Economía mantiene que el PIB bajará en 2013 un 0,5% y la tasa de paro se quedará en el 24%
Servicios de estudios y organismos internacionales prevén el doble o el triple de caída del PIB
El vaticinio sobre la actividad económica es clave para anticipar cuál será la recaudación fiscal
El desvío, mayor en el mercado laboral, donde varios expertos predicen un tasa de paro del 26%
ALEJANDRO BOLAÑOS Madrid
Bastaron cinco minutos de la intervención del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, para hacer una apuesta segura sobre cuál será la crítica esencial al proyecto de Presupuestos de 2013: la previsión de ingresos y gastos se hace a partir de una previsión económica que, a la luz de los informes más recientes de organismos internacionales y servicios de estudios privados peca, y mucho, de optimista. Porque el Ejecutivo se aferra al pronóstico que hizo en julio: una “recesión suave”, en palabras de Montoro, un descenso del 0,5% respecto al PIB de este año. Un vaticinio que el resto de observadores de la coyuntura española ha ido empeorando semana a semana desde entonces.
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El aumento de los intereses se come el ahorro de todos los Ministerios
Para la inmensa mayoría de los servicios de estudios, la caída del PIB será entre el doble y el triple de lo que pronostica el Gobierno para 2013. El caso más significativo es el del Fondo Monetario Internacional. En julio, el FMI empeoró su pronóstico para la economía española, al anticipar una caída de actividad del 1,2% para el próximo año. Y esa predicción no incluye el efecto de la revisión de sus perspectivas mundiales, que desvelará en semana y media. Ya ha anticipado que serán más pesimistas.
A la pregunta de si las cuentas del Estado han podido hacerse a partir de previsiones económicas poco realistas, Montoro contestó con una defensa cerrada de los Presupuestos como la expresión de “una voluntad de cambio político”. “No nos resignamos a esta situación”, insistió, “un presupuesto no nace de un escenario, sino que trata de influir en él”.
El Ejecutivo anticipa una tasa de paro del 24%; varios analistas la sitúan en el 26%
Aquí, el ministro de Hacienda hizo un homenaje involuntario a aquella cita del humorista Groucho Marx —“tengo unos principios, y si no le gustan, tengo otros”—, que ha usado en alguna ocasión el líder del PP, Mariano Rajoy, en sus proclamas contra el anterior Gobierno socialista. Porque Montoro, en julio, justificó la misma previsión (que el PIB caerá un 0,5% en 2013) por estar “en el ámbito de lo publicado por organismos internacionales”, por parecerse “mucho a la que ha suministrado el FMI”. Ahora, cuando el Fondo pronostica un descenso del 1,2%, y no del 0,6% como entonces, Montoro mantiene, con vehemencia, que el Gobierno no debe limitarse a reflejar “la media de las previsiones de otros organismos”.
La formulación de las previsiones corresponde al Ministerio de Economía. Su titular, Luis de Guindos, buscó otra línea de defensa. Recordó que la previsión del Gobierno para 2012 había mejorado desde la primera estimación (del -1,7% al -1,5%); dio a entender que al cierre de este ejercicio habrá una ligera mejora. Y apostó porque el próximo año, el Gobierno “se sentirá tan confortable” con su pronóstico como se siente ahora con el de 2012.
Un dato clave para unas cuentas acertadas
El pronóstico sobre el PIB es esencial para anticipar, más allá de los cambios legales —el alza del IVA, el límite a los beneficios fiscales en el impuesto de sociedades— cuánto puede subir la recaudación de impuestos, unos ingresos que en las cuentas presentadas este jueves aumentan un 3,8% respecto a los Presupuestos de 2012. Y el vaticinio del Fondo Monetario Internacional no es, en absoluto, el más pesimista. Para muestra, las previsiones más recientes de analisas privados. La semana pasada, los expertos de Standard&Poor’s vaticinaban un descenso del 1,4% para el PIB español, mientras que el servicio de estudios de la patronal CEOE situaba la caída en el 1,6%.
La intensidad de la recesión determina cuántos impuestos se recaudarán
Para estimar los ingresos fiscales, lo relevante no es cuánto varía el PIB en términos reales, sino en términos nominales, es decir, sin descontar el efecto de los precios, ya que tampoco se hace al recaudar impuestos. Aquí, las diferencias son mayores aún: para el Gobierno, el PIB nominal aumentará en 2013 un 1,2%. Para la CEOE, por hacer referencia al pronóstico más reciente, bajará (un 0,2%) aun sin descontar el efecto de la inflación.
En los gastos presupuestarios, una de las variables económicas más determinantes es el empleo: cuánto aumentará el paro (por las prestaciones de desempleo), cuántos puestos de trabajo se destruirán (por las cotizaciones a la Seguridad Social). En el mercado laboral, la distancia respecto a otros pronósticos es significativa. El Ejecutivo asegura que la tasa de paro promedio se quedará el año que viene en el 24,3% (frente al 24,6% que prevé en 2012), con una mínima destrucción de empleo (-0,2% anual). Varios servicios de estudios españoles creen que la recesión llevará la tasa de paro por encima del 26%, que habrá un 3% menos de puestos de trabajo. También la CEOE, firme defensora de la reforma laboral que esgrime el Gobierno para justificar sus cifras.
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ALEJANDRO BOLAÑOS Madrid
Bastaron cinco minutos de la intervención del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, para hacer una apuesta segura sobre cuál será la crítica esencial al proyecto de Presupuestos de 2013: la previsión de ingresos y gastos se hace a partir de una previsión económica que, a la luz de los informes más recientes de organismos internacionales y servicios de estudios privados peca, y mucho, de optimista. Porque el Ejecutivo se aferra al pronóstico que hizo en julio: una “recesión suave”, en palabras de Montoro, un descenso del 0,5% respecto al PIB de este año. Un vaticinio que el resto de observadores de la coyuntura española ha ido empeorando semana a semana desde entonces.
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A la pregunta de si las cuentas del Estado han podido hacerse a partir de previsiones económicas poco realistas, Montoro contestó con una defensa cerrada de los Presupuestos como la expresión de “una voluntad de cambio político”. “No nos resignamos a esta situación”, insistió, “un presupuesto no nace de un escenario, sino que trata de influir en él”.
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Aquí, el ministro de Hacienda hizo un homenaje involuntario a aquella cita del humorista Groucho Marx —“tengo unos principios, y si no le gustan, tengo otros”—, que ha usado en alguna ocasión el líder del PP, Mariano Rajoy, en sus proclamas contra el anterior Gobierno socialista. Porque Montoro, en julio, justificó la misma previsión (que el PIB caerá un 0,5% en 2013) por estar “en el ámbito de lo publicado por organismos internacionales”, por parecerse “mucho a la que ha suministrado el FMI”. Ahora, cuando el Fondo pronostica un descenso del 1,2%, y no del 0,6% como entonces, Montoro mantiene, con vehemencia, que el Gobierno no debe limitarse a reflejar “la media de las previsiones de otros organismos”.
La formulación de las previsiones corresponde al Ministerio de Economía. Su titular, Luis de Guindos, buscó otra línea de defensa. Recordó que la previsión del Gobierno para 2012 había mejorado desde la primera estimación (del -1,7% al -1,5%); dio a entender que al cierre de este ejercicio habrá una ligera mejora. Y apostó porque el próximo año, el Gobierno “se sentirá tan confortable” con su pronóstico como se siente ahora con el de 2012.
Un dato clave para unas cuentas acertadas
El pronóstico sobre el PIB es esencial para anticipar, más allá de los cambios legales —el alza del IVA, el límite a los beneficios fiscales en el impuesto de sociedades— cuánto puede subir la recaudación de impuestos, unos ingresos que en las cuentas presentadas este jueves aumentan un 3,8% respecto a los Presupuestos de 2012. Y el vaticinio del Fondo Monetario Internacional no es, en absoluto, el más pesimista. Para muestra, las previsiones más recientes de analisas privados. La semana pasada, los expertos de Standard&Poor’s vaticinaban un descenso del 1,4% para el PIB español, mientras que el servicio de estudios de la patronal CEOE situaba la caída en el 1,6%.
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