Más de la mitad de los países se ausentan de la presentación de Federico Franco en protesta por sus declaraciones sobre Chávez
“La falta de Chávez puede no ser un milagro, pero sí es una bendición”
EVA SAIZ Washington 6 ABR 2013 - 00:25 CET
21 de los 34 países que integran la Organización de Estados Americanos (OEA) han decidido este viernes no asistir a la presentación del presidente de Paraguay, Federico Franco, ante la institución, en protesta por las declaraciones que el mandatario paraguayo realizó sobre la muerte de Hugo Chávez, a la que calificó de “milagro”. El desplante a Franco escenifica la ruptura que existe en el seno de la OEA.
La decisión de boicotear la reunión de la OEA fue impulsada por el bloque de países del ALBA que, durante la últimas horas remitieron sendas cartas al presidente de su Consejo Permanente, a la CELAC y a Unasur, explicando que habían decidido no asistir a la presentación del presidente paraguayo en protesta por sus declaraciones e instando al resto de sus países a seguir su ejemplo. El ALBA ha demostrado la rapidez y la pericia con la que es capaz de mover la solidaridad del resto de los Estados en la OEA. Todos los Estados de Sudamérica y la mayoría de los caribeños se han sumado al desplante liderado por Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua. Entre los 13 países que sí han decidido asistir al discurso de Franco se encuentran EE UU, México y Canadá.
Durante su reciente visita a España, el presidente de Paraguay declaró que la muerte de Chávez era “un milagro
Durante su reciente visita a España, el presidente de Paraguay declaró que la muerte de Chávez era “un milagro”. Preguntado al respecto este jueves en una entrevista ofrecida al canal NYN24 y a EL PAÍS, Franco trató de matizar sus palabras, aclarando que “la presencia de una Venezuela sin Chávez, si no un milagro, sí es una bendición”. En vísperas de una intervención ante la OEA, Franco debería haber calibrado la inconveniencia de provocar a una nación como Venezuela, con un gran poder de movilización en el seno de la organización.
La OEA trató de impedir hasta el último momento una nueva escenificación de la segmentación que existe entre sus miembros. El secretario general, José Miguel Insulza, realizó gestiones durante la tarde del jueves para que Franco reconsiderara su presencia ante el Consejo General, según ha podido saber este diario a través de fuentes diplomáticas.
El de la OEA no es el primer foro que evidencia el aislamiento de Franco en la escena internacional. Durante la pasada Cumbre Iberoamericana en Cádiz, varios Estados sudamericanos vecinos, que cuestionan su ascenso al poder tras la moción de censura que el pasado 21 de junio destituyó de la presidencia de Paraguay a Fernando Lugo, amenazaron con no asistir a la misma si acudía Franco. Finalmente, el mandatario paraguayo decidió no estar presente en la reunión. Tras el cambio de Gobierno en Paraguay, los países de Mercosur y Unasur decidieron suspender la presencia del país sudamericano, por no reconocer el nuevo Gabinete.
El de la OEA no es el primer foro que evidencia el aislamiento de Franco en la escena internacional
Insulza rechazó este verano seguir los pasos de Unasur y Mercosur y declinó aplicar a Paraguay ninguna medida de sanción contra Paraguay tras la moción de censura, al considerar que Franco asumió el poder de manera constitucional, una afirmación que ha reiterado este viernes durante su presentación del presidente paraguayo.
La intención de Franco con su visita a la OEA era explicar a sus miembros la cuestionada alternancia de poder en su país, los logros alcanzados en los 11 meses en los que lleva en el Gobierno y explicar “las expectativas de futuro en Paraguay tras las elecciones del próximo 21 de abril”, según indicó a EL PAÍS y NTN24. Sin embargo, el desplante de la mayoría de los países de la OEA ha puesto sordina a su propósito, poniendo el foco en la enésima muestra de la división por la que atraviesa esa organización.
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