domingo, 31 de agosto de 2014

Trabajadores ante la Reforma Laboral: el fantasma de la “cocina” se aparece ad portas de la gran marcha del 4 de septiembre

Mientras la CUT le notifica a los empresarios que es fundamental hacerse cargo de la desigualdad para evitar mayores niveles de conflictividad, los sindicatos exigen participación de las bases, aunque asumen que los tiempos no dan ni para “revoluciones” ni “códigos nuevos”. Nueva Mayoría y Alianza encienden los fuegos sobre el rol de los empresarios.

Por Luis Casanova R.


No sólo la memoria de los presidentes Eduardo Frei Montalva y Salvador Allende saldrá a la palestra el próximo 4 de septiembre, a propósito de sus históricos triunfos electorales en 1964 y 1970, respectivamente.

Ese mismo día, el "plan laboral" que se aplicó en la dictadura cívico-militar de Augusto Pinochet será fuente de repudio por parte del mundo de los trabajadores, por cierto, a través de una caminata por la Alameda y extensa jornada de movilizaciones.

El motivo no es antojadizo. Entre el mes de la patria y octubre se analizarán los pilares de lo que será la reforma sectorial del Gobierno, instancia prelegislativa que tiene ajetreada a la CUT y preocupados a los sindicatos más importantes del país.

En la antesala de la discusión, Bárbara Figueroa, presidenta de la Central Unitaria de Trabajadores, notificó a los empresarios que "es fundamental hacerse cargo de la desigualdad para evitar mayores niveles de conflictividad".

"No estoy haciendo política de chantaje, pero si no queremos eso trabajemos juntos, porque es posible", insistió.

"La marcha es en positivo. No estamos en contra, estamos por", añadió para esta crónica Jorge González Castillo, secretario de Negociación Colectiva y Conflictos de la multisindical, quien llamó a "hacer las cosas bien", lo que en rigor significa "hacernos cargo del momento que vivimos, porque como nunca antes es posible avanzar y recuperar derechos".

La parte llorada

El gran "pero" que se palpa en las diferentes agrupaciones es la falta de participación que proviene de las bases sindicales, más allá de la figuración política que tienen sus líderes.

Álex Solís, directivo de la Federación Nacional de Trabajadores de Obras Sanitarias (Fenatraos), lo resume así: "Cuando un empleado tiene resuelto su problema salarial deja de luchar. Entonces, ¿quiénes terminan dando la cara? Los más perjudicados".

De todas formas y ante la presente coyuntura, el dirigente dijo a este medio que "los trabajadores están entusiasmados con la posibilidad de dar un giro, tanto en la ley laboral como en la reforma previsional".

"Los derechos que exigimos no se consiguen con los brazos cruzados y esperando que la bondad del legislador y la buena voluntad del gobernante, que puede que la tengan, aparezcan. Es fundamental que le gente esté involucrada", complementó González.

Como receta, Solís clama por tener una "comunicación más adecuada, como sucedió con la movilización estudiantil y los grupos contra HidroAysén, donde la información traspasó los límites de los gremios y sindicatos. Se llegó a la gente vía Facebook y Twitter y se entendieron los pasos que había que dar".

¿Miedo fundado?

Sin rodeos, los trabajadores quieren ser incluidos por el Parlamento a la hora de redactar las reformas al Código Laboral, siendo los más emblemáticos los relativos a la sindicalización automática, negociación colectiva, fortalecimiento del sector, término de la huelga con reemplazo, entre otros.

Eso sí, se entiende que "no se puede armar una revolución o crear un nuevo código", como admiten en la CUT, y que "siempre que entra una ley al Congreso después en el camino y a espaldas de nosotros se hacen modificaciones que nos perjudican", dispara Edward Gallardo, vicepresidente de la Confederación de Trabajadores del Cobre.

¿Por dónde pasa la principal aprehensión? "No podemos permitir que a la reforma laboral le pase lo mismo que a la tributaria, que se transformó en una cocina aprobada entre pocos", contestó el presidente del Sindicato Nacional de Industria Chile (Constramet), Horacio Fuentes.

Desde el Senado, la presidenta de la Comisión del Trabajo, Adriana Muñoz, indicó -en diálogo con Cambio21- que las relaciones son "buenas" entre centrales, gremios y legisladores, toda vez que "nos hemos reunido con ellos y con el Gobierno y, además, hay nueve puntos de acuerdo estipulados entre la CUT y el Ejecutivo y está el respaldo que entrega el propio programa de la Presidenta".

"En ese contexto, la marcha del 4 de septiembre tiene como objetivo resguardar las reformas y generar una alerta para que salgan de la misma forma en la que se han venido planteando, a lo que se suma el temor sobre lo que plantee la derecha y los empresarios durante la tramitación de los proyectos", manifestó.

Según la militante PPD, "es obvio que van a buscar que se desvirtúe y no se amplíe la negociación colectiva, que se no se hagan efectivos los reemplazos en caso de huelga y que no se fortalezcan los sindicatos. Por eso la preocupación de los trabajadores".

A diferencia del carácter "técnico, complejo y poco accesible" de la reforma tributaria, que dio lugar a la firma del protocolo por parte de los senadores y el ministerio de Hacienda, Muñoz explicó que "los contenidos laborales son mucho más nítidos, fáciles y sustantivos, como la libertad sindical y el que apenas el 10% de los trabajadores negocie colectivamente. Por ende, es mucho más complejo y casi imposible llevar esto a la cocina".

"El asunto es que la derecha está hace rato con la cantinela de que aquí no se puede gobernar usando las mayorías, cuando en el fondo lo que se quiere es inhibir que se despliegue la ventaja de votos que se obtuvo en el Parlamento", remató.

El prejuicio

En respuesta a las críticas, Felipe de Mussy diputado de la UDI e integrante de la Comisión del Trabajo de la Cámara, aclaró en estas páginas que es "nuevo" en estas lides y que aún faltando los contenidos del proyecto que presentará La Moneda, "no voy a andar defendiendo a nadie".

En su lectura, "hay que ser responsables y tomar en cuenta las problemáticas laborales existentes, lo que incluye la búsqueda de acuerdos en los proyectos que más beneficien a los chilenos. Yo mismo se lo dije a la Presidenta: las reformas tienen que ser pensadas a 30 ó 40 años y no se puede creer que solamente un sector puntual y con una mayoría simple puede hacer lo que quiera. Eso es malo para Chile".

Enfático, el dirigente del gremialismo aseveró que "el país está en una situación económica que no es de las mejores, por lo que hacer reformas laborales muy extremistas podrían generar un ámbito negativo en el país, como lo es el aumento del desempleo".

A nivel global, De Mussy acusa "prejuicios" contra el bando que representa. "Desgraciadamente tratan de achacarnos cosas que no son verdad sobre el apoyo de las grandes empresas. Porque si fuera por eso, es un hecho que la candidata presidencial que tuvo más recursos provenientes del empresariado en la última campaña fue Michelle Bachelet", reclamó.

"Nosotros queremos que al país le vaya bien y creemos que para eso el empleo es fundamental y que la calidad del trabajo tiene que ser lo mejor posible. Pero hay que ser realista, tal como sucedió con el salario mínimo... Todos soñaríamos que fuera de 500 mil pesos, pero eso es irreal, sobre todo para las micro, pequeñas y medianas empresas, que no podrían pagarlo", añadió.

A manera de conclusión, el congresista pide que "más que tener discursos populistas, que consiste en tratar de solucionar todos los problemas de una, hay que intentar avanzar -dentro de lo que se puede hacer- en las mayores modificaciones posibles".

Traducido al español: una retroexcavadora con potencia limitada y gasolina de regular octanaje.

Qué se quiere

- Protección de la organización sindical y sanciones drásticas a los que realicen prácticas antisindicales.

- Modificar las normas de término de contrato de trabajo y regular los despidos masivos.

- Cambiar el artículo 161 del código laboral, en lo referido a las causas de despido por necesidad de la empresa, y que la expulsión no se aplique dentro de los 90 días posteriores a la negociación colectiva o después de la constitución de un sindicato.

- Sanciones a las empresas que reincidan en atropellos al fuero sindical, nieguen permisos sindicales y cometan acciones contra los derechos fundamentales de los trabajadores.

- Modificar la Ley de Subcontratación y exigir que la empresa no externalice labores que le son propias.

- Aplicar la igualdad salarial entre hombres y mujeres y dotar a la Inspección del Trabajo de una unidad especial para la aplicación de la norma.

- Los sindicatos deben contar con información oportuna sobre la situación económica de la empresa. Para lo cual, una copia del balance general que se entrega al SII debe ser exhibida a los trabajadores.

- Gratificación anual debe ser de acuerdo a las utilidades brutas de las empresas y sin tope del 4,75 % del ingreso mínimo mensual.

- Simplificar el proceso de negociación colectiva, establecer fecha de presentación, respuesta y fecha de término, y reducir el periodo máximo que pueda extenderse a la vigencia de la misma (no más de 24 meses).

- Reconocer derechos de negociación colectiva para los trabajadores a honorarios, part time y otros y crear una normativa legal.

- Negociación colectiva con derecho a huelga para los sindicatos de trabajadores de las empresas públicas, sin importar el porcentaje accionario que el Estado tenga en tal empresa.

- Derogar de la normativa laboral el descuelgue de trabajadores que participen en la huelga.

- Dar pleno cumplimiento al convenio 87 y 98 de la OIT respecto a libertad sindical y negociación colectiva, derogando la normativa del reemplazo durante la huelga.

- Eliminar el requisito de que existan 20 mujeres para el derecho a sala cuna y que se haga efectivo desde que exista una trabajadora en la empresa.

- Modernizar y fortalecer la Dirección del Trabajo, aumentar la planta de funcionarios y entregar facultades para fiscalizar.

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