El fiscal general loa las iniciativas de Rousseff pero admite que el marco legal aún debe mejorar
JOAN FAUS Washington
Cuando los países emergentes vuelven a ser un foco de preocupación para los inversores, por la volatilidad que sufren algunas de sus monedas, el fiscal general de Brasil, Luís Inácio Lucena Adams, defendió este jueves en Washington, ante empresarios estadounidenses y brasileños, la estabilidad y la fortaleza democrática del gigante suramericano. El trasfondo del mensaje era muy nítido: el Gobierno de Dilma Rousseff está combatiendo la corrupción y seguirá haciéndolo con intensidad, Brasil es un país con seguridad jurídica para los inversores, y el objetivo es seguir otorgando mayores facilidades a los empresarios.
En un discurso ante el Consejo Empresarial EE UU - Brasil, en la sede de la Cámara de Comercio, Adams repasó las iniciativas de Rousseff para combatir la corrupción, sobre todo a raíz de las masivas protestas de junio pasado. Mencionó, por ejemplo, el establecimiento de limitaciones para los cargos públicos que abandonan sus puestos, y los esfuerzos en la lucha contra el blanqueo de capitales y la financiación irregular de campañas políticas por parte de empresas, en una mención implícita al caso de corrupción del mensalão, que distribuyó cientos de millones de reales a políticos y partidos para apoyar al primer Gobierno del entonces presidente Lula da Silva, entre 2003 y 2005. A su vez, recordó que la reforma del sistema político es una de las cinco medidas que prometió adoptar Rousseff tras las manifestaciones del año pasado. “Estamos muy involucrados en mejorar”, sostuvo.
Las palabras del fiscal general, en el cargo desde 2009, llegan precisamente un día después de que entrara en vigor en Brasil la ley anticorrupción que castiga a las empresas que participan en actos ilícitos contra el Gobierno, lo que debería ayudar a frenar la masiva sangría de recursos públicos que genera la corrupción. Y a los pocos días de que la presidenta brasileña anunciase en el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza) un programa de inversión en infraestructuras y energía, y defendiera la estabilidad económica de Brasil.
Siguiendo esta estela, Adams -que tras el discurso participó en la reunión anual del Consejo Empresarial y el viernes volverá a reunirse con empresarios de ambos países en Nueva York- subrayó que la “certidumbre legal es un derecho fundamental” en la Constitución brasileña y que el marco legal ha ido evolucionando en las últimas décadas para dotar de mayor “estabilidad” a los inversores y al conjunto de la sociedad.
En este sentido, puso énfasis en la creación de once agencias reguladoras en variados campos y el impulso a alianzas público-privadas en el sector energético y de transporte; pero, acto seguido, admitió que aún quedan “obstáculos” en el camino, como simplificar mucho más la burocracia judicial -que tildó de “muy y muy pesada”- y los procedimientos para la creación de empresas.
Finalmente, muy consciente de la audiencia a la que se estaba dirigiendo y del distanciamiento diplomático entre Washington y Brasilia a raíz de la revelación en septiembre de que EE UU espió a Rousseff, el representante judicial -que durante su visita no tiene previsto ningún encuentro con la Administración de Barack Obama- pidió a los empresarios de ambos países que “profundicen más” sus relaciones. “Brasil se beneficia de la capacidad de aprender de otras experiencias. Esto es muy importante porque es el modo de conseguir una democracia más fuerte y firme”, concluyó.
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