lunes, 21 de noviembre de 2011

Andrea Repetto: Sistema Tributario No Está Cumpliendo un Rol Redistributivo en Chile

La economista, Ph.D. del MIT y profesora titular de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez, sostiene que es el momento de repensar el esquema tributario desde una óptima mucho más amplia que el rol recaudador.

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—¿Le parece pertinente evaluar el sistema tributario chileno?
—El esquema de impuestos tiene un doble objetivo en la sociedad. Uno es recaudar para las actividades del gobierno en ámbitos que van desde la defensa hasta la protección social y la educación. El otro dice relación con la distribución del ingreso, y en Chile nuestro sistema tributario sólo cumple el primer rol, no redistribuye ingresos a través de las personas. Es una decisión de sociedad, más que una discusión técnica el incorporar el segundo elemento o no.

—El ministro de Hacienda, Felipe Larraín, ha señalado que no es adecuado pensar que un ajuste tributario por sí sólo resolverá la brecha en la distribución del ingreso, ¿qué opina usted?
—Aunque no soy cientista política, mi lectura es que la sociedad está demandando una mayor igualdad de oportunidades en todos los ámbitos, no sólo el económico, pero uno de los instrumentos que tenemos y que no hemos utilizado es justamente un sistema de impuestos mucho más progresivo. Pienso que, al menos, vale la pena debatir cuál es el esquema que requiere el país, en términos de cuánto se va a recaudar y si será o no un mecanismo para redistribuir.

—Economistas de la Universidad de Chile proponen refundir en un Impuesto Unico a las Utilidades (IUA) de hasta 40% para las compañías domésticas los gravámenes de primera categoría y el global complementario, sin modificar la estructura tributaria. Estiman que ello elevaría la recaudación fiscal en US$10 mil millones…
—Lo importante es no confundir los roles. Primero debemos definir cuál es nuestro objetivo: debemos precisar si necesitamos recaudar más para responder a las demandas por un sistema educacional que requerirá muchos más recursos y, al mismo tiempo, hay que evaluar si esa demanda necesita de una estructura impositiva tal que quienes ganan más paguen una proporción mayor.

DESAFIO MAS AMPLIO

—¿Hablamos de una reforma tributaria más profunda, entonces?
—Lo que sucede es que basamos nuestra recaudación fiscal en el IVA, que es más bien regresivo en su naturaleza. Los hogares más vulnerables utilizan una parte mayor de su presupuesto para pagar impuestos, respecto de una familia que puede ahorrar o que no todo su ingreso se va a consumo. Hay que considerar, además, que en los estratos socioeconómicos más altos, se cuenta con asesorías e instrumentos que permiten reducir su carga tributaria.

—¿Cómo cuáles?
—Por citar el ejemplo educacional, tenemos los colegios subvencionados para apoyar a las familias más vulnerables; hemos aumentado la subvención escolar preferencial, pero, a su vez, quienes tienen altos ingresos pueden reducir impuestos a través del gasto en educación vía caja de compensación. La pregunta es si la sociedad de verdad quiere esto o no. Son los cuestionamientos que no nos hemos hecho, y por eso me parece que estamos frente a un trabajo mucho más amplio.

—Por lo pronto, ¿qué opina de la idea de mantener el impuesto a las empresas en 20% y rebajar el gravamen específico a los combustibles?
—Cada impuesto cumple un rol distinto, pero también hay que mirarlo en su conjunto. En el muy corto plazo, estimo que debiéramos mantener el tributo a las compañías en el nivel fijado a propósito de la reconstrucción. Sin embargo, insisto, también debemos repensar la estructura tributaria que queremos como país. Es un desafío mucho más amplio que dos o tres gravámenes en particular. Hay mecanismos que permiten reducir la carga de algunos grupos específicos de la población que no son transparentes, probablemente no son justos y tampoco irían en la dirección de redistribución que debieran tener los impuestos.

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