miércoles, 11 de diciembre de 2013

Sudáfrica abre en Pretoria la capilla ardiente de Nelson Mandela

ADIÓS A MANDELA

Ciudadanos y autoridades podrán rendir homenaje al líder antiapartheid hasta el próximo viernes

FOTOGALERÍA La capilla ardiente de Mandela

MARTA RODRÍGUEZ Pretoria 11 DIC 2013 - 15:29 CET


Sol para Madiba. Después de la lluvia persistente de ayer, un sol radiante ilumina las calles de Pretoria, donde se han trasladado los actos de despedida por Nelson Mandela. El cuerpo de la Guardia de Defensa Nacional custodia el ataúd, cubierto por la bandera multicolor sudafricana, en una carpa blanca en Union Buildings, la sede gubernamental sudafricana, donde ha quedado instalada su capilla ardiente hasta el viernes. De aquí el cadáver viajará en avión hasta Umtata, en la provincia del Eastern Cape, a unos 1.000 kilómetros de Johannesburgo, para viajar en coche a Qunu, donde el domingo será enterrado en el mausoleo familiar en una ceremonia más íntima.

Otra vez los sudafricanos se han volcado con su primer presidente democrático. Nadine, 52 años, afrikáner como todos los líderes que sostuvieron el apartheid durante el medio siglo que estuvo vigente, se las arregló para entrar un poco más tarde al trabajo y poder honrar a “su Madiba”. No fue ayer al funeral en el Soccer City de Soweto pero hoy no se ha querido perder la última despedida al líder que fue tan “generoso” con el pueblo afrikáner una vez salió de la prisión y fue el presidente de “la nación del arcoíris”.

Un automóvil Mercedes-Benz negro ha transportado el ataúd desde el Hospital Militar donde el cuerpo de Madiba fue embalsamado hasta Union Buildings a primeras horas de esta mañana. Multitud de personas de todas las razas, edades y condiciones han mostrado sus respetos a la larguísima comitiva, abierta por policías motorizados.

Hoy más que canciones festivas se han visto algunas lágrimas y caras acontecidas, como si Sudáfrica se despertara de pronto dándose cuenta de que el adiós de Mandela es real y definitivo.

En Union Buildings la familia ha recibido el ataúd. Al frente, Mandla, su nieto mayor y el actual jefe del clan familiar designado por el propio Madiba y que en los últimos meses ha protagonizado más de un escándalo que hubiera avergonzado a su abuelo. Mandla estaba serio y ha presenciado como ocho mandos militares de máximo nivel han cargado a peso el féretro.

A partir de las 12 del mediodía hora local (una menos en la península Ibérica) se abre al público la capilla ardiente pero ya se han formado colas para rendir homenaje a un hombre que ayer, en el funeral de Soweto, fue capaz de reunir a líderes tan diversos como los presidentes de Estados Unidos, Barack Obama, y Cuba, Raúl Castro. Ambos dejaron la fotografía del día al darse una encajada histórica de manos, como se les inspirara el espíritu de Mandela, que no se cansó de repetir que para la paz no hay otro camino que hablar con el adversario porque con el amigo las cosas están claras.

La prensa sudafricana ha dado en sus portadas una repasada al presidente sudafricano, Jacob Zuma, humillado ante el casi centenar de jefes de Estado y de Gobierno internacionales invitados en el funeral. “The rain boo nation”, ha titulado el local The Times, en un juego de palabras en inglés que se traduciría “La nación de la lluvia del abucheo”.

El acto, que se pretendía que fuera masivo quedó deslucido por la lluvia y se recordará por los sonoros silbidos y abucheos que se llevó Zuma en su intervención. Si el funeral fue un termómetro político, su figura quedó tocada a la espera de si la protesta popular e improvisada puede ser peor en las elecciones generales previstas en abril de 2014 y se transforma en un castigo en las urnas por los numerosos casos de corrupción que salpican al Congreso Nacional Africano (ANC, en sus siglas en inglés) y que han dejado al propio Zuma tocado y se verá si hundido.

Además, este miércoles se ha sabido que dos eventos se sumaron el martes al anecdotario del homenaje a Mandela. Primero, que la persona encargada de retransmitir en lengua de signos los discursos de los asistentes al acto no tenía idea de lo que estaba haciendo. "Básicamente estaba gesticulando", ha afirmado a Reuters Delphin Hlungwane, un intérprete para la asociación de sordomudos DeafSA. "No seguía ninguna regla gramatical ni de estructura del idioma. Se estaba inventando los signos". El ANC, organizador del acto, aún no tiene idea de la identidad del hombre, que estuvo al lado de los líderes mundiales, entre ellos Barack Obama, que discursaron en el homenaje.

El otro incidente se produjo en casa del arzobispo anglicano emérito de Ciudad del Cabo, Desmond Tutu. Mientras el Premio Nobel de la Paz participaba en el acto en el estadio Soccer City, un grupo de ladrones entró en el domicilio del clérigo, en el barrio de Minerton de Ciudad del Cabo. Todavía no se ha podido determinar qué se llevaron.

El cortejo fúnebre de Mandela recorre las calles de Pretoria. / DAI KUROKAWA (EFE)

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