Lloyd Blankfein, consejero delegado de Goldman Sachs / SCOTT EELLS (BLOOMBERG)
Goldman Sachs cierra el cuarto trimestre con una caída del 10% en el beneficio por la debilidad en el negocio de bonos y acciones
SANDRO POZZI Nueva York 16 ENE 2015 - 14:10 CET
La volatilidad debería ser buena para los inversores, porque da opciones para encontrar oportunidades. Eso, a su vez, se traduce en más negocio para los grandes bancos de Wall Street. Salvo que los movimientos exagerados en los mercados espanten a los clientes. Ese arma de doble filo se ve actuando en los resultados de Goldman Sachs, que cerró el ejercicio con un beneficio de 8.080 millones de dólares.
Es un 5% más cuando se compara con lo que ganó en 2013. El efecto del exceso de volatilidad, se vio reflejado, sobre todo, en las cuentas del cuarto trimestre. El beneficio neto en la recta final de 2014 cayó un 10%, a 2.030 millones. Es una caída que también se vio esta semana en los negocios de banca de inversión de JPMorgan Chase,Bank of America y Citigroup.
Como sus rivales, los ingresos del también conocido como el guardián de Wall Street se estancaron en el ejercicio. La cifra de negocio del grupo bancario quedó en 34.530 millones de dólares. De ese total, 7.690 millones corresponden al tercer trimestre, que en este caso cayeron un 12% cuando se compara con el mismo periodo del ejercicio 2013. Es menos de lo esperado.
El punto negro está en el negocio de renta fija. La firma financiera que dirige Lloyd Blankfein, por tanto, no es inmune a la incertidumbre dominante en los mercados de bonos, divisas y materias primas. Tampoco a la debilidad en el negocio de acciones. Como lo califica el banquero, “fue un año caracterizado por condiciones mixtas en la economía y en los mercados financieros a escala global”.
Las cuentas contrastan con el récord de ingresos que generó en 2009 su negocio más importante, hasta el punto de que el año pasado se quedaron a la mitad y se coloca, además, al nivel más bajo en casi una década. JPMorgan, Bank of America y Citigroup también registraron el peor rendimiento combinado desde 2011, por la debilidad en los mercados de deuda, divisas y materias primas.
Este pobre resultado hizo de lastre en la valoración de Goldman Sachs, que caía un 1,5% antes de la apertura de Wall Street. La misma reacción la tuvieron los inversores de sus rivales. Aún así, los ejecutivos hablan de que la economía global se reforzará en 2015 y eso creará oportunidades para crecer. Morgan Stanley cerrará el martes la serie para los grandes bancos.
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