Eda Rivas jura como nueva ministra ante Humala. / PAOLO AGUILAR (EFE)
El ministro, que alegó problemas de salud, había salido airoso de sendos conflictos, por el apoyo a Venezuela y por la pelea del Embajador de Ecuador con dos mujeres
JACQUELINE FOWKS Lima
Rafael Roncagliolo, canciller de Perú, uno de los cinco miembros del gabinete inicial de Ollanta Humala, presentó su renuncia el martes por razones de salud. Era el único ministro sobreviviente con simpatizantes de la izquierda y de la sociedad civil. El jueves pasado, cuando salió de una larga sesión reservada en el Congreso a explicar la política bilateral con Venezuela y Ecuador, volvió a su despacho y fumó, como es su hábito. Estaba cansado. Debía pedir una licencia para realizarse unos exámenes médicos en Brasil, y verificar si debía someterse a una nueva operación: hace meses quería alejarse del gobierno, pero se comprometió a quedarse hasta que la Corte Internacional de Justicia de La Haya fallara acerca de la controversia por la frontera marítima entre Chile y Perú. No ha podido esperar.
El movimiento de ministros, realizado este miércoles, trae por primera vez a una mujer a Torre Tagle, la sede de la Cancillería. Quien era hasta hace unas horas ministra de Justicia, Eda Rivas, juró su puesto en Palacio de Gobierno, ante una biblia y un crucifijo, junto con el nuevo titular de Justicia, Daniel Figallo Rivadeneyra, quien se desempeñaba como viceministro de derechos humanos y acceso a la justicia, en esa misma cartera.
Roncagliolo había salido airoso de dos episodios difíciles que podían haberle costado una interpelación en el Congreso: la posición supuestamente favorable del gobierno peruano hacia el presidente venezolano Nicolás Maduro, cristalizada en el viaje del mandatario Humala a la jura del sucesor de Chávez en abril, y el impás diplomático con Ecuador a raíz de una pelea del embajador de Ecuador en Perú con un par de mujeres en un supermercado.
Al salir el jueves 9 de la sesión reservada con la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso, el presidente de ese grupo parlamentario declaró a la prensa que estuvieron satisfechos con las explicaciones del canciller. Roncagliolo incluso anunció en ese momento que Perú seguía coordinando con los miembros de la Unión Suramericana de Naciones (Unasur) una reunión que dé seguimiento a la declaración de ese bloque regional sobre Venezuela, firmada por los presidentes el 18 de abril, cuatro días después de las elecciones en dicho país. El seguimiento, en particular, sería sobre el clima de diálogo y tolerancia en Venezuela. La página de los impases parecía quedar atrás y por delante restaba la preocupación acerca de los que ocurrirá en La Haya entre junio y julio próximos.
“La política exterior iba a estar en la picota política, donde no debe estar”, comentó en un canal de cable el analista político Ricardo Vásquez Kunze, exasesor de Roncagliolo en su primer año en la Cancillería. Para Vásquez, la renuncia de Roncagliolo es oportuna porque no había quedado descartada la interpelación del canciller en el parlamento.
La nueva ministra de Exteriores, Rivas, trabajó en la década de los 90 en una polémica reforma del Poder Judicial que dirigió el marino en retiro José Dellepiane durante el gobierno de Alberto Fujimori. De 2000 a 2001 fue parte del gabinete de asesores de la presidencia del Consejo de Ministros y de Relaciones Exteriores. La abogada se especializó en regulación de infraestructura de servicio público por la Universidad de Las Palmas de la Gran Canaria.
Desde que en octubre de 2012 la familia del expresidente Fujimori solicitó al gobierno de Humala el indulto humanitario para el reo, condenado por delitos de lesa humanidad, Rivas ha encarado las críticas por la dilación en la respuesta a dicho pedido. La Comisión de Gracias Presidenciales, que pertenece al Ministerio de Justicia, no entrega aún el informe con su parecer sobre si el exmandatario merece o no el indulto, aunque dicho documento no es vinculante para Humala, quien podría decidir en sentido contrario. La ex ministra de Justicia también fue criticada por parlamentarios fujimoristas de haber usado su cargo políticamente, dado que el año pasado llegaron a la prensa fotografías de los ambientes donde Fujimori purga su pena, las cuales desmentían que se tratara de un espacio pequeño que empeorara su condición de salud.
La primera canciller mujer de Perú debería tener como prioridad en los próximos meses la política regional de cara a la decisión de la Corte de La Haya, lo cual ocurrirá entre junio y julio. La presidencia temporal de Unasur, a cargo de Perú, vence en agosto. Hasta entonces intentará lograr algún consenso acerca de Venezuela.
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