sábado, 27 de junio de 2015

El jefe del Eurogrupo: la consulta griega “cierra la puerta” a negociar

El primer ministro griego, Alexis Tsipras, tras anunciar el referéndum. / PETROS KARADJIAS (AP)

NEGOCIACIONES ENTRE GRECIA Y BRUSELAS »

Los ministros del euro ven cada vez más cerca un plan B para Grecia


Tsipras convoca un referéndum sobre la propuesta de Bruselas


BELÉN DOMÍNGUEZ / CLAUDI PÉREZ Bruselas 27 JUN 2015 - 15:02 CEST


La tensión en las negociaciones entre Grecia y el resto del Eurogrupo —la reunión de los 19 ministros de Finanzas de la zona euro— ha llegado este sábado a su máximo punto de ebullición. Ante el último órdago del primer ministro heleno, Alexis Tsipras, sobre llevar a referéndum la propuesta de reformas que ofrecieron las instituciones el pasado miércoles, los socios de la moneda única han respondido este sábado con otro revés: "El plan B [el impago que conllevaría a un control de capitales y la posible salida de Grecia del euro, según considera el banco de Grecia] está más cerca de convertirse en el plan A", señaló contundentemente el ministro de Finanzas español, Luis de Guindos. Ante este escenario, las negociaciones están en punto muerto.

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El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, visiblemente decepcionado y "negativamente sorprendido" por los últimos acontecimientos, advirtió a la entrada de la reunión sobre las "consecuencias" que una consulta tendría sobre Grecia y señaló que ahora "las puertas están cerradas" de cara a continuar con las negociaciones. Atenas ha roto con las conversaciones "unilateralmente", declaró el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, uno de los más duros con Grecia. Lo mismo opinó De Guindos quien además volvió a repetir que el tiempo se agota. El próximo martes 30 Atenas debe hacer un pago de 1.600 millones al Fondo Monetario Internacional (FMI) para lo que necesita más liquidez que solo vendrá con un acuerdo negociado antes de tal fecha.

La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, entró más serena en el Eurogrupo de este sábado y explicó que Atenas tiene que entender que "hay que hacer reformas profundas" para generar empleo y crecimiento en su economía y puso el ejemplo de los ajustes estructurales que llevaron a cabo Irlanda y Portugal, países también recatados. "Hemos tenido mucha flexibilidad" con Grecia, argumentó y animó a seguir trabajando en la misma dirección.

Las instituciones piden más reformas "estructurales y profundas", según Lagarde y recortes en la economía helena y hay puntos —especialmente en el IVA y las pensiones— por los que Atenas no está dispuesto a negociar. Ante este callejón sin salida, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, lanzó ayer el órdago del referéndum para el próximo 5 de julio. "El lugar de Grecia está en la eurozona", sentenció el comisario de Economía, Pierre Moscovici, "y si hay voluntad, se pueden arreglar las cosas".

Una semana de negociaciones

Tras dos Eurogrupos, dos cumbres y varias reuniones con las instituciones anteriormente conocidas como troika en apenas cinco días, Grecia y los acreedores no sólo no terminan de rematar el acuerdo, sino que ahora se ve ya casi imposible. "Las cosas se ponen ahora mucho más difíciles", admitió De Guindos a la entrada en la reunión de este sábado.

Según explicó el viernes una alta fuente europea, si no llega el acuerdo, los ministros empezarán a debatir un posible plan B, el eufemismo habitual en Bruselas —y en los mercados— para los escenarios de pesadilla: las consecuencias de un impago al FMI el martes, que pueden provocar controles de capitales e incluso una salida de Grecia del euro y de la UE, con un enorme efecto contagio en la periferia.

“El escenario central sigue siendo el acuerdo”, aseguraron horas antes de hacerse pública la decisión de Tsipras de consultar a los griegos el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y el del Consejo, Donald Tusk. “Las opciones están al 50%”, dijo Tusk. La tensión seguía subiendo este sábado y el primer ministro griego denunció los “chantajes y ultimátums” de los acreedores. Europa se empeña en negar la mayor: Juncker aseguró que “no hay encima de la mesa nada parecido a un lo tomas o lo dejas”; más expeditivo, Tusk fue rotundo ante la prensa: “Quedan tres días”.

Ese plazo vence el domingo por la noche: los acreedores —anteriormente conocidos como socios— juegan con la variable de las posibles salidas de depósitos en la banca griega, que se han detenido en los dos últimos días por las perspectivas de un acuerdo pero que se podrían activar de nuevo el lunes en caso de ruptura. Los socios consideran que su última oferta “es suficientemente generosa”, según resumió la canciller Angela Merkel. Berlín sugirió que el pacto debe cerrarse antes del lunes sobre la base de esa propuesta, que pide algo más de esfuerzo a Grecia en el IVA y sobre todo en las pensiones.

A este escenario es preciso añadir el anuncio del referéndum en Grecia para el próximo 5 de julio. Aunque el anuncio sorprendió a los socios del euro —quienes tenían la intención de continuar con las negociaciones este sábado— los ministros de Finanzas no criticaron la decisión de Tsipras. "Es un decisión legítima de un Gobierno elegido democráticamente", coincidieron los ministros. El número dos en la coalición de gobierno alemana y líder del Partido Socialdemócrata, Sigmar Gabriel, mostró este sábado su apoyo a la consulta siempre que se presente "con claridad" a los ciudadanos la oferta europea de ayuda y el plan de reformas necesario. "Si las preguntas son claras, es decir, si está claro que lo que se votará es un programa negociado, entonces puede tener sentido", ha afirmado en declaraciones a la radio pública alemana, Deutschlandfunk.

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