistema por contingencia. Es decir, las cuotas no son fijas, sino una proporción del ingreso. El sistema privado típicamente ofrece cuotas fijas, no sabe manejar contingencia al ingreso. Entonces, lo que iba a pasar es que los bancos nos iban a cobrar muy caro, y decidimos que lo más razonable era originarlo en el Estado. Además, el sistema de Crédito con Aval del Estado (CAE) tampoco estaba siendo tan barato como se nos dijo en su momento.
-O sea, ¿no era un buen negocio?>
-Había dos costos: uno era la morosidad que involucraba, que era más alta de lo que se había anticipado, y lo otro es que la recarga que nos hacían los bancos tampoco era tan conveniente. Sumando y restando, no convenía. Y después, la pregunta es cómo se administra. Estamos evaluando cuál es la forma más barata de hacerlo. Podría ser la misma Comisión Ingresa, que ya tiene cierta experiencia, o la Tesorería General de la República.
-¿Qué balance tiene del CAE? Sus creadores señalaron que, en su minuto, era el único sistema viable para aumentar el ingreso a la educación superior de los sectores más vulnerables.
-No creo eso. De hecho, escribí en esa época sobre este tema, y creo que el mejor sistema es el que nosotros estamos proponiendo ahora.
-¿Y se podría haber hecho en ese minuto?
-Se podría haber hecho.
-¿Por qué no se hizo?
-Había dudas, hasta donde entiendo, de hasta qué punto el Estado iba a recobrar los créditos. Pero para montarlo a través del sistema privado se tuvo que entregar tantas garantías que tampoco el sistema privado tenía muchos incentivos para cobrar. No se ganó mucho en esos términos y se pagó caro por lograr eso. Ahora, indudablemente, generó mayor acceso. La pregunta es si con un sistema distinto también se podría haber generado más acceso y, tal vez, hubiera sido un sistema mucho más permanente.
-¿El nuevo sistema no podría generar un incentivo para las universidades con baja selectividad?
-Sólo las instituciones acreditadas van a poder acceder a este crédito. Y sabemos que va a haber discusión respecto de que si el sistema de aseguramiento de la calidad es bueno o no. Nosotros no creemos que sea tan bueno, pero eso se trabaja separadamente. En el futuro, todas las instituciones van a tener exigencias mucho más fuertes.
“Bachelet no contempló cambios en educación”
-En el 2007 hubo una comisión asesora presidencial para la educación superior que planteó un sistema en que hubiera un financiamiento parejo para las universidades. A su juicio, ¿se perdieron cinco años?
-A ver… Si uno mira el programa de la presidenta Bachelet, no contemplaba mayores cambios en educación. Yo creo que eso se notó, porque vino el movimiento pingüino, que estaba concentrado en educación escolar, se hicieron algunos cambios a trastabillones, con un fuerte apoyo de la oposición de aquel entonces, y se generó un cambio en la LGE. Pero si uno mira lo que se hizo en educación superior, prácticamente no hubo nada. Y había varios indicadores ya hacia fines de 2005 de que se requería una mirada nueva en educación superior.
Gabriel Boric
Presidente de la FECh
Boric: ¿Usted cree que en los últimos 22 años ha habido universidades que han lucrado con la educación? Si es así, ¿cuáles son? Y si lo supiera, ¿estaría dispuesto a decir, con nombre y apellido, quienes están detrás de ellas?
Beyer: Cuando llegué una de las primeras medidas fue encargar esta información, aprovechando una disposición de la Ley de Presupuestos, y ahí vamos a tener mayor claridad respecto de los estados financieros de las distintas instituciones y vamos a poder auscultar esto. Ahora, respecto si ha habido lucro, no tengo la información como para poder chequearlo. Uno supone que sí ha habido algunas instituciones.
Uno podría podría hacer puras hipótesis, suposiciones, pero no tengo ninguna evidencia. Lo que nosotros estamos pidiendo es información fidedigna, que va a ser transparentada por nosotros mismos. Estamos pidiendo a las universidades una cantidad importante de información, entre otras, transacciones con empresas relacionadas y cada uno va a hacer su juicio respecto del tema. Hay una zona gris, efectivamente, y nosotros creemos que anteriores gobiernos pudiesen haber hecho más para fiscalizar esto. A uno le llama la atención que hayan transado instituciones entre distintas partes. Y estaríamos dispuestos a multarlas y a establecer todos los procedimientos sancionatorios que establece la ley, y eso va a ser mucho más robusto una vez que tengamos una superintendencia. Pero incluso con los instrumentos que tenemos hoy día, si tuviéramos información fidedigna, podríamos establecer algunas sanciones.
Andrés Benítez
Rector U. Adolfo Ibáñez
Benítez: Ha insistido en que las carreras universitarias son muy largas. ¿Piensa que una mejor alternativa es cambiar una parte de la formación de especialidad, que es demasiada, por cursos de formación general?
Beyer: Hay un mito respecto de que programas de cuatro años, o como los europeos que pueden ser de tres años, son mucho más generales y que en Chile se requiere una formación más específica. Pero cuando uno ve la demanda de los empleadores, ellos quieren una formación más general. Y estos programas tienen mucha mayor especialización de lo que se cree. Incluso hay bachilleratos de cuatro años con especialización en Ingeniería y salen bastante bien preparados. Ése es el modelo hacia el que Chile tiene que ir.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario