El líder laborista, Diederik Samsom, vota con sus hijos en un colegio de Leiden. / ROBIN UTRECHT (AFP)
ELECCIONES LEGISLATIVAS EN LOS PAÍSES BAJOS
Dos partidos europeístas encabezan los sondeos
Pensiones, gasto sanitario e hipotecas acaparan el último debate electoral
La izquierda radical y la extrema derecha se mantienen como tercera y cuarta fuerza
ISABEL FERRER La Haya 12 SEP 2012 - 08:38 CET
Marcados por la crisis, cerca de 13 millones de holandeses buscan este miércoles en las urnas una respuesta a las dudas planteadas por el coste de los rescates de la eurozona. Son las quintas elecciones de la última década y las más reñidas. Hay 21 partidos en liza, 40.000 voluntarios y 10.000 colegios abiertos por todas partes, desde estaciones de tren y el aeropuerto, hasta grandes almacenes, clubes de fútbol y playa y cuarteles de bomberos. También son las que han visto tambalearse el modelo (tripartito) tradicional, que permitía a democristianos, liberales de derecha y socialdemócratas hacerse con el poder. O bien pactarlo, apoyados cada uno en un buen paquete de escaños. Ahora que los grandes han perdido fuerza, y los medianos se han vuelto imprescindibles para gobernar. Y cuando el enfado del votante ante las facturas de la Unión Europea ha favorecido a la extrema derecha y a la izquierda radical, estos comicios brindan una doble lectura. Si ganan los liberales, el riguroso ajuste impulsado por Alemania no debería ser cuestionado por el nuevo Gobierno. De vencer la socialdemocracia, la balanza podría inclinarse hacia Francia, que marca ya un nuevo estilo en sus relaciones con la canciller federal, Angela Merkel.
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Según Diederik Samsom, líder socialdemócrata, que empata por arriba en los sondeos con los liberales de derecha, eso son conjeturas. “Lo importante es trabajar juntos en la UE para resolver la crisis”, dice. La afirmación no suaviza las vacilaciones de un electorado que piensa en la UE y teme una rebaja de las pensiones, recortes en el copago sanitario y la merma de las ventajas fiscales por el pago de hipotecas. Muy condensado, ese parece el resultado de los rescates precisados por los socios del Sur comunitario. A Bruselas, de su lado, le preocupa la influencia que tengan, en la muy europea Holanda, el xenófobo Partido de la Libertad, de Geert Wilders, y el socialismo radical de Emile Roemer.
Ambos participaron la noche del martes (la campaña no cierra y tampoco hay jornada de reflexión) en el último debate televisivo. Fueron convocados, junto con el resto de los líderes en liza, por la cadena pública para que confrontaran sus programas. En una tensa ronda, los problemas de Grecia, España e Italia, y el gasto sanitario, acapararon el tiempo. Rutte hizo votos “por sacar del bache al Sur con más cooperación”. “Europa es un mercado que proporciona 300.000 empleos al puerto de Rotterdam y otros 100.000 al aeropuerto de Ámsterdam-Schiphol. No podemos abandonarla. Pero si Grecia ignora las estrictas normas que les son impuestas, entonces depende de ella seguir o no dentro de la comunidad”, aseguró. Wilders, por el contrario, está seguro de que “Atenas mejoraría recuperando el dracma (la moneda anterior al euro)”. “Y Holanda también, con los florines”, añadió. Samsom pidió “más Europa unida para controlar a bancos y mercados financieros”.
El coste sanitario fue el otro gran tema del debate. Los candidatos admiten “que puede llegar a comerse la mitad de un sueldo medio” a medida que la población envejezca. Difieren en la forma de pago de los seguros médicos: si los mayores deben manejarse solos hasta donde puedan con sus ahorros, sin arruinarse, o si paga más el que más tenga. Al final, todos aseguraron al votante que serían firmes en la defensa de lo esencial de sus idearios. Aunque, si como dice Mark Rutte, “En Holanda el poder se reparte entre varios”, estas elecciones precisarán un cuidado exquisito para contentar al ciudadano sin desairar a Bruselas.
Hace dos años, los liberales de derecha ganaron a los socialdemócratas por un escaño. Hoy quieren evitar un susto similar. Las urnas cierran a las 21.00 horas. Hasta entonces, los militantes de uno y otro grupo repartirán en la calle miles de zumos de fruta y rosas, respectivamente. Es otra forma de poder (blando) de atracción.
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