La canciller Angela Merkel, este jueves en Berlín. / JOHN MACDOUGALL (AFP)
ELECCIONES EN ALEMANIA
La canciller se opuso durante la campaña a la medida, una de las bazas electorales del SPD
AGENCIAS Berlín 21 NOV 2013 - 13:37 CET
Alemania tendrá un salario mínimo interprofesional. La canciller alemana, Angela Merkel, ha aceptado la más disputada de las condiciones impuestas por los socialdemócratas del SPD para formar una gran coalición con los cristianodemócratas de la canciller. El anuncio, hecho en una reunión con empresarios celebrada en el hotel Adlon de Berlín, da vía libre a la formación del nuevo Gobierno dos meses después de la victoria de Merkel en las elecciones legislativas.
"Los socialdemócratas no pondrán fin a las negociaciones sin un salario mínimo universal", reconoció Merkel en la reunión, organizada por el diario Süddeutsche Zeitung. Tras recordar que su partido se opuso a la medida durante la campaña electoral, la canciller ha afirmado que procurará que la implantación del mínimo "dañe lo menos posible a la economía alemana".
Tras afirmar que la decisión de pactar con el SPD ha sido una consecuencia del resultado electoral —"No es precisamente el mayor deseo de un político", ha señalado— la canciller ha apuntado que las negociaciones "no están siendo fáciles".
El líder del SPD, Sigmar Gabriel, había exigido la adopción de un salario mínimo interprofesional de 8,50 euros la hora como una de las condiciones para formar Gobierno con la canciller. La decisión de Merkel da a Gabriel una importante baza para convencer a las bases socialdemócratas —que deben votar cualquier acuerdo— a aprobar una coalición que, según los sondeos, aún miran con escepticismo.
La canciller ha afirmado que el electorado no ha dado la mayoría absoluta "ni al sector cercano a la patronal de la CDU ni al ala izquierda del SPD", y que "solo juntos podremos gobernar". Merkel ha recordado a los votantes socialdemócratas que en las negociaciones "también he tenido que dar el visto bueno a medidas con las cuales no estoy de acuerdo".
Durante las negociaciones, a cambio del salario mínimo, Merkel pidió —y obtuvo— de sus futuros socios de Gobierno la promesa de no subir los impuestos. La canciller insistió en que pretende que el país logre frenar su endeudamiento en 2015.
Ante un público que incluía al presidente del BCE, Mario Draghi, Merkel ha vuelto a defender el equilibrio presupuestario como forma de mantener la competitividad y la confianza de los inversores. Para la canciller, cada vez más presionada por la UE para incrementar el gasto público, el problema de Europa es que "hasta ahora hemos prometido casi todo y hemos cumplido muy poco".

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