domingo, 31 de marzo de 2013

CHILE: Prisión Política y Tortura

Nelly Cárcamo Vargas, 
Presidente Nacional de la UNExPP de Chile 

LA PRISIÓN POLÍTICA (TORTURA) Y EL DAÑO MORAL

Pocas experiencias de vida son más traumatizantes que la prisión política y la tortura, experiencia que deja huellas profundas, dolorosas que hasta el subconsciente se niega a recordar, sin embargo, quedan profundamente ancladas sin ninguna posibilidad de desenterrarlas y de despojarse de ellas.

Por Nelly Cárcamo Vargas

  Cada ser humano en su diversidad las elabora de distinta forma; aquellos que tienen una capacidad de resistencia mayor las podrán sobrellevar de una mejor forma, lo que les permitirá llevar una vida a la luz de los que lo rodean un poco más normal en contraposición de aquellos que les destruyeron hasta esa capacidad de elaboración del daño quienes serán condenados a deambular transitar por la vida en cierto modo muertos en vida, no sólo cargando las secuelas para sí mismo, sino que trasmitiéndolas sin querer sin proponérselo inconscientemente a sus seres queridos a los que comparten sus vidas con ellos (as).

Al ser detenidas en un contexto violento no sólo con ellas mismas, sino que esa violencia alcanzó abundantemente a su familia, víctima de la violación de morada por un nutrido número de agentes del estado, recibiendo insultos, maltratos y amenazas, deben observar impotentes como extraños se apoderan de su ser querido y lo arrancan del seno familiar para llevárselo con destino desconocido y con la desesperación de no poder cumplir con la obligación que se tiene como núcleo familiar de prestarle protección, consientes que probablemente no lo vuelvan a ver nunca más, de acuerdo con lo que saben está ocurriendo con muchas personas en el país.

El camino que comienza a recorrer tanto la familia como la propia víctima con este violento acto es de terror, de incertidumbre, el (a) detenido (a) se enfrenta a un laberinto oscuro al cual no se le ve salida, cada una de las vías te llevan y te transportan a situaciones límites. El dolor físico de la tortura que desgarra tus carnes no se compara con el dolor emocional de tener que constatar con la cruda realidad de compatriotas con quienes compartes el mismo suelo, una misma cultura, el mismo amor por tu tierra, su idiosincrasia, su cultura, sus costumbres, sea capaz de verte como un paria, un ser sin valor sin derechos como un enemigo, al que se debe destruir y eliminar.

Sumado todo el peso que representa para tu alma debemos agregar el temor constante por tu vida; sin saber que ocurrirá en los segundos o minutos siguientes, ¿te permitirán seguir con vida o determinarán poner fin a ella?, que pasará entonces con tu familia, esa familia que dejaste sumida en la desesperación y que requiere de ti así como tú de ella, y que de seguro sigue sufriendo con tu ausencia sabiendo que estás siendo sometido a torturas, en su imaginación tal vez sentidas como más horrendas aún que el horror al que estás siendo sometido o pensando que has sido asesinado y te harán desaparecer.

Como poder describir la rabia, la vergüenza y el asco que sientes por tu cuerpo después de ser violada (o), te sientes desfallecer quisieras poder escapar de ese cuerpo, escapar de ti mismo. Como poder describir el sentimiento y el dolor que causa el que te hagan sentir como un ser despreciable sin ningún valor, no merecedor de consideración y respeto, menos aún cuando a través de las torturas quiebran tu voluntad, te llevan a traicionar tus principios, valores, creencias, desintegrando tu personalidad, tu ser. Como poder describir la desesperanza, el temor constante de ¿Qué viene ahora? ¿Qué forma de tortura escogerán en la próxima sesión? ¿Esta vez me eliminarán? ¿Seré capaz de resistir? Como poder describir la angustia, el dolor y la impotencia que causa el presenciar la tortura de otras personas compañeros (as), amigos (as) u otro detenido (a), sintiéndote a esta altura culpable por no poder ayudarlo y protegerlo, sintiendo y sufriendo su dolor multiplicado por mil.

Si logras sobrevivir y te liberan quedas marcado, al margen de la sociedad, te transformas en una persona peligrosa que hay que evitar para no comprometerse, te enfrentas a una sociedad hostil, no vuelves a tener un trabajo estable, lo que no permite responder a tus necesidades personales, menos aún las de tu núcleo familiar. Todo esto provocó tensiones, llevó a la crisis y posteriormente al desmembramiento de muchas familias de víctimas sobrevivientes quienes han terminados solos (as).

La pérdida de la paz espiritual, la pérdida de la confianza en los seres humanos que te rodean, la destrucción de la familia, el no sentirte seguro nunca más, el desequilibrio emocional y físico que nunca más te permitirá ser el mismo, que no te permite enfrentarte a la vida como lo hubieras hecho sin esta vivencia extrema, la pobreza económica y material que has debido enfrentar, todos estos dolores del cuerpo y del alma, todos estos temores, toda esta incertidumbre, toda esta impotencia tiene un nombre “DAÑO MORAL”-

Finalmente ¿A qué se debe esta reflexión?, con fecha 28 de marzo de 2013 la Corte de Apelaciones de Santiago revocó la sentencia dictada por el Vigésimo Séptimo Juzgado Civil de Santiago en lo concerniente a la cuarta demanda civil presentada por la UNExPP de Chile, que reconocía el derecho de las víctimas sobrevivientes a una indemnización por parte del Estado de Chile por daño moral y tortura por parte de agentes del estado durante la dictadura militar de Augusto Pinochet. En este caso, esta Corte aplica la prescripción aduciendo que ya han pasado más de cuatro años desde que se cometieron estos delitos hasta el momento de la presentación de la demanda, lo que manifiesta un total desconocimiento del contexto al que las víctimas estuvieron expuestas que hacía imposible recurrir a la justicia ya que esta se encontraba absolutamente subyugada al poder político con muy raras excepciones, conocidas por todo el país y desconociendo que tratándose de detención política y tortura delito considerado de lesa humanidad, no proceden ni la prescripción ni la amnistía. Pero además en este fallo en varios de sus “Vistos” mencionan las reglas generales del "Onus Probandi" que en resumen aducen la obligación que tienen las víctimas sobrevivientes de PROBAR EL DAÑO MORAL.

¿Debemos probar el DAÑO MORAL? Además de todo lo que hemos tenido que vivir nos ofenden y nos siguen sometiendo a un nuevo atropello en la medida que nos exigen pruebas, visibles tangibles. 


¿Debemos transformar esta traumática experiencia, el daño emocional, el sufrimiento, los temores, los dolores físicos, los miedos, la impotencia la indignación frente a tanta barbarie en algo concreto, tangible, que les permita ver y tocar? 

Quiero manifestarles, el “DAÑO MORAL” solo pude ser visto por los ojos del alma y tocado por la sensibilidad y empatía de un ser humano sensible, empático, con criterio, con sentido común.

Los organismos represores de esa época no detenían a la personas para conversar cordialmente con ellas y eso ha quedado demostrado en miles de casos, donde muchos de ellos no lo sobrevivieron; por lo tanto cercena el alma, ofende, martiriza, traumatiza a todas las víctimas sobrevivientes el que, con todas las evidencias que existen se atreva alguien o alguna institución a dudar del DAÑO MORAL que se les causó a todas las personas que sufrieron la detención y tortura por razones políticas.

Chile se pone con este tipo de fallo ostensiblemente al margen de la ley internacional interpretando a su antojo el derecho internacional humanitario transgrediendo abierta y gravemente los Tratados Internacionales de Derechos Humanos como así mismo la propia Constitución del 80. Si esto no es corregido por la Corte Suprema donde recurriremos de casación nos veremos obligados nuevamente a denunciar a Chile ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por el no respeto de los tratados suscritos y ratificados por nuestro país.

No hay comentarios.: