Against the grain
GRAIN is a small international non-profit organisation that works to support small farmers and social movements in their struggles for community-controlled and biodiversity-based food systems
Grain
Zainab Kamara es uno de los miles de agricultores de Sierra Leona de cuyas tierras se apoderó la empresa suiza Addax Bioenergy con el fin de establecer una plantación de 10.000 hectáreas de caña de azúcar para producir etanol y exportarlo a Europa"Ahora me quedé sin tierra. El hambre está matando gente. Tenemos que comprar arroz para sobrevivir porque ya no podemos cultivarlo nosotros mismos”, dice ella.1
En el vecino Guinea, los campesinos aún no comprenden cómo su gobierno pudo haber concedido 700.000 hectáreas de sus tierras a una empresa italiana para que cultive jatrofa para producir agrodiesel.2
En otro continente, las comunidades guaraníes del Brasil están luchando por su supervivencia, enfrentadas con empresas que quieren apoderarse de sus tierras para producir etanol a base de caña de azúcar.3 Algo semejante ocurre en Indonesia, donde los Malind y otros pueblos indígenas de Papúa Occidental están luchando desesperadamente contra un megaproyecto que pretende convertir sus tierras en plantaciones de caña de azúcar y palma aceitera, y en Colombia, donde las comunidades afrocolombianas reciben presiones de grupos paramilitares para que abandonen sus tierras con el fin de establecer en ellas plantaciones de palma aceitera.4
Se estima que la demanda mundial de agrocombustibles ascenderá a 172.000 millones de litros en 2020, cuando en 2008 llegaba a 81.000 millones de litros.5 Con los niveles de producción actuales, esto significa que 40 millones de hectáreas más tendrían que cambiar de uso para sembrar en ellas cultivos para agrocombustibles.6 En otras palabras, se necesitarían 1.096 acaparamientos de tierras del tamaño del proyecto de Addax Bioenergy en Sierra Leona.7
(La Tabla 1 incluye una lista de los 293 casos de acaparamiento de tierras reportados en todo el mundo entre 2002 y 2012 – que abarcan más de 17 millones de hectáreas – y en los cuales la intención declarada de los inversionistas es la producción de agrocombustibles).
uropa es el agente principal de los acaparamientos de tierras para la producción de agrocombustibles porque importa gran parte de las materias prima que utiliza. Además, se estima que el crecimiento más importante de la demanda en la próxima década se registrará en Europa.
El mandato UE-27, la nueva propuesta de la Comisión Europea, establece una meta de consumo de agrocombustibles para el 2020 de más de 40 Mtep (millones de toneladas equivalentes de petróleo). Las materias primas para producirlos las está consiguiendo desplazando masivamente a poblaciones del Sur global y acaparando sus tierras para tal fin.Las empresas y gobiernos europeos han intentado contrarrestar las críticas proponiendo a tal efecto diversos parámetros de 'agrocombustibles sustentables'. Recientemente, en octubre de 2012, la Comisión Europea (CE) publicó una propuesta para limitar el volumen de cultivos alimentarios que se utiliza para cumplir con la meta de energías renovables de la CE para el transporte. Según la nueva propuesta que deberá aplicar cada Estado miembro, sólo la mitad de la meta total del 10% de agrocombustibles puede derivarse de cultivos alimentarios, el resto debe producirse de fuentes no alimentarias.
La justificación política y económica del boom de los agrocombustibles siempre fue débil: las políticas como el mandato de la CE fueron una respuesta política frente a los altos precios del petróleo, el capital disponible y las expectativas exageradas de cultivos como la jatrofa (ver Recuadro 1). Los agrocombustibles también se promovieron como una forma de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, pero la producción de agrocombustibles actuales no conlleva reducciones y los 'biocombustibles de segunda generación' siguen siendo una realidad distante (ver Recuadro 2).
Usar tierras agrícolas y fuentes de agua preciadas en todo el mundo para producir combustibles para mover la flota mundial de automóviles es sencillamente irresponsable. Más todavía si se tiene en cuenta que estas tierras son a menudo el hogar de las mismas comunidades rurales cuyos sistemas alimentarios constituyen los modelos que necesitamos en el mundo para revertir la crisis ambiental que hemos generado con nuestra adicción a los combustibles fósiles. Estas comunidades y los sistemas alimentarios que ellas sostienen no son renovables.
Un par de acciones simples, especialmente en el UE, pueden hacer una gran diferencia: abandonar las iniciativas de 'reglamentación' de los agrocombustibles y eliminar los mandatos y subsidios a la industria. Sin estas muletas, la demanda de agrocombustibles se reducirá significativamente y eso liberará a las comunidades rurales de una parte de la presión sobre la tierra y el agua que enfrentan en todo el mundo.
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