viernes, 24 de enero de 2014

Después de Chávez… el dinero chavista

Las próximas elecciones presidenciales en Costa Rica podrían verse manchadas por la presencia de dinero chavista que busca nuevos horizontes en países con democracias aún frágiles

EZEQUIEL VÁZQUEZ-GER


El 2014 es un año electoral en América Latina con elecciones presidenciales en Costa Rica, El Salvador, Panamá, Colombia, Brasil, Uruguay y Bolivia. Estas elecciones tendrán lugar en el marco del peligroso legado que la muerte de Hugo Chávez ha dejado no sólo para Venezuela, sino también para algunos países en los cuales aún existen muy altos niveles de corrupción y que fácilmente pueden volver a ser captados por gobiernos autoritarios. Algunos de estos países son Costa Rica, El Salvador y Panamá.

Los incalculables niveles de corrupción existentes durante la era chavista en Venezuela han dado lugar al nacimiento de una “boliburguesía” compuesta por un muy pequeño grupo de personas, pertenecientes a todo tipo de clase social y sectores económicos -funcionarios del gobierno, banqueros, contratistas-, que han amasado conjuntamente cientos de miles de millones de dólares a través de negocios poco limpios en sectores como el financiero, petrolero, energético y la construcción.

Muchos de estos boliburgueses han tenido que salir de Venezuela, algunos escapando a la inseguridad y el casi inoperable estado de la economía, y otros por haber caído víctimas del sistema que ellos mismos han contribuido a construir, debiendo huir de la justicia de su país. Pero con tanto dinero en sus espaldas, esta gente se encuentra buscando oportunidades de inversión, mediante los mismos métodos poco limpios que utilizaban en Venezuela: el financiamiento electoral desmedido, la corrupción y el tráfico de influencias. El primer mecanismo para encontrar estas oportunidades es a través del financiamiento de campañas electorales en países con democracias frágiles y corrupción rampante.

En este marco, sobresale el caso de Costa Rica, país cuyas elecciones presidenciales tendrán lugar el próximo 2 de febrero. En Costa Rica se debaten dos peligrosos extremos. Por un lado José María Villalta, quién abiertamente promueve lo que fue el modelo chavista en Venezuela. Por otro lado, el candidato del Partido Liberación Nacional Johnny Araya, quién ha sido durante más de 20 años Alcalde de San José. Sobre Araya recaen las más diversas sospechas, incluyendo tres causas abiertas por abuso de autoridad, enriquecimiento ilícito y corrupción. Sin embargo, Araya elude abiertamente la confrontación sobre este tema e incluso decidió no asistir a un debate presidencial en el cual el tema central era justamente la corrupción.

Notas de prensa han indicado que el año pasado Araya viajó a República Dominicana a bordo de un avión privado, para reunirse con un grupo de supuestos banqueros venezolanos que habrían estado interesados en analizar inversiones en gas natural en Costa Rica. De acuerdo al mismo reporte, la reunión habría sido gestionada por Fernando Berrocal, ex Ministro del Presidente Oscar Arias, asesor de Araya, y quién dice ser también asesor de muchos “inversores” venezolanos.

Los banqueros venezolanos que participaron de la reunión y pusieron a su disposición el avión privado en el cuál viajó Araya, están encabezados por Gabriel y Leopoldo Castillo Bozo, ex dueños del banco venezolano Banvalor. Ambos han sido acusados en su país de haber cometido un fraude financiero para lograr la adjudicación ilícita de bonos por parte del Banco Central de Venezuela. Concretamente, el presidente del Banco, Leopoldo Castillo Bozo, fue imputado por el delito de simulación de operaciones bursátiles.

Es indispensable que las autoridades en Costa Rica pongan atención firme a este tipo de reuniones en las cuales se podría estar socavando el proceso electoral en el país.

La compleja situación política en Venezuela logra muchas veces que pseudo-banqueros y pseudo-empresarios, quienes a través de mecanismos ilícitos generaron inmensos perjuicios al país, se mimeticen con gente de bien. Pero son estos pseudo-banqueros y pseudo-empresarios quienes lograron en pocos años apoderarse de varias instituciones financieras en Venezuela, montando variadas estructuras fraudulentas que acabaron destruyendo la economía del país.

Hoy, esta misma gente intenta penetrar países con democracias frágiles, como Costa Rica, República Dominicana y Panamá. Se presentan como empresarios de bien, pero al fin y al cabo mantienen los mismos métodos poco limpios que los llevaron a donde están. Son estos boliburgueses, el legado de Hugo Chávez, quienes constituyen un enorme riesgo a las democracias en América Latina, ya que buscarán financiar campañas electorales para mantenerse cerca del poder de turno, socavando la transparencia y el fortalecimiento institucional de muchos países en América Latina.

Ezequiel Vázquez-Ger es consultor y analista político basado en Washington DC | Twitter: @Ezequielvazquez | www.ezequielvazquez.com

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