jueves, 16 de enero de 2014

El Tribunal para Líbano abre el juicio por el asesinato de Hariri

Una libanesa pasa junto a un retrato de Hariri, cerca de su tumba en Beirut, el 15 de enero. /HUSSEIN MALLA (AP)

Cuatro imputados, afines a Hezbolá, serán procesados en rebeldía al haberse negado a entregarlos el partido chií

El ex primer ministro murió en 2005, junto con otras 22 personas, en un atentado en Beirut

ISABEL FERRER La Haya 16 ENE 2014 - 00:14 CET


El Tribunal Especial para Líbano (TEL) abre este jueves el juicio contra cuatro acusados del magnicidio que costó la vida, en 2005, al exprimer ministro suní, Rafik Hariri, y a otras 22 personas. Imputado en 2011, el grupo, afín al partido chií libanés Hezbolá, supuestamente inductor del ataque y cuyas milicias les protegen, no se sentará en el banquillo. Así que el TEL procesará en rebeldía a Mustafá Amine Badreddine, por organizar el atentado; a Salim Jamil Ayyash, por coordinar el equipo y ejecutar el asalto; y a Hussein Hassan Oneissi y Assad Hassan Sabra por preparar el vídeo que reivindicaba la falsa autoría del mismo. En 2013 fue añadido al grupo Hassan Habib Merhi, que no estará hoy presente en la sede del Tribunal, en la periferia de La Haya.

El caso ha dividido aún más a un país de cuatro millones de habitantes, que limita con Israel, Siria y el Mediterráneo y donde el presidente debe ser cristiano maronita, el jefe de Gobierno suní y el presidente del Parlamento chií. La comunidad suní, con sus dirigentes inclinados hacia Arabia Saudí y Estados Unidos, pide justicia a los jueces internacionales. Apoyado por Irán y Siria, Hezbolá señala a Israel como causante del atentado. Sus militantes han entorpecido además durante años la búsqueda de los acusados, obligando al Tribunal a lanzar una campaña informativa en Líbano. Una vez seguro de que su rostro era conocido a escala nacional, se consideró que había sido ignorada la obligación de entregarlos. De ahí la formula escogida de procesarles estando ausentes.

La cita judicial, sin embargo, no está exenta de sombras. La acusación se funda en el análisis de las conversaciones y mensajes de telefonía móvil intercambiados por los imputados en las jornadas previas al atentado. Según los fiscales, es el rastro dejado por el equipo que montó y detonó la camioneta cargada con 2.500 kilos de explosivos al paso de la comitiva de Rafik Hariri por el paseo marítimo de Beirut. A pesar de que el pliego de acusaciones señala que los teléfonos de los acusados “registraron una actividad frenética hasta minutos antes de la deflagración, y luego ya no fueron usados más”, la fiscalía deberá emplearse a fondo para demostrar que no dispone solo de pruebas circunstanciales.

Durante la vista de apertura, la fiscalía, presidida por el canadiense Norman Farrell, presentará el caso. A continuación hablarán los representantes de las víctimas. La defensa, encabezada por el letrado galo François Roux, podría intervenir también. Roux es un jurista conocido por sus polémicos clientes, entre los que figura el sindicalista francés José Bové, su compatriota, el humorista Dieudonné, censurado estos días por antisemitismo, y el antiguo jemer rojo camboyano Kaing Guek Eav, apodado Duch.

Creado en 2007 por Naciones Unidas a petición del propio Líbano, incapaz de garantizar la legitimidad del proceso, el TEL abrió sus puertas en marzo de 2009. Apenas dos meses después, tuvo que ordenar la liberación sin cargos de cuatro generales afines a Siria tras cuatro años encerrados. Eran los exjefes de la guardia presidencial, la seguridad del Estado, el espionaje militar y la policía. La corte afrontaba así su primera crisis, atribuida por sus críticos a la urgencia de Estados Unidos de adjudicar a Siria la autoría del atentado. La salida de los generales a la calle fue también muy dura para Saad Hariri, hijo del fallecido Rafik. Él fue asimismo primer ministro libanés entre 2009 y 2011, y su propia coalición se vino abajo tras las renuncia de once ministros afiliados a Hezbolá y contrarios a la apertura del TEL.

La familia Hariri es una de las más conocidas y poderosas de Líbano, y Rafik fue primer ministro en cinco ocasiones entre 1992 y 2004. Su muerte desencadenó en 2005 la Revolución de los Cedros, que facilitó la retirada de las tropas sirias de Líbano, después de treinta años allí estacionadas, y la creación misma del Tribunal. Hariri padre logró una fortuna como contratista de cabecera del príncipe Fahd, de Arabia Saudí, y puso de nuevo a su país, devastado entre 1975 y 1990 por una guerra civil, en el mapa financiero y turístico mundial. No contuvo, sin embargo, la corrupción y se distanció de sus colegas prosirios, y de Damasco. Fue asesinado poco después de presentar su dimisión.

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