SUSANA MENDOZA / CORRESPONSAL EN JERUSALÉN
Día 05/12/2012 - 02.35h
Las autoridades israelíes aseguran estar dialogando con Europa y con EE. UU. tras la decisión de ampliar varios asentamientos en Jerusalén Este y Cisjordania, incluyendo la construcción en la polémica zona E1, que imposibilitaría un futuro estado palestino.
La fuerte reacción internacional, con varios países clave como Inglaterra, Francia y el aliado principal de Israel, EE. UU., protestando por la medida, no ha tenido de momento contestación pública por parte del ejecutivo israelí, que asegura que la decisión "no tenía que haber pillado a nadie por sorpresa".
“Llevábamos un año advirtiendo de que si la Autoridad Nacional Palestina acudía a la ONU, Israel se reservaría el derecho de responder como considerase adecuado. Nuestra reacción no tenía que haber sorprendido, sino al contrario, tendría que haber sido respetada,” aseguró el portavoz del primer ministro Benjamín Netanyahu a ABC.
Tras el voto favorable en la ONU para elevar de categoría a la ANP el pasado jueves, haciendo de Palestina un estado observador no miembro, la reacción israelí no se hizo esperar y el gobierno anunció la construcción de 3.000 nuevas viviendas en Jerusalén Este y Cisjordania.
Aunque el gobierno israelí corre el riesgo de aislarse políticamente, con varios países convocando a los embajadores israelíes para pedir explicaciones, las autoridades desmienten tajantemente que haya ninguna crisis diplomática en ciernes.
“No existe ninguna crisis, se trata tan sólo de un desacuerdo con varias naciones y mantenemos un diálogo continuo sobre este asunto,” comentó a ABC Paul Hirschson, uno de los portavoces del Ministerio de Exteriores israelí.
Pero ha sido el aliado más fuerte de Israel quién más ha protestado la medida. EE. UU. ya ha enviado repetidas peticiones desde el pasado viernes para que Israel detenga el plan de construcción, que podría dar la estocada final al proceso de paz.
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