Berlusconi aseguró ayer que tenía conjuntivitis para no presentarse ante el juez
La agencia Fitch ha bajado la nota crediticia del país porque considera que los resultados de las últimas elecciones hace poco probable la formación de un gobierno estable. Mientras, Berlusconi se va al hospital para no ir a juicio
ÁNGEL GÓMEZ FUENTES / CORRESPONSAL EN ROMA
Día 09/03/2013 - 10.59h
El clima político en Italia se mantiene en una pésima condición, agravado en las últimas horas porque la agencia de calificación Fitch ha recortado la nota crediticia del país, por la incertidumbre política. Concretamente, ha rebajado el rating aBBB+ desde el A- anterior, al considerar que los resultados de las elecciones celebradas el 24 y 25 de febrero hacen «poco probable» la creación de un gobierno estable. La calidad de la deuda se considera aceptable, pero con perspectiva negativa, lo que significa que el rating podría descender todavía más en el futuro.
Italia queda así un peldaño por encima del que la misma agencia Fitch asignó a España, que está en BBB. A consecuencia de la incertidumbre política, Fitch teme que no se lleve adelante el programa de reformas iniciado por el gobierno presidido por Mario Monti. La agencia norteamericana pronostica una profunda recesión en Italia, entre las más duras de Europa, con una caída del 1,8 % del PIB en el 2013, tras sufrir una contracción del 2,4 % en el pasado ejercicio, mientras la deuda pública se acercará al 130 %, superando los dos billones de euros.
Desde Alemania comienzan a llegar también negros presagios y nubarrones: si Italia no continúa con las reformas, el país podría salir del euro, justo lo que desea el Movimiento 5 Estrellas del cómico Grillo y la separatista Liga Norte. En este clima de pesimismo, el presidente de la República, Giorgio Napolitano, ha advertido a los partidos políticos sobre la necesidad de superar la crisis política, formando cuanto antes un gobierno, «porque los mercados financieros no esperan».
Berlusconi, asediado por la Justicia
El ambiente se ve más enrarecido por la delicada situación de Silvio Berlusconi con la Justicia, asediado por sentencias, algunas que están a punto de llegar y otras que ya lo han hecho (ayer Il Cavaliere fue condenado a un año de cárcel por el llamado caso Unipol, al publicar en el periódico de su familia un sumario judicial bajo secreto, con el fín de perjudicar a un adversario político). Su preocupación inmediata es el proceso por el llamado caso Ruby, en el que un Tribunal de Milán lo acusa de prostitución de menores y abuso de poder. Berlusconi no se presentó hoy a la audiencia, alegando «legítimo impedimento» porque ha sido tratado de conjuntivitis en el hospital San Rafael de Milán. La fiscal Ilda Bocassini se ha lamentado por la «escalada de certificados médicos» emprendida por Berlusconi para suspender el proceso Ruby.
Un segundo frente judicial lo tiene en Nápoles, donde los magistrados podrían instruir un juicio inmediato para procesar a Berlusconi porcompraventa de senadores. Los fiscales lo acusan de corrupción por haber financiado con tres millones de euros al senador De Gregorio, para que abandonara el partido Italia de los Valores y pasara al partido de Silvio Berlusconi, con el fin de sabotear al gobierno de Romano Prodi, el cual cayó en una votación de confianza por 161 votos a 156, siendo fundamental voto negativo del senador De Gregorio. En relación con este caso, Roma o Prodi fue escuchado hoy por los fiscales.
Nuevas elecciones
Mientras prepara y alienta la manifestación de protesta contra la magistratura, prevista para el próximo día 23, Silvio Berlusconi ha cambiado de estrategia tras las elecciones. En un primer momento, se pronunció por un gobierno de mayoría con el Partido Democrático. Hoy, acuciado por sus problemas con la Justicia, considera que sería mejor para su estrategia defensiva acudir de nuevo cuanto antes a las urnas. Los sondeos que tiene en su poder le son favorables: su partido el Pueblo de la Libertad crece; el Movimiento 5 Estrellas de Grillo continúa su rápido ascenso (diversas encuestas le dan ya un 30 % de consenso, convirtiéndose ampliamente en la primera fuerza política del país), mientras el centro izquierda y Partido Democrático registran una notable caída.
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